SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El abogado y dirigente político opositor Guido Gómez Mazara advirtió que los planteamientos de abogados que favorecen una prolongación del mandato del presidente Danilo Medina y los legisladores más allá del 16 de agosto, cuando concluye el mandato constitucional, constituye una "aventura" política.
Criticó que pese a que la Junta Central Electoral (JCE) ha fijado el 5 de julio para la celebración de las elecciones presidenciales y congresuales, se esté insistiendo en el escenario de una prolongación de la cuarentena y la suspensión de los comicios por un tiempo que alcance el 16 de agosto, fecha en que termina el mandato constitucional.
"La naturaleza del oficialismo es allanar todos los caminos para sobrevivir. En lo inmediato, la coartada del debate jurídico exhibe en la discución referente al vacío constitucional, una de las tantas máscaras de las desgracias del acontecer político dominicano que, posee la manía de apelar a los temas trascendentales, impulsado por el inmediatismo y la aventura", advirtió.
El dirigente del Partido Revolucionario Moderno (PRM) consideró que desde el oficialismo se intenta transformar calamidad sanitaria en crisis electoral para abrir las compuertas a una aventura maquillada en Alemania, que sirve de interpretación acomodaticia bajo el concepto de “cadena ininterrumpida de legitimación democrática”.
Como todo intento y/o ejecución de un cambio en el ordenamiento jurídico constituye un acto básicamente político, el relato de los acontecimientos se torna obligatorio y sirve de laboratorio para explicar el hilo de derrotas de Danilo Medina y su incapacidad para asimilar los golpes de la mejor manera
Argumentó que emular lo ocurrido en Alemania sería dar un golpe al mandato del artículo 274 de la Constitución dominicana, pretendiéndo que el 275 ampare, cubra y sirva de interpretación extensiva respecto de los funcionarios de órganos constitucionales y su permanencia en los cargos, y así habilitar un “respiro” a las autoridades que están obligadas a entregar sus responsabilidades públicas el próximo 16 de agosto.
"¿Osados o desdeñan las enseñazas de la historia?", se pregunta Gómez Mazara.
A continuación las reflexiones y opiniones de Guido Gómez Mazara, contenidas en una carta dirigida a la dirección de Acento.com.do
Reflexión ante intento prolongar las autoridades
(El afán de juristas pretendiendo una extensión bajo el pretexto de la crisis sanitaria motivó esta reflexión)
Señor director:
El vendaval de argumentos, maromas legales y tinglado comunicacional de inocultable cercanía con el poder anda mostrando sus partes privadas sin rubor: el poder necesita prolongarse ante la inviabilidad de su propuesta presidencial. Y en el intento, pretenden negar el sentido de la historia porque los procesos de reformas tienen una raíz esencialmente política que, desde su vientre, activa los tramos en el orden social y económico.
Aquí, desde el oficialismo, intentan transformar calamidad sanitaria en crisis electoral para abrir las compuertas a una aventura maquillada en Alemania que sirve de interpretación acomodaticia bajo el concepto de “cadena ininterrumpida de legitimación democrática” y darle nalgadas al mandato del artículo 274 de la Constitución, pretendiéndo que el 275 ampare, cubra y sirva de interpretación extensiva respecto de los funcionarios de órganos constitucionales y su permanencia en los cargos, y así habilitar un “respiro” a las autoridades que están obligadas a entregar sus responsabilidades públicas el próximo 16 de agosto. ¿Osados o desdeñan las enseñazas de la historia?
En un país con un enorme déficit en el debate de las ideas, lo racional reside en estimular y aplaudir todo esfuerzo de enfrentar criterios. Ahora bien, cuando las discrepancias andan orientadas por las avenidas del interés gubernamental, el inicial entusiasmo académico se pone un uniforme sospechoso y actores que con buena voluntad estimulan discrepancias inteligentes y respetuosascorren el riesgo de servir sin quererlo al marrullerísmo politiquero. Por eso, la distinción es reglamentaria porque los cerebros jurídicos que andan reflexionando alrededor de la viabilidad o no de cumplir con el calendario electoral poseen los niveles de inteligencia para darse cuenta de la visible agenda del partido gobernante, la instrumentalización del Covid-19 y la urgencia de estructurar una tranquilidad procesal, impracticable debido a la sed de justicia acumulada en la sociedad y el enorme compromiso ciudadano de adecentar el ejercicio público sin confundirlo con retaliaciones insensatas.
Cuando Roberto Saladín advierte sobre la inexistencia de un vacío constitucional, hiere el proyecto de prolongación oficial. Claro está, no lo asesina. Lo práctico y entendible es que el miembro de la Junta Central Electoral (JCE) sabe de las combinaciones que se están cocinando y el carárcter colindante de algunos miembros de la Comisión de Seguimiento con el interés palaciego.
