SANTO DOMINGO, Repçublica Dominicana. Hoy, miércoles 18 de enero, se cumplen 50 años de que el entonces mayor Rafael Fernández Domínguez, acompañado de un centenar de soldados, irrumpiera en el Club de Oficiales para liberar al Consejo de Estado que había sido apresado por el general Pedro Rafael Rodríguez Echavarría, que intentó dar un golpe de estado.
Es ese Fernández Domínguez, quien siendo capitán en 1960 apresó por irrespetuoso a un marino estadounidense que orinaba en la Puerta del Conde, el baluarte de la Patria Dominicana, donde descansan los restos de los padres de la Patria, Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez.
Nemén Hazim Bassa cuenta en un artículo que “el encargado de mesa del comedor de los cadetes había dejado en la cocina de su casa "arroz, habichuelas, azúcar, aceite y otros alimentos" que, al ser encontrados por el "teniente coronel", arrancaron de su interior la ira con la que reaccionan los hombres honestos cuando se encuentran ante tan serviles e indecorosas acciones. La integridad de Rafael Fernández Domínguez lo llevó, instintivamente, a rechazar un presente cuyo valor real provenía de los dineros del pueblo. Además de regresarlo, "el teniente responsable de llevar los alimentos fue sancionado con diez días de arresto… ".
Tras el golpe de estado a Juan Bosch, Fernández Domínguez se convirtió en el líder del movimiento constitucionalista, que propugnaba por el regreso de Bosch al Gobierno que había ganado en las primeras elecciones democrátocas.
De Fernández Domínguez, llegó a decir el coronel Francisco Alberto Caamaño, que era el verdadero líder del Movimiento Constitucionalista, según el historiador Euclídes Gutiérrez Félix.
Fernández Domínguez, que a la hora de ostentaba el rango de coronel, murió en el asalto al Palacio Nacional el 19 de mayo de 1965, una acción para recuperar la democracia.
A continuación, una entrevista a doña Arlette Fernández, viuda del héroe nacional sobre la vida de su esposo y su participación en momentos de trascendencia para la democracia dominicana:
¿Que país tendríamos hoy sin la intervención de Fernández Domínguez en el Club de Oficiales para liberar al Consejo de Estado en 1962?
La acción militar llevada a cabo por Fernández Domínguez restauro la institucionalidad, evitó una posible dictadura y sobre todo, correspondió al llamado de un pueblo que reclamaba libertad para que fuera posible la tan anhelada democracia. Pero este pueblo, de una u otra forma hubiera logrado su propósito y el proceso era indetenible.
Fernández Domínguez, con esa visión que tenía, supo que era el momento de actuar y lo hizo apoyado en oficiales de su misma calidad humana y profesional.
A la luz del actual estado del país ¿Cree usted que valió la pena el sacrificio que hicieron Fernández Domínguez y otros patriotas?
Por supuesto que valió la pena. El ejemplo de los hombres y mujeres que luchan por la libertad y el bienestar de sus pueblos, tarde o temprano, inspiran a los mejores hombres y mujeres. Siempre se siente el dolor por sus pérdidas, ni se diluye su sangre ni se olvidan sus ideas. El tiempo no puede con ellos.
¿Cuáles enseñanzas de Fernández Domínguez considera usted que deben ser inculcadas a los jóvenes de hoy?
La responsabilidad sobre otras cualidades, porque de ella deviene el espíritu de entrega y sacrificio. Los valores humanos que lo adornaron deben servir de referencia a nuestros jóvenes, de ahí la importancia de realizar una labor de educación. Es el objetivo de nuestro trabajo cuando hablamos de su conducta, sus esfuerzos por superarse, su honestidad y su elevado sentido de la dignidad y el honor. Su espíritu ronda entre las academias militares, derramando un hermoso ejemplo del honor militar.
¿Considera usted que a Fernández Domínguez se le da el valor que le corresponde en la historia reciente dominicana?
Hemos logrado avances pero a pesar de nuestros esfuerzos y el trabajo que realiza la Fundación Coronel Fernández Domínguez, el Estado Dominicano es quien tiene la logística y los recursos para llevar la historia de su vida, su ejemplo y su legado a las instituciones académicas, culturales y políticas y a las escuelas de los más apartados rincones del país. En los últimos años, sin embargo, diferentes instituciones privadas y publicas, han reconocido los valores humanos y profesionales de Rafael, destacándose entre ellas las Fuerzas Armadas Dominicanas, el Senado de la Republica, la Cámara de Diputados, los intelectuales e historiadores de los diferentes partidos políticos, universidades y escuelas, muchos jóvenes, profesionales, regidores y alcaldes y muchos más. Es conmovedor recibir una placa o un poema dedicado al coronel Fernández Domínguez en comunidades muy pobres y apenas conocidas. Pero falta mucho todavía, apenas estamos comenzando, él merece que la historia de su vida se conozca en todo el país, pero el pueblo es justo y generoso y a la par de conocer su lucha y exaltar su figura, aspiramos a educar contando su historia.
¿Cómo influyó en su familia la decisión de su esposo Fernández Domínguez de participar en la actividad política, aún para reestablecer el orden?
A pesar de que su participación fue de carácter político él fue un militar y así se comportó siempre. Nos compromete, más que enorgullecernos, formar parte de su entorno familiar. Y para ser franca la herencia que nos dejó es demasiado pesada y no la soportan todos los hombros, pero su recuerdo nos fortalece y tratamos de ser fieles a su legado.
Lo echamos de menos todos los días y a todas horas. Mis hijos, por ejemplo, pasan todos de los 50 años pero no te imaginas cuánta falta les hace su padre cuando tienen un problema o deben tomar una decisión importante; pero ellos han superado todas mis expectativas porque nunca aceptan privilegios, más bien asumen las obligaciones que como hijos de un hombre tan especial les exige la vida.
En cuanto a mi, su recuerdo, es el motor que me ayuda a mantener el valor y la alegría de vivir; todo el tiempo me pregunto ¿qué hubiera hecho Rafael? He pagado un alto precio, pero es un privilegio haber sido amada por un hombre como Rafael Fernández Domínguez. Mientras, el tiempo pasa y envejecemos; a veces se pierden las fuerzas, pero yo estaré a su lado para contar la historia de su vida hasta el final y, con amor.
¿Cómo era la relación de Fernández Domínguez con los jóvenes que lo seguían y admiraban?
Yo diría que sorprendente. Su indiscutible liderazgo estaba fundamentado en una conducta intachable, respeto a sí mismo y a los demás, excelente en el cuartel, en la academia, en sus estudios, respetuoso de los reglamentos militares, contestatario, y con un sentido de la honestidad demostrada día a día; Rafael llego a adquirir una conciencia democrática y una visión histórica tan relevante que sus compañeros militares lo admiraban y respetaban y lo siguieron hasta el fin. Fue así como se formó lo que denominaban Grupo Fernández Domínguez, oficiales académicos que hoy son ciudadanos ejemplares que enorgullecen la sociedad dominicana. Durante la investigación que hice cuando escribía el libro sobre su vida, pregunté a un ex oficial que me contara su participación en los planes de Rafael porque él escribió su nombre y su respuesta fue: "No, yo no sabia nada, pero lo hubiera seguido sin preguntar. Él me hubiera dado una orden y yo la hubiese cumplido". Él incluyó en los planes a oficiales que no lo sabían. Rafael es hoy la inspiración de los que sobrevivieron a aquellos años de heroísmo y entrega.
"Soldado del pueblo y militar de la libertad" al Panteón Nacional
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