SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El gobierno revolucionario de Cuba ha levantado un monumento y un museo en Cayo Confites, un brazo de arena en el océano Atlántico, de 1,000 metros de largo por 150 de ancho, al Este de Cayo Romano, por la costa Norte de Camagüey. Ese memorial trata de perpetuar los méritos de los hombres que formaron parte de una frustrada expedición que se organizó en Cuba, 67 años atrás en septiembre de 1947, para combatir la tiranía de Rafael Trujillo.
La fuerza expedicionaria se estructuró entonces como correspondía a un ejército regular de la época con un total de cerca de 1,500 hombres, de los que sólo 300 eran dominicanos. El resto estaba compuesto por cubanos y otros latinoamericanos.
Un hecho que contribuyó bastante a aglutinar fuerzas en los inicios, fue la presencia de Juan Rodríguez García (Juancito), rico hacendado dominicano, quien tuvo que abandonar el país ante el hostigamiento de Trujillo, quien intentaba apropiarse del latifundio ganadero que éste poseía en La Vega. Juancito Rodríguez fue uno de los más fervientes anti-trujillistas, hasta el punto de aportar al movimiento la suma de $500,000.[1]
Los gobernantes de aquella época en Cuba, Guatemala y Venezuela accedieron, oficiosamente, a respaldar el movimiento en lo que fuera necesario. Disperso como estaba entonces el exilio dominicano, esta aceptación de representatividad y calidad, que de hecho le confirieron dichos Mandatarios, contribuyó enormemente a catalizar aquellas fuerzas, evidentemente heterogéneas en lo político y en lo social.
La Dirección de la organización estuvo concebida en la forma de un "Comité Central Revolucionario Dominicano", con cinco miembros, escogidos como los de mejores condiciones del exilio antitrujillista. Estos fueron: Ángel Morales, como presidente; Juan Rodríguez, vicepresidente y, como vocales, Juan Bosch, Juan Isidro Jiménez Grullón y Leovigildo Cuello.
Uno de los que se enroló entonces como combatiente fue el joven universitario de 21 años de nombre Fidel Castro Ruz. El ahora Comandante en Jefe de la Revolución cubana recuerda aquellos días de la siguiente manera:
Finalizando el curso del segundo año hice los exámenes de algunas asignaturas. Yo era el presidente de la Escuela de Derecho y todos me conocían, además, como presidente del Comité Pro Democracia Dominicana.[2] Tenía muchos amigos dominicanos que eran exiliados y cuando se habló de que se iba a organizar una expedición para derrocar a Trujillo, me sentí moralmente obligado a participar. Tan pronto empezaron a reclutar gente, dejé de hacer los exámenes que tenía pendientes y me enrolé en la expedición.
Pero Trujillo no se dormía en sus laureles. Ante las restricciones de Estados Unidos para la compra de armamento luego de la Segunda Guerra Mundial, donde mayor apoyo recibió el tirano fue en Brasil. Desde 1946 gobernaba ese país el mariscal Eurico Gaspar Dutra, quien había sido partidario de una alianza con la Alemania nazi y con la Italia fascista, así como un activo anticomunista. Trujillo demostraría su agradecimiento a esa dictadura aprobando una ley mediante la cual se instituía al idioma portugués como segunda lengua oficial del Estado dominicano al tiempo que la incluía en el pensum de la educación secundaria durante dos años.
Como el Movimiento fue una cosa que trató de aglutinar, fundamentalmente, fuerzas políticas, los rangos militares que se establecieron no iban determinados, en la mayoría de los casos, por la capacidad o experiencias de combate. Más bien, influía la posición dentro de un partido político (dominicano o cubano), relaciones personales, familiares o influencias políticas y económicas. Esto hacía que las bases de la estructura militar estuvieran viciadas de inicio.
Pero la Conferencia Panamericana de Río de Janeiro de 1947 dio el tiro de gracia que aniquilaría la expedición que se preparaba en Cayo Confites. Estados Unidos protegió a Trujillo dándole vigencia de inmediato al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). No podía permitir la "violación impune" por parte de los anti trujillistas quienes podían sentar un mal precedente y el irrespeto por "tan importante aliado". Además, de acuerdo con los criterios del gobierno estadounidense, la tiranía de Trujillo era "democrática" y "panamericanista" por lo que había que defenderla.
El responsable directo de llevar a cabo el desmantelamiento de la expedición de Cayo Confites sería el jefe del Ejército cubano, general Genovevo Pérez Dámera, con la anuencia del presidente de Cuba, doctor Ramón Grau San Martín, quien no quería poner en peligro el resultado de las venideras elecciones en las que le interesaba auspiciar a su pupilo Carlos Prío Socarras.
"Cayo Confites" no llegó a playas dominicanas como fuerza militar, pero provocó un desequilibrio político y económico en el régimen trujillista, del que tomó varios años reponerse. En un bufido de impotencia, Trujillo celebró una farsa judicial en la que condenó a cada uno de los "confiteros" a treinta años de cárcel y al pago de una indemnización de decenas de millones de pesos.
Aunque este es un episodio prácticamente desconocido para la inmensa mayoría de los dominicanos, la Revolución cubana se ha ocupado de no dejar que cayera en el olvido ese esfuerzo por derrocar la tiranía de Rafael Trujillo. Ojalá pudiéramos lograr un acuerdo para que en Mil Cumbres, en Pinar del Río, Cuba, pudiera levantarse otro memorial en el que se recuerde que allí se preparó la raza inmortal que en junio de 1959 desembarcó por Constanza, Maimón y Estero Hondo para darle la estocada final a la odiosa y sanguinaria dictadura trujillista.
[1] El poder adquisitivo de un dólar de Estados Unidos en 1947 equivale a 10.1519 veces lo que en 2013 puede adquirir. Medio millón de dólares de 1947 equivaldría a más de cinco millones de dólares ($5, 075,950) de 2013.
[2] Fidel Castro formaba parte de la Comisión de Dirigentes universitarios contra la reelección de Grau San Martín, era Presidente de los Comités Pro Democracia Dominicana y Pro Independencia de Puerto Rico en la Universidad y tenía muchas relaciones con Juan Rodríguez y otros dirigentes del exilio dominicano.