Un escrito bastante similar a este habría querido leer ante la matrícula del Comité Central, si la reunión del 27 de octubre pasado se hubiera desarrollado democráticamente. Pero no fue posible porque un acuerdo de la cúpula anunciado por el Presidente del PLD, compañero Leonel Fernández, que fue aprobado por mayoría absoluta, más no unánime, impidió el desarrollo normal de la Asamblea. El suscrito no votó porque el CC no es una instancia partidaria autorizada para modificaciones estatutarias.
He dedicado 44 años y un poco más de 11 meses de mi vida a la construcción, desarrollo y crecimiento del partido de la bandera morada y la estrella amarilla. Veinticuatro horas después de aquel domingo 18 de noviembre de 1973 cuando Juan Bosch anunció su intención de fundar el PLD, quien suscribe, junto a muchos otros jóvenes estudiantes universitarios, desprendimos los carteles que identificaban al FUSD e instalamos los del FEL en la UASD. Después de esa primera jornada, el grupo se fue a fortalecer los lazos y a buscar orientación a la casa del Cro. Franklin Almeida, que en ese entonces vivía en la carretera Sánchez, donde improvisamos con poemas y canciones la primera actividad cultural peledeista.
Lo anterior, para que se entienda cuanto duele tener que vivir la situación presente del PLD, cuando el legado de Juan Bosch presenta claros síntomas de deterioro en su unidad interna, asomando incluso el peligro de la división. Y duele más porque lo que está pasando no es por discrepancias ideológicas ni razones de principios como los inculcados por el Maestro.
Con todo el respeto que nos merecen el Presidente del Partido y el Presidente de la República, el acuerdo en el Comité Central aparenta mejorar el clima de la unidad interna pero no resuelve la legalidad e institucionalidad que hace falta cumplir. ¿Dónde está dicho que el CC y mucho menos el CP pueden hacer modificaciones estatutarias? ¿Cómo pueden validarse tales “modificaciones” en una instancia inexistente para esos fines llamada “Asamblea de Delegados”? ¿Bajo qué circunstancias un tipo de asamblea concebida únicamente para proclamar candidatos electos, podría sustituir al Congreso, máxima autoridad del PLD?
Con todo, me alienta pensar que los que nos atrevemos a actuar contra corriente en la actual situación de nuestro PLD, en realidad estamos trabajando para la historia, la que en si misma ni es mala ni es buena porque su misión es contar los hechos, los unos y los otros. En la historia nacional Pedro Santana fue héroe y también fue traidor, discutiéndose hoy si sus restos deben descansar en el Panteón Nacional o en un olvidado rincón del cementerio de su Seybo natal. No quisiera yo que le pase lo mismo al liderazgo mayor del PLD, quienes tomando la antorcha de las manos de Bosch y habiendo subido con ella las escalinatas del Palacio Nacional en 5 ocasiones, al parecer han dejado de beber en la fuente de agua limpia del impoluto, pudiendo tirar todo por la borda.
Estatutariamente nuestro Partido siempre ha realizado “primarias internas” como modalidad para escoger sus candidatos (Art. 43 de los Estatutos) y lo ha hecho con su propio padrón de miembros, que hoy es calificado de imperfecto y viciado. Si ese padrón quisiera ser saneado, una fórmula sencilla, transparente, rápida y de bajo costo, sería la siguiente: utilizarlo y depurarlo en elecciones internas, quedando en el mismo solo aquellos compañeros que voten o se excusen válidamente. Incluso, cabe la oportunidad para previamente abrir un proceso de inscripción en el Partido, dándole cabida a muchos jóvenes que desde hace años pugnan por entrar.
Ahora bien, reconociendo que tenemos la nueva Ley 33-18, la cual permite en su Art. 45 un abanico de posibilidades para la escogencia de candidatos, lo que decimos es que como en su forma estatutaria actual el PLD cumple con esa Ley, para introducir legalmente las otras modalidades y opciones en nuestra carta sustantiva partidaria, es necesario modificar los Estatutos y para hacerlo tiene que ser en un Congreso. No hay otro camino.
Existiendo esa disyuntiva y estando el Partido obligado a convocar ya su IX Congreso, porque el 24 de noviembre se completan los 5 años permitidos a la actual Dirección, sería esa el momento oportuno para solucionar el impasse. El Partido se ajusta a su propia legalidad y se fortalece la institucionalidad.
Algunos dicen, entre ellos caros amigos del CP, que el derrotero del Partido ya no “tiene remedio”, y que no vale la pena luchar por los principios fundacionales plantados por el Maestro. Y yo les digo: esa semilla no ha muerto, está viva y aun somos muchos los que estamos dispuestos a regarla y cuidarla, para que una vez más brote, crezca y se desarrolle cubriendo de verdadera liberación a un pueblo que no se cansará de luchar.
Con todo el respeto que nos merecen el Presidente del Partido y el Presidente de la República, el acuerdo en el Comité Central aparenta mejorar el clima de la unidad interna pero no resuelve la legalidad e institucionalidad que hace falta cumplir. ¿Dónde está dicho que el CC y mucho menos el CP pueden hacer modificaciones estatutarias? ¿Cómo pueden validarse tales “modificaciones” en una instancia inexistente para esos fines llamada “Asamblea de Delegados”? ¿Bajo qué circunstancias un tipo de asamblea concebida únicamente para proclamar candidatos electos, podría sustituir al Congreso, máxima autoridad del PLD?.
Como lo vemos en la Corriente Institucionalista es que el acuerdo quedaría bien cimentado si se valida en el marco del IX Congreso, al tiempo que se resuelven otros asuntos institucionales urgentes.