Jean-Michel Caroit/Corresponsal en Santo Domingo de Le Monde

La violencia y la confusión reinan en Haití, en la víspera de la votación del domingo 24 de enero, boicoteada por la oposición que denuncia la complicidad de la comunidad internacional con una “farsa electoral que podría sumir al país en el caos”.

Desde el comienzo de la semana, miles de opositores se manifiestan en Puerto Príncipe. Lanzan piedras, barricadas de neumáticos en llamas: enfrentamientos esporádicos entre la policía y los manifestantes que denuncian el “golpe de Estado electoral” y proclaman que se opondrán, por la fuerza si es necesario, a la celebración de la segunda ronda la elección presidencial.

La violencia se extendió a las provincias; por lo menos cuatro centros de votación fueron incendiados cerca de la ciudad de Cabo Haitiano, en el norte. “Declaramos una semana de rebelión para bloquear la elección del 24 de enero, vamos a protestar frente a cada centro de votación”, advirtió Assad Volcy, el secretario general de la Plataforma Pitit Dessalines, cuyo candidato, Jean-Charles de Moisés, quedó en tercer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 25 de octubre de 2015.

“Lo que ellos quieren hacer el 24 de enero no es una elección, sino una selección, ya que habrá un solo candidato”, denunció Jude Celestin, que llegó segundo en la primera vuelta con el 25.29 % de los votos. En los últimos días, el ingeniero de 53 años, exfavorito del expresidente René Préval, ha reiterado en los micrófonos de las principales estaciones de radio haitianas que no iba a participar en la segunda ronda, que describió como “farsa”.

Jovenel Moisés, el candidato del presidente saliente, Michel Martelly, llegó en el tope en la primera vuelta con el 32.76 % de los votos, según los resultados oficiales disputados por la oposición. Este joven exportador de banano, un desconocido seis meses atrás, es el único que ha hecho campaña en las últimas semanas.

Faltan firmas y huellas dactilares

Las acusaciones de “fraude masivo” se han estado reciclando una y otra vez desde poco después de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, y la segunda ronda de las parlamentarias y municipales, celebrada el 25 de octubre.

Sin embargo, este escrutinio había procedido con calma, a diferencia de la primera vuelta de las elecciones legislativas a principios de agosto, que estuvo marcada por la violencia y el fraude. La disputa obligó al Presidente Martelly a posponer la segunda vuelta, prevista inicialmente para el 27 de diciembre, y a formar una evaluación comisión electoral independiente.

“No sabemos qué vincula a Michel Martelly a sus aliados en la comunidad internacional después de pasar cinco años desbaratando todo lo que los demócratas haitianos han construido, y ellos lo siguen apoyando y lo llevan del brazo para que se convierta en un jugador importante fuera del poder”, se pregunta el periodista y escritor Jean-François Herold

“Las elecciones del 25 de octubre se vieron empañadas por graves irregularidades. Varios candidatos se han beneficiado de estas irregularidades” dijo la comisión, que examinó 15 % de las actas. Sólo el 8 % de las actas no contenía irregularidades. Las firmas o huellas dactilares de los votantes no aparecieron en el 57 % de ellas, lo que refuerza a la oposición en sus acusaciones de pucherazo.

El abogado Gedeón Jean, un miembro de la comisión, pidió “un recuento de todos las actas que podrían traer una reclasificación de los candidatos”. Tomando nota de que “la institución electoral no tiene el crédito que le permitiría continuar con el proceso sin el peligro de empujar al país a una crisis aún más grave”, la comisión pidió un diálogo político y un rediseño del Consejo Electoral Provisional (CEP). Preocupados por la violencia, la cámara de comercio e industria ha tomado estas demandas en cuenta.

Excesos autoritarios

El presidente Martelly ha hecho caso omiso de estas recomendaciones, al establecer la nueva fecha de votación sin consultar a la oposición. Esta es una de las razones citadas por Jude Célestin para boicotear la segunda vuelta. Él ha pedido reiteradamente que los cambios en el CEP, que, según él, han perdido toda credibilidad.

El CEP se ha debilitado en las últimas semanas por la dimisión de dos de sus miembros que representan a las Iglesias católica y protestante, y de la marginación de la representante de las organizaciones de mujeres, Yolette Mengual, acusados de corrupción. Otro miembro, Jaccéus Joseph, dijo que estaba “en rebeldía”, denunciando la negativa a tomar en cuenta las recomendaciones de la Comisión de Evaluación.

Jude Celestin fue sometido a una fuerte presión de la comunidad internacional que le pedido participar en la segunda ronda. Los estadounidenses Thomas Shannon y Kenneth Merten, dos altos funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos, vinieron a Puerto Príncipe para tratar de convencerlo. Los “países amigos” de Haití, entre ellos Estados Unidos, Canadá y Francia, insistieron en que el proceso electoral se llevó a término con el fin de permitir la instalación de un nuevo presidente el 7 de febrero, como está previsto en la Constitución. “La "Comunidad Internacional no dispone de dos pesos y dos medidas, una democracia para ustedes y una democracia para nosotros”, dijo el Sr. Célestin.

Varias organizaciones de la sociedad civil e intelectuales de renombre han criticado la injerencia de la comunidad internacional, que financia en gran medida el proceso electoral. Recuerdan las condiciones impugnadas para la elección de Michel Martelly hace cinco años, a raíz de una intervención de Washington para imponer la segunda ronda, y la complacencia de embajadores de “países amigos, a pesar de sus tendencias autoritarias.

“No sabemos qué vincula a Michel Martelly a sus aliados en la comunidad internacional después de pasar cinco años desbaratando todo lo que los demócratas haitianos han construido, y ellos lo siguen apoyando y lo llevan del brazo para que se convierta en un jugador importante fuera del poder”, se pregunta el periodista y escritor Jean-François Herold.