Santiago de Chile, 17 nov (EFE).- Ante la fuerte incertidumbre sobre cuán alta podría ser la abstención en las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales que se celebran hoy en Chile, el Gobierno y los candidatos se han esmerado en estimular a los votantes hasta el último minuto.

La inquietud de los líderes políticos no es gratuita, ya que por primera vez se aplica la modalidad de voto voluntario para este tipo de comicios, en medio de un clima de fuerte crítica y rechazo social a los partidos, según han revelado distintas encuestas.

Con un padrón electoral de 13.573.134 millones de personas, los vaticinios de los expertos, candidatos y partidos promedian una participación de 7,5 millones de electores.

La abstención correspondería principalmente a los nuevos votantes en una jornada en que los chilenos eligen un nuevo presidente, renuevan 20 bancas del Senado y las 120 de la Cámara de Diputados, además de 278 consejeros regionales, que por primera vez surgirán de la voluntad popular.

"Quiero pedir a todos los chilenos que se levanten y vayan a votar en esta fiesta que son las elecciones en democracia", declaró el presidente Sebastián Piñera, tras concurrir a votar temprano en la mañana.

Los nueve candidatos que aspiran a cruzarse la banda presidencial replicaron la convocatoria del mandatario, algunos aludiendo al segmento más difícil de convencer de acercarse a las urnas: los jóvenes.

"Hoy puede ser un día histórico, donde los jóvenes pueden abrir las puertas de la esperanza, sin la opresión de la deuda y los salarios indecentes", dijo Marcel Claude, candidato del Partido Humanista, que ha centrado su campaña en las universidades.

Para la mayoría de los candidatos con más baja adhesión en los sondeos, la cantidad de votantes no es tan relevante, ya que tienen pocas opciones de pasar a una segunda vuelta si es que ningún postulante alcanza el 50 % más uno que exige la ley para ser elegido en la primera ronda.

Pero, para las representantes de los bloques de derecha y centroizquierda que han dominado la política chilena en las últimas décadas, la cantidad de sufragios válidos puede marcar una gran diferencia.

La exmandataria y candidata de la centroizquierda Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, ha puesto sus fichas en obtener un triunfo en primera vuelta y con una gran cantidad de parlamentarios electos, para impulsar las reformas que impulsa a la Constitución, educación y régimen tributario.

"Nos gustaría ganar en primera vuelta", reconoció Bachelet, tras emitir su voto este domingo.

Pero según analistas, las aspiraciones de Bachelet podrían verse frustradas precisamente si hay una alta votación, ya que ello podría contribuir a dispersar los sufragios entre los candidatos que no están en los dos pactos dominantes.

Para la derecha oficialista la abstención es una preocupación mayor, ya que su candidata, la exministra del Trabajo, Evelyn Matthei, no ha tenido un buen rendimiento en las encuestas, lo que ha sembrado la duda de su opción de disputar una segunda vuelta.

Por ello, el jefe de campaña de Matthei, Joaquín Lavín, ha insistido en que "lo más importante es llamar a la gente de nuestro sector a votar (…) Nuestro principal enemigo es la abstención", ha insistido.

A tanto ha llegado la inquietud por el número de votantes, que la propia Bachelet ha reconocido que ya no está tan segura de las bondades del voto voluntario.

"Me ha cambiado la opinión (…) Yo creía que a los chilenos les encantaba ir a votar, pero parece que era porque estábamos obligados", ha dicho.

El único antecedente previo sobre votación voluntaria en Chile no es alentador. En los comicios municipales de 2012 la abstención alcanzó a un 60 por ciento, dejando por el suelo todas las predicciones de las encuestas y permitiendo el triunfo de candidatos inesperados.

Pese a ello, expertos coinciden en que los comicios presidenciales históricamente han convocado a un mayor número de votantes.

Y algo de ello ya se vio en las elecciones primarias para escoger candidatos de los bloques de derecha y centroizquierda realizadas en junio que, en conjunto, convocaron a unos 3 millones de votantes. EFE