NUEVA YORK, Estados Unidos.- La ciudad de New York paulatinamente ha visto apagar su liderazgo político y comunitario, en el ambiente latino. Antes, Nydia Velázquez, José Serrano, José Rivera, Fernando Ferrer, Margarita López, Rubén Díaz, Adolfo Carrión, Roberto Ramírez, Ninfa Segarra, Hiram Monserrate, la difunta Olga Méndez, Herman Badillo, Guillermo Linares y Adriano Espaillat eran celebridades.

Los periodistas andaban tras ellos para consultarlos sobre cualquier tema, fueron fuentes por excelencia para los reporteros locales. Hoy día a muchos de estos poca gente los recuerdan y solo aparecen cuando tienen elecciones y en algunos eventos, pero ya no son importantes para la prensa.

Han pasado los años y nadie ve a José Serrano quien fue una “estrella en su tiempo”, cuando vivió momentos de gloria tanto en el ámbito local como nacional. Lo mismo puede decirse de Nydia Velázquez, ambos congresistas solo se sienten cuando hay elecciones, pero las bajas votaciones en las recientes primarias demócratas confirman su progresiva decadencia.

El resto de los principales exponentes de la política en nuestros barrios se les desplomó el perfil, están olvidados por los reporteros que antes los ponían  a sonar como si fueran artistas.

En este asunto influyen diversos factores de relevancia. Primero, ya no son productivos ni presentan nada nuevo que genere interés. Segundo la desaparición de algunos medios, como Noticias del Mundo, Hoy, Noticias 1380, las limitaciones del Diario y la reducción del noticiario estelar de Radio Wado a solo una hora, le han quitado espacio a los políticos, además de algunos que por causas diversas están fuera del alcance de la prensa.

Otro ingrediente que influyó en el "funeral" de los políticos del patio fue el cambio de gobierno, antes cuando George Bush era el presidente de los Estados Unidos,  había mucha agitación y evidentemente los agitadores eran los demócratas a los que pertenece toda esta parcela. Siempre había un tema para llevarlo a las escalinatas de la alcaldía.  A este grupo también pertenecían y se alimentaban las organizaciones que le daban vida a las movilizaciones.

Del liderazgo comunitario de antes no quedan ni los despojos, ya dejaron de brillar, Moisés Pérez de Alianza Dominicana, David Galarza sindicalista y defensor de los inmigrantes, Anthony Miranda de la Asociación de Policías Latinos, Víctor Toro y Nieves Ayres de la Peña del Bronx, Joel Magallanes del Centro Tepeyac, Vicente Panamá, un activista nómada muy reconocido, Oscar Paredes del proyecto de jornaleros, Mónica Santana de  trabajadores latinos y el padre Luis Barrios que también era muy activo en las manifestaciones reivindicativas.

Loraine Cortez de la Federación Hispana, Dennis Rivera del sindicato 1199, Dennis de León y Guillermo Chacón, de la Comisión Latina sobre el Sida, Fernando Mateo de la Federación de taxistas, Juan Figueroa y Cesar Perales del Fondo Legal Puertorriqueño, Patric Markee, defensor de los desamparados, Donna Lieberman, de la Unión de Libertades Civiles, el padre Brian Jordan, defensor de los inmigrantes. Estos tres últimos aunque no son hispanos pero si hacían causa común con esta comunidad.

Los políticos neoyorquinos y los activistas comunitarios ya no son lo que fueron en sus momentos de esplendor de los 90s,  y hasta mediados de la década pasada.

El ambiente y las condiciones actuales sugieren un nuevo liderazgo en la comunidad hispana, el vacío es inmenso. Los que recién han surgido, sobre todo los jóvenes funcionarios electos, tienen una buena oportunidad para inyectarle nuevas energías a las luchas y las conquistas, porque las necesidades son las mismas de antes,  y los problemas sociales se han multiplicado.