WASHINGTON, Estados Unidos.-La administración de Barack Obama defendió en el Congreso su nueva política hacia Cuba, sin dejar de reconocer que la esencia del régimen cubano no ha cambiado.
Esta ha sido la primera de las muchas audiencias que se esperan durante el largo proceso de negociaciones que se vislumbra entre las delegaciones de los gobiernos de Cuba y Estados Unidos. El Congreso es la única entidad facultada para eliminar el embargo económico de EE.UU. a Cuba, de ahí la importancia de estas sesiones.
“Esta Administración no se hace ilusiones sobre las barreras continuas a las libertades reconocidas al nivel internacional que se mantienen para el pueblo cubano, ni tenemos ilusiones sobre la naturaleza del gobierno cubano. Cuando nos sentamos con nuestros homólogos en La Habana, estábamos claros de que nuestros gobiernos tienen intereses comunes y diferencias nítidas”, dijo en su introducción Roberta Jacobson, subsecretaria de Estado que encabeza las conversaciones con el gobierno cubano, ante un subcomité del Senado presidido por Marco Rubio, senador republicano por el estado de la Florida.
Durante la sesión, Jacobson fue sometida a un intenso interrogatorio por parte de Rubio y otro senador, el demócrata Robert Menéndez .Rubio preguntó a la alta funcionaria sobre las demandas recientes formuladas por la representante del gobierno cubano en las conversaciones, Josefina Vidal, de que Estados Unidos no puede contactar a los disidentes en la isla.
“No puedo pensar que iríamos a la siguiente etapa de nuestra relación diplomática con un acuerdo sobre de no ver a los activistas por la democracia”, respondió Jacobson, quien añadió que las explicaciones públicas que hace la delegación cubana no siempre se corresponden con lo que se ha acordado previamente en privado.
Jacobson reiteró que la lista de demandas para una normalización plena de las relaciones bilaterales es mucho más extensa que la que se requiere para restablecer las relaciones diplomáticas.
“Sólo hemos comenzado las conversaciones oficiales sobre la normalización de las relaciones -que se llevará mucho más tiempo que el primer paso, que es el restablecimiento de las relaciones diplomáticas-. Pero incluso mientras lo hacemos, vamos a seguir, tanto directamente como a través de la vía diplomática, animando a nuestros aliados para que aprovechen todas las oportunidades públicas y privadas para apoyar un mayor respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales en Cuba”, expresó Jacobson antes de iniciar la tanda de preguntas.
“Vamos a continuar nuestras conversaciones con nuestros comités de supervisión y créditos a medida que avanzamos hacia una nueva relación. Estamos conscientes de que hay una diversidad de opiniones en el Congreso de Estados Unidos sobre la nueva dirección con Cuba. Sin embargo, esperamos que también podamos trabajar juntos para encontrar un terreno común hacia nuestro objetivo compartido de permitir que el pueblo decida libremente su propio futuro”, dijo.
El senador Menéndez dijo que el acuerdo con Cuba un “acuerdo malo” del gobierno de Obama, a pesar de que se llevó a cabo “con la mejor de las intenciones”, dijo. La razón, según Menéndez, es que compromete “principios fundamentales” de Estados Unidos a cambio muy poco por parte del gobierno cubano, refiriéndose a las conversaciones extraoficiales sostenidas por ambos gobiernos durante unos 18 meses, en las que no participó el equipo de Jacobson, y de las cuales no tuvo conocimiento -según aclaró- hasta que se hicieron públicas una vez anunciado el plan del presidente Obama.
El senador Rubio, una vez concluida la audiencia, manifestó mantener sus “profundas reservas” sobre la decisión de normalizar la relaciones.