De arrancada, el grupo de instituciones que acompañan al árbitro institucional no puede convertirse en una supra-estructura con vocación de sustituir el rol definido por la carta fundamental de la nación, devolviéndonos a la época de la Comisión de Asesores Electorales de 1986.
Además, en el ajedrez del poder, el factor de postergar la fecha del 5 de julio caracteriza la intención oficial porque resulta vital para hacer del tiempo, el aliento que distribuya “esperanzas a los más cercanos y miedo frente a la desprotección” como mecanismo en capacidad de mantener compactado a todos alrededor de un jefe que, en lo inmediato no tiene posibilidad de retorno constitucional, y con grandes dificultades de conseguir un delfín con las destrezas de cohesionar las fuerzas que le sirvieron para victorias en los últimos ocho años.
Como todo intento y/o ejecución de un cambio en el ordenamiento jurídico constituye un acto básicamente político, el relato de los acontecimientos se torna obligatorio y sirve de laboratorio para explicar el hilo de derrotas de Danilo Medina y su incapacidad para asimilar los golpes de la mejor manera.
Pujar por una modificación que garantizaba una nueva oportunidad de aspirar terminó unificando al 70% de la sociedad, provocó el establecimiento de acuerdos con toda la franja opositora en lo municipal y congresional, la imposición de Gonzalo Castillo oficializó la salida de Leonel Fernández, pero pocos toman en consideración las inconformidades entre gente que aspiraba y se sentía con mayor cercanía histórica.
Así se trazó el camino que redujo al estratega imbatible, exitoso y siempre en control. Ahora,sin perspectivas favorables en el horizonte, el Covid-19 abre el apetito para jugar a la política aperturando un escenario lamentablemente desaprovechado al desdeñar reglas esenciales tendentes a concertar alrededor de un tema de nación, como el decompatir con la oposición las ejecutorias para enfrentar la crisis sanitaria. La oposición le brindó una excelente oportunidad!. Desgraciadamente, la actuación social del gobierno se concentró en auxilar a los sectores impactados por la pandemia, revistiendo de solidaridad fraudulenta el comportamiento del candidato presidencial debido a la falsa creencia de que “deriva en ventajas electorales”.
La naturaleza del oficialismo es allanar todos los caminos para sobrevivir. En lo inmediato, la coartada del debate jurídico exhibe en la discución referente al vacío constitucional, una de las tantas máscaras de las desgracias del acontecer político dominicano que, posee la manía de apelar a los temas trascendentales, impulsado por el inmediatismo y la aventura.
Los españoles y venezolanos, con el Pacto de la Moncloa (1977) y Punto Fijo ( 1958) evidenciaron un nivel de madurez sin precedentes porque entendieron que la seriedad de un cambio sustancial no podía asociarse con trampas coyunturales y anhelos de sobrevivir más allá de lo que impone la Constitución.
De ahí, las referencias importantes ante locuras insensatas de los senadores de las provincias Independencia y Barahora que parecen animar al ex rector de Utesa, en la intención de devolvernos a los “iluminados” de siempre que su ¿prestigio? pretendía colocarlos a millas de la institucionalidad democrática para que la “solución” fuera sinónimo de Consejo de Estado y Triunvirato.
En el laberinto de las teorías jurídicas edificadas alrededor del vacío constitucional se percibe una clarísima intención de salvar políticamente al sector que no tiene otra escapatoria que no sea entender el 274 de Constitución en lo relativo al período de 4 años de duración y traspado inmediato porque el 275 refiere la posibilidad de prolongación respecto de los órganos constitucionales, y si persiste en la interpretación infeliz, el 129.3 concentra toda interpretación a una sustitución definitiva que estaría liquidada como consecuencia de una convocatoria en tales condiciones a la Asamblea Nacional, inviable debido a que sus integrantes concluyen el 16 de agosto.
La historia siempre es rica en lecciones. Y la fraseología marxista enseña sobre el péndulo de la tragedia y la comedia. Vale la pena recordarlo, porque la orgía autoritaria de 31 años encontró en una interpretación constitucional y el afán de prolongación de Horacio Vásquez, la fuente del descalabro ético de toda una sociedad que se arrodilló ante su amo de turno.¿Acaso creen posible calcar a Santana, Báez Lilis y Trujillo, en pleno siglo 21?
Horas de reflexión académica cargadas por la coyuntura electoral enviaron una señal preventiva a la conciencia democrática del país que, no anda en desacuerdo con revestir la carta fundamental de todas las herramientas indispensables, pero sabe leer la intención poco escondida.
Sin desconocer la importancia de la pandemia y deseos de que salgamos bien, tenemos que prepararnos para el ejercicio cívico del 5 de Julio y que los dominicanos depositemos el voto de manera democrática y libre. Forzar en otra dirección es confundir decencia con cobardía… y aquí la gente está decidida. Lo recuerdan: estamos en abril!
Afectos y cariño,
Guido Gómez Mazara
21 de abril del 2020
Santo Domingo, D.N.