Washington, 28 ene (EFE/ Alfonso Fernández).- La inmigración y el creciente peso demográfico de los latinos se han convertido en uno de los principales temas de la campaña electoral estadounidense, con gran incidencia en estados bisagra como Nevada, por lo que puede llegar a decantar la victoria final.
Desde que el aspirante republicano Donald Trump agitase la polémica con su propuesta de construir un muro entre México y EE.UU. y deportar a todos los inmigrantes indocumentados del país, que se calcula superan los 11 millones, la cuestión migratoria se ha erigido como uno de los campos de batalla electoral.
A pesar de algunas críticas, la idea de Trump ha recibido respaldo general dentro del sector republicano, donde consideran que hay que reforzar la seguridad fronteriza antes de encarar la reforma del sistema migratorio.
De hecho, los ataques en los debates republicanos se han concentrado en este tema sobre el senador Marco Rubio, quien defendió en su momento una propuesta que abría una vía a la ciudadanía para los indocumentados, y al que se le ha criticado su supuesta debilidad al punto que ha tenido que dar marcha atrás.
Poco después, la cuestión adquirió renovada intensidad con el atentado de San Bernardino (California), en diciembre, donde un estadounidense de origen paquistaní y su esposa saudí tirotearon a 14 personas después de haber jurado lealtad al grupo Estado Islámico (EI).
El número de latinos en EE.UU alcanzará este año los 58,1 millones, frente a los 55,4 millones de hace apenas dos años
De nuevo Trump, quien encabeza la intención de voto en las encuestas de cara a las primaras republicanas, aprovechó la ocasión para urgir a la revisión del sistema de visas y prohibir la entrada de los musulmanes en EE.UU.
Por su parte, los aspirantes a la candidatura demócrata, el senador Bernie Sanders y la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, han mostrado posturas más favorables a la reintegración de los indocumentados que ya se encuentran en el país y contra las deportaciones en masa propuestas por Trump y otros republicanos.
En los últimos años, el ciclo de las elecciones estadounidenses, especialmente en el partido republicano, está marcado por el viraje hacia posiciones radicales en busca del voto de base en las primarias conservadoras y una moderación posterior, una vez lograda la nominación, para seducir a una sociedad cada vez más diversa.
Los datos demográficos son indiscutibles.
Como ejemplo, el número de latinos en EE.UU. alcanzará este año los 58,1 millones, frente a los 55,4 millones de hace apenas dos años, según datos del Censo de EE.UU.
En paralelo, su proporción dentro del electorado también ha ascendido: este año será del 13 % del total, dos puntos porcentuales más de lo que suponía en 2012.
Ante esta tendencia, todos los analistas consideran que la victoria del presidente demócrata Barack Obama tanto en 2008 como en 2012 se basó en gran parte en lograr recabar el voto masivo de los latinos, por encima del 70 %, ante candidatos republicanos como John McCain y Mitt Romney.
Un caso determinante podría ser el de Nevada, un estado que George W. Bush ganó en 2004 en la última victoria republicana en las presidenciales, y que se considera clave de cara a 2016.
Allí el porcentaje de voto latino pasará de representar el 19,1 % en 2012 al 21,2 % este año, en un estado que en el anterior ciclo electoral se lo llevó Obama con un 52 % de los votos, lo que otorga una cierta ventaja a los demócratas.
"Nevada es un microcosmos de lo que está ocurriendo en EE.UU.", explicó David Damore, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Las Vegas e investigador para el grupo Latino Decisions.
Damore apuntó que aspirantes republicanos como Jeb Bush y Marco Rubio ya han comenzado a invertir en el estado debido a su más que probable peso decisivo, y lo comparó con Romney, quien no contrató personal de campaña en Nevada hasta el final de la campaña de 2012.
"Sin el significativo apoyo de los votantes latinos tanto a nivel nacional como en muchos de los estados bisagra, los republicanos encaran una batalla cuesta arriba en 2016″, agregó al citar también los casos de Colorado o Nuevo México. EFE