WASHINGTON, Estados Unidos.- El paso atrás del exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney, quien anunció que finalmente no competirá por la Presidencia de Estados Unidos en 2016, allana el camino del exgobernador de Florida, Jeb Bush, el mejor situado ahora entre el sector moderado del Partido Republicano.
Romney sorprendió hace tres semanas con su intención de presentarse por tercera vez como candidato tras la derrota de 2012 frente al demócrata Barack Obama, quien fue reelegido mandatario en esa ocasión, y el fracaso en las primarias de 2008 frente a John McCain.
Así, la irrupción de Romney en las quinielas de candidatos para 2016 sacudió al Partido Republicano y fue recibida con frialdad entre sus correligionarios, bajo la opinión generalizada de que la formación necesita un político con menos lastre para recuperar la Casa Blanca tras ocho años fuera del poder.
La entrada de Romney en la disputada carrera de aspirantes republicanos perjudicaba especialmente a Jeb Bush, al competir los dos por el apoyo del aparato del partido y de los votantes conservadores moderados.
Ambos cuentan además con el mayor reconocimiento y capacidad recaudatoria, lo que coloca ahora a Jeb Bush como el mejor situado para heredar los donantes del exgobernador de Massachusetts.
Tras conocer la noticia este viernes, Bush se apresuró publicar un mensaje en Facebook en el que reconocía la trayectoria de su compañero y expresaba su deseo de trabajar juntos en el futuro, un comentario que se interpretó en algunos foros como una pista velada de un potencial futuro "ticket" presidencial.
"Mitt es un patriota y yo soy uno de los muchos que esperan que sus días sirviendo a nuestra nación y a nuestro partido no hayan terminado", expresó Bush, tras subrayar que la decisión tomada por el exgobernador "no es fácil".
Romney argumentó su paso atrás en que el Partido Republicano necesita una nueva generación de líderes menos conocidos, un jarro de agua fría para el exgobernador de Florida, que tiene 61 años y ganó sus últimas elecciones en 2002.
"Creo que una de nuestras siguientes generaciones de líderes republicanos, una que quizás no sea tan conocida como lo soy yo hoy, una que no haya podido aún hacer llegar su mensaje a todo el país, una que esté empezando, quizás emerja y eso sea lo mejor para derrotar al candidato demócrata", consideró Romney.
"De hecho, espero y deseo que ese sea el caso", añadió.
La opinión de Romney es compartida por algunos estrategas republicanos, que consideran que la mejor manera de combatir a una política con tanto bagaje como Hillary Clinton es presentar una alternativa novedosa.
Jeb Bush no es el único que respira más tranquilo desde que Romney decidió dar un paso atrás: el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, también pugna por el sector moderado y habría sido muy difícil para él recaudar suficientes fondos compitiendo con dos tótems recaudatorios como Romney y Bush.
Romney se reunió en privado con Bush la semana pasada en Utah y tenía prevista una reunión con Christie este viernes de la que no ha trascendido información por el momento.
Del encuentro en Utah se especuló en la prensa que podría haber servido para gestar un acuerdo por el que Romney se aparta ahora de las primarias con la garantía de ser elegido como candidato a vicepresidente si Bush consigue la nominación, una estrategia que no ha sido confirmada por sus equipos.
La carrera de las primarias republicanas, que comenzó oficiosamente con el anuncio de Jeb Bush en diciembre, se presenta como una de las más disputadas de su historia.
"Una prueba difícil y una dura lucha", como pronosticó Romney al anunciar que no competirá pese a estar "seguro" de que habría obtenido la nominación de su partido. EFE