El Dr. Leonel Fernández ha pateado hacia delante la pelota de la crisis en el PLD; lo que quiere decir que ese partido continuará atravesado por debates entre dos fuerzas políticas, no entre compañeros, sino entre competidores que procuran cada uno la hegemonía. Se confirma que los estatutos del PLD no pueden controlar a dos fuerzas políticas, que así tengan la singularidad histórica de cubrirse con la misma bandera morada, sobrepasaron la condición de tendencias, y ganaron la talla de ser las fuerzas que modulan la hegemonía social del país.
Por eso la referencia para zanjar o no zanjar esa disputa es la Constitución de la República y no el centralismo democrático inscrito en la normativa interna de ese partido.
El discurso de Leonel Fernández además de prolongar la crisis en el partido, procura liderar el proceso que eventualmente conduciría a una reforma constitucional para dar paso a la reelección. Con su propuesta quiere quitarle principalía a la iniciativa de la mayoría del Comité Político y asumir él esa principalía; ganar el liderazgo que se confirmó no tenía el 19 de abril es uno de sus propósitos. El liderazgo está en el centro de la cuestión. Se apropia de momento de la pelota y la quiere poner a correr con la rotación que le conviene. Ahora los seguidores de Danilo Medina deberán responderle.
Este debate país tiene forma jurídica, parece que se enfrentan conceptos y preceptos jurídicos, y ese podría ser el derrotero de los días que siguen. Pero es un debate político, es lucha política por el poder. Es en consecuencia interés central de la nación y en ese plano hay que responder.
El PLD estará de momento en lo suyo. Pero por ser tan hegemónico y teniendo el poder en sus manos, esto que es suyo podría seguir siendo del país. El PLD seguiría siendo centro de atención nacional. La marca que domina. La que suena. Mejor para su causa si prevalece la inercia del país político.
La oposición está emplazada a hacer lo propio: oposición. Hay que mostrar al pueblo que no tiene derecho a gobernar el país un partido cuyas tensiones internas afectan en desenvolvimiento normal de la nación.
La extensión del problema que acusa el PLD sólo es conveniente si se le quita principalía a ese problema en el interés nacional.
Desde que el Comité Político del PLD del 19 de abril abrió la posibilidad de la reelección y especialmente desde la Convención del PRM, es fuerte y creciente la tendencia por el cambio en el 2016, que debería ser alentada, y nutrida con pactos políticos entre los opositores.
Dentro de tres días será el 54 aniversario de la caída de Trujillo y del inicio de una “transición” que deja como legado actual un régimen dominado por un solo partido, que ciertamente no es como el Partido Dominicano del tirano, pero en todo caso, domina solo un sistema que dice basarse en la “democracia representativa”.
Reflexionemos el hecho de que hace 54 años el pueblo se deshizo de la dictadura de un hombre que lo contralaba todo; y hoy, un solo partido controla todo el poder, y en interés de continuar arriba, apura una reforma a la Constitución, poco importa el procedimiento, para imponer la reelección presidencial; que en la historia dominicana siempre ha sido impuesta con el abuso del poder del Estado, la extorsión y la represión en diversas formas.
¿¡Qué clase de gente somos que no podemos hacer en cada momento lo que hay que hacer para abrirnos un camino más amplio y fácil y continuar a mayores propósitos!?
Lo propio de la oposición es hacer oposición al gobierno, estructurarse cada vez más amplia con fuerzas diversas que suscriban un compromiso en torno a propuestas políticas de gobierno avanzadas, y tomar plazas y calles.
En 1990, el Dr. Peña Gómez quedó en tercer lugar en las elecciones; y en 1994 ganó las elecciones, en cuatro años volvió a ganar la posición cimera del liderazgo nacional promoviendo la política de un programa social avanzado sintetizado en la divisa de “Primero la Gente”; alianzas basadas en ideas para el cambio político expresadas en la fórmula de “Gobierno Compartido”; y la movilización de masas, continua y ordenada en oposición al gobierno. Un mitin en el puente de la 17 generaba cada vez situaciones nuevas.
El PLD puede ser derrotado con cualquiera que fuese su candidato.