En la guerra y en el amor…
Leonelistas y danilistas están cada día más enfrentados por el asunto de la reelección presidencial.
Aunque los aliados coyunturales de Leonel Fernández se habían tomado el protagonismo en la oposición a la reforma constitucional para restablecer la reelección, ahora los dirigentes leonelistas más reconocidos lucen más activos (verbigracia los casos del senador José Rafael Vargas y del dirigente Domingo Jiménez).
El debate ha pasado de los argumentos puramente jurídicos (si es la ley para reformar la Carta Magna es orgánica, si se requiere del referendo, etc) al terreno de la política dura.
Los leonelistas hablan de un supuesto estratega brasileño llamado Joao Santana, cuyo nombre suena en un escándalo de corrupción en Brasil, como el supuesto cerebro detrás de los ataques los seguidores del ex presidente dominicano atribuyen al litoral gubernamental y proreelección.
De atribuir la aparición pública de Quirino Ernesto Paulino Castillo (El Don), quien cumplió sentencia en EEUU por narcotráfico, con los ataques a Leonel Fernández, a funcionarios de la Presidencia, pero nunca al presidente Danilo Medina, ahora los leonelistas culpan directamente al gobernante y lo señalan como el responsable directo y guía de lo que denominan campaña sucia contra el ex gobernante peledeísta.
Repetición e hipérbole
Los leonelistas, que cuentan con muchos recursos (dinero, radioemisoras, canales de televisión, periódicos, portales noticiosos, red de comunicadores) lucen un tanto desesperados, como si batieran en retirada en carrera contra el tiempo.
La desesperación está relacionada con la adhesión que entre los legisladores ha estado ganando la propuesta de reforma constitucional y la posibilidad de reelección de Danilo Medina.
Repiten todos a una cada una de las versiones y “líneas” de cada día, con sus dosis de exageración. Ahora tratan de forzar una comparación entre la crisis del gobierno de Joaquín Balaguer, de 1966-1970, con el actual.
Afirman que la ruptura entre Balaguer y Francisco Augusto Lora, el vicepresidente que renunció a su cargo y al Partido Reformista para enfrentar al gobernante en las elecciones de 1970, es similar a la actual porque la vicepresidenta Margarita Cedeño dijo en una entrevista en CNN en español que no apoya la reelección de Danilo Medina.
¿Quién creía lo contrario de la vicepresidenta y esposa del contendor de Medina, ex presidente Leonel Fernández? ¿Sería ella más fiel al presidente que a su esposo?
Como si todo esto fuera poco, se han sacado de la manga un intento de enjuiciamiento a varios funcionarios, dizque porque habrían intentado sobornar legisladores para que voten a favor de la reforma constitucional reeleccionista. Al mismo tiempo tratan de atemorizar con la posibilidad de que el candidato presidencial del PRM, Luis Abinader, se convierta en aglutinador de la oposición y, sobre todo, de la anti reeelección.
Danilistas responden
De parte de los danilistas la guerrilla no ha sido menos intensa. Funcionarios y dirigentes peledeístas que hasta hace poco habían expresado simpatías con la reforma constitucional y la reelección de Danilo Medina, como Temístocles Montás, Francisco Javier García, Radhamés Segura y Carlos Amarante Baret, han pasado a declaraciones beligerantes, atacando directamente a Leonel Fernández y señalándolo por su nombre, además de enrostrarle errores que nunca antes le habían atribuido en público.
¿Cambios en la JCE y el TSE?
Y hay más. Los danilistas más duros estarían apostando a crear una situación que fuerce una salida “negociada” de los funcionarios del Tribunal Superior Electoral (TSE), al que consideran muy pro-Leonel, e incluso de los integrantes de la Junta Central Electoral (JCE) que habría “dejado ver el refajo” anti danilista adelantándose a expresar sus objeciones a una reforma constitucional y, por vías de consecuencias, a la repostulación del actual gobernante.
En los círculos políticos los rumores y versiones abundan. Se habla de desempolvar expedientes “gruesos” que darían muchos dolores de cabeza y “desenmascarían” a varias figuras defendidas a capa y espada por los leonelistas.