Washington, 27 dic (EFE).- El independentismo también existe en EEUU y, aunque no tiene tanta fuerza como en otros países, podría ganar adeptos en el futuro si sigue creciendo la decepción de los ciudadanos con el Gobierno central, advierten los expertos.

Los motivos de estos grupos son diversos, desde el temor a un Estado demasiado grande que se preocupe más por complacer a los grupos de presión que a sus ciudadanos, a aquellos que buscan una estructura más ecológica y menos capitalista.

En Vermont, un estado liberal del noreste de EEUU, principalmente agrícola y con poco más de 625.000 habitantes, surgió hace diez años el movimiento Segunda República de Vermont (2VR), una red de ciudadanos que, según explicó a Efe uno de sus líderes, Rob Williams, promueven la independencia "de forma pacífica".

"Defendemos la idea de que un Vermont independiente es posible, como fue en el pasado", dijo Williams.

2VR promueve, según el líder independentista, un debate no partidista para lograr un "futuro sustentable" que permita a este estado, que asegura poseer los recursos necesarios para vivir por su cuenta, existir fuera del radar del "imperio".

Antes de anexionarse a EEUU en 1791, Vermont se independizó del Imperio Británico en 1777 y vivió catorce años con su propia Constitución, que haciendo gala de la tradición liberal del estado incluyó preceptos tan avanzados para la época como la prohibición de la esclavitud, el voto universal masculino y un sistema de escuelas públicas.

"Nuestra visión es que Estados Unidos ya no es una república gobernada por sus ciudadanos, tiene un Congreso disfuncional, (el poder de) Washington está creciendo tanto que está fuera de control", señaló Williams.

"No queremos aislarnos -puntualizó-, simplemente creemos que Vermont estaría mejor" fuera del país, cuyo origen mismo está en la independencia de trece colonias alzadas contra el Imperio Británico.

El grupo cita las palabras de la Declaración de Independencia de 1776, en la que los padres fundadores escribieron: "Siempre que cualquier forma de gobierno se vuelva destructiva, es derecho del pueblo reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno".

Pero los movimientos que existen en Estados Unidos "no son particularmente populares", indicó a Efe Larry Anderson, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Wisconsin, que señaló que "no parecen tener nada que se acerque a la organización o bases sociales de los movimientos europeos".

En el caso de Europa, explicó Anderson, los movimientos independentistas están articulados en partidos políticos "bastante exitosos en las elecciones a nivel regional y nacional. Éste no es el caso aquí".

En su opinión, grupos como V2R se hacen eco del "descontento" de algunos ciudadanos con el sistema.

El profesor precisó que, aunque el apoyo para el movimiento "es muy pequeño", desde los orígenes de EEUU "hay una larga tradición de convertir esta insatisfacción política en insatisfacción territorial y en forma de secesión".

En la costa oeste, desde los años 70 existe el partido Alaskan Idependence Party (AKIP) que, con 15.000 afiliados, también promueve la independencia del Gobierno central con una agenda libertaria que aboga por estructuras más sencillas lejos de los "burócratas" de Washington.

En Hawai, que se convirtió en territorio estadounidense en 1898, hay igualmente varios grupos pro-independentistas, que se dividen entre aquellos que buscan volver a su estatus anterior y quienes quieren una soberanía similar a la de los nativos americanos.

Dentro de las tribus de nativos americanos, los Sioux Lakota hacen campaña para formar la República de Lakotah, que abarcaría partes de los estados de Dakota del Norte, Nebraska, Wyoming y Montana.

Los Sioux consideran que ese acto no sería secesionista, pues sostienen que nunca pertenecieron a Estados Unidos.

Aunque la secesión no es una opción explícita en la Constitución, Anderson apunta a que "claramente hay un público que prefiere la secesión y (es un asunto que) habrá que tratar" en algún momento.

Para el analista político Alfonso Aguilar, existe otro factor para el surgimiento de estos grupos y es la "intromisión" del Gobierno federal en temas que competen a los gobiernos locales.

Aguilar vaticinó que, "en un futuro no tan lejano" si el Gobierno continúa creciendo y se aprueban desde Washington leyes polémicas en los estados "escucharíamos más reclamos como estos y quizá pudieran tener incluso más apoyo popular".

No obstante, el analista señaló que la secesión "es algo que históricamente no es aceptado".

"El contraargumento -arguye- es que si aquí se luchó una guerra civil para mantener a los Estados Unidos unidos, no vamos a permitir que ningún estado se separe", algo en lo que coinciden políticos tanto de izquierda como de derecha.

"No es un argumento jurídico pero sí un argumento contundente" en este país, aseveró.

También hay grupos que, sin perseguir la independencia, fomentan la creación de comunidades en las que rijan ideales comunes como el Free State Project, fundado en 2001, que busca que 20.000 personas se muden al estado Nuevo Hampshire para crear un bastión libertario.

Otra propuesta llamativa es la de Cascadia, una bioregión que abarcaría los estados de Washington, Oregón, partes de Idaho, sur de Alaska y norte de California y de Canadá, que aboga por la responsabilidad ambiental y económica con un gobierno "dinámico, transparente y abierto" para 15 millones de personas. EFE