" Si lees un libro de mil páginas sobre la Segunda Guerra Mundial, los campos de concentración ocupan sólo dos páginas y las cámaras de gas, unas líneas " (Jean Marie Le Pen)
Desde la sombra macabra de su padre Jean Marie Le pen, peor imposible en necedad y provocación, Marine Le Pen desde el 2012 dirige el partido Frente Nacional. Es una especie de partido neonazi al cual Marine Le Pen, aliada a lo peor en la República Dominicana (La Respuesta de cada domingo aburrido) agrega como humana fachada, su mejor rostro humano para confundir.
Marine Le Pen, a raíz de la Tragedia Francesa del 7 de enero, matar por Mahoma a unos caricaturistas que ejercían un derecho pleno de Libertad de expresión en su país, ha mostrado sus garras ultranacionalistas para tratar de sacar provecho político a la tragedia.
Calificada como el rostro "más amable de la derecha Europea y xenófoba", Marine Le Pen hizo muy mal sus cálculos.
Pese a ser enemiga jurada de la gente de Charlie Heddo, contra quienes ella y su padre interpusieron más de 30 querellas, el asesinato de estos intelectuales y artistas del grafismo le tomó quizás por sorpresa y peor aún la Marcha Republicana de donde ha nacido el espíritu ecuménico y solidario del 11 de enero.
Los hechos la obligaron a colocarse junto al pueblo francés indignado y movilizado in extremis por los crímenes tenebrosos de esos locazos de Alá.
Ella no podía hacer otra cosa que cerrar filas, porque su odio a Charlie Heddo era igual o peor que el que han mostrado los musulmanes que instrumentan el Corán para matar o tratar de cambiar formas de vidas en países que nada tienen que ver con ellos y sus teocracias.
El referéndum republicano ha sido para Marine Le Pen una profunda derrota, porque para desmarcarse, como lo hizo su padre con cara de mal payaso, de todo lo que tenga tufo a izquierdas, se inventó que la habían excluido de la Gran Marcha del 11 de enero. Falso. Ella renunció, porque su comportamiento en medio de la tragedia fue absurdo:
1/Pedir la pena de muerte.
2/Pedir que el espacio de libre circulación europeo, de tránsito pacífico, sea cerrado o restringido, se refería ella al Shengen.
3/Afirmar junto a su padre que ella tampoco era Charlie.
4/Irse a una Marcha en un pueblo de Francia donde estaban acantonados los del Frente Nacional, apartados de la emoción colectiva de la Marcha Ciudadana.
Todos estos elementos dejan la sospecha clara que haciendo su propia agenda,
Marine Le Pen trataba de ordeñarle a la Tragedia ganancia política de ultraderecha.
Por razones claras y precisas, el refajo de odio y chapucería política ultranacionalista se le ha visto. Y aunque Marine Le Pen no ha quedado totalmente desnuda, al menos las intenciones de la frentista nacional han quedado evidenciadas. Y es que el odio a la revista satírica Charlie Heddo era, en las circunstancia que hemos vivido, evidente, y no se podía ocultar.
Para sus aspiraciones presidenciales, ahora ante este nuevo escenario, no creo que sería justo decir que esta tragedia le favorece totalmente. Marine Le Pen ha quedo rezagada, retratada de intolerante.
Recientemente, por primera vez luego del luctuoso 7 de enero, obligada una vez más por las circunstancias ya enumeradas y vivida, Marine Le Pen no ha tenido más remedio que separar a los musulmanes pacíficos y creyentes de los fanáticos de Alá con torpedo, metralletas y cohetes.
Al inicio de la tragedia otro era su tono, lo amalgamaba con furia y estilo, como solo los Le Pen de raza y vitriolo saben hacer.
En unos documentales de tiempo menor, hace meses emitidos por Jornada Extra, afirmaba que ante un Presidente de Francia, débil y con ausencia de carisma, la tragedia ha dado un breve respiro a Francois Hollande.
Marine Le Pen, si los franceses del centro izquierda y derecha no se movilizaban, Marine Le Pen pudo haber hecho realidad el sueño acaramelado de su padre (llorón como él solo, en clave cocodrilo), ver a su mimada y más derechista hija entrar a los Campos Elíseos ataviada como Juana de Arco, entre antorchas humeantes y vítores, exactamente como Hitler celebró en Nürnberg, si primer aniversario de barbarie y orgía de sangre mundial.
Demos tiempo al tiempo, demos tiempo además a las nuevas estrategias yihadistas, para ver si ese pueblo del 11 d enero en las calles sería capaz de permitir a Marine Le Pen y su cohorte, tomar el poder en una Francia aterrorizada por el miedo, pero al mismo tiempo con capacidad de arrojo y respuestas colectivas ante las grandes amenazas. Y la Le Pen es una de de las peores amenazas. (CFE)