SANTO DOMINGO, República Dominicana.- “Esto no es una moda. Nadie dura tanto tiempo en una lucha por moda”, dice Raiza de León cuando se le pregunta si la participación en protestas es una práctica para estar “en la onda”.

Raiza es una joven estudiante de término de la carrera de medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Actualmente es la presidenta de Juventud Caribe, una organización política que tiene cerca de 16 años.

Como otros jóvenes, su interés de participar en movimientos sociales se produjo después de la lucha contra la instalación de una cementera en parte del Parque Nacional Los Haitíses.  Ella recuerda que en esa causa se involucró intensamente.

“La mayoría de las organizaciones que existen hoy, surgen a partir de la movilización por los Haitises”, afirma Raiza.

Proteger Los Haitíses también motivó a María Fernanda a sumarse a las luchas sociales. “Me di cuenta que quedarse en su casa quejándose “esto no sirve, esto no funciona” no sirve para nada.  Con todo el tema de Los Haitíses comencé a ser espectadora de más cerca. Ir  las convocatorias y reuniones”.

Cuenta que la defensa de los derechos propios y colectivos fue lo que la inspiró  a estudiar derecho. Por eso decidió formar parte de una organización que le permitiera desarrollar sus inquietudes ciudadanas. En 2010 la campaña “Vota por ninguno” promovida por la organización juvenil La Revuelta, le atrae y se integra activamente a la militancia política.

Natalia Mármol es compañera de organización de María Fernanda. Ella cuenta que desde adolescente sentía la necesidad de contribuir de alguna manera a la sociedad. Por eso, ha sido parte de varios grupos. Fue miembro de  Yatabueno y después se vinculó a La Multitud.

Sin embargo, relata que ella y otros jóvenes que en ese momento eran de La Multitud, no se sentían totalmente identificados con los lineamientos de esa organización.

Se apartaron, y según cuenta, así inició La Revuelta, grupo político al que pertenece desde octubre de 2008.

En el caso Alex Mundaray su vinculación con los nuevos movimientos sociales inició antes, en 2004, en protestas en contra de la leche descompuesta de la merienda escolar. Para esa época también participó en la campaña “Santo Domingo somos todos” en contra de la tala de arboles en la ciudad por parte del Ayuntamiento.

Igualmente fue parte de Toy Jarto, una organización que surgió en principio como una caminata que se realizó del Parque Independencia hasta la Plaza de España. Lo que se exigía en esa ocasión era el derrocamiento de los indultos a algunos banqueros.

“Nosotros no somos vagos”

Cuando se les cuestiona sobre cuál es sería su respuesta a las personas que les han tildado de monigotes y apandillados, la expresión sigue siendo de desconcierto. Entienden que esas declaraciones más que injustas son delirantes.

“No soy vaga, trabajo, soy abogada y estoy haciendo un posgrado”, dice María Fernanda indignada. Ella destaca que ser parte de una organización demanda mucho esfuerzo, por eso considera un disparate que digan eso de los jóvenes militantes.

“Siempre van a haber personas que ante la ola de protestas se lo van a encontrar mal, que hay que esperar que los cambios sucedan solos” se defiende Raiza, de Juventud Caribe.

“Cuando estudiábamos a nivel de la escuela siempre te de loes héroes como personas inalcanzables”, continúa la joven. Para ella, cada joven es un ente capaz de participar en la transformación de su sociedad.

Raiza hace entender que no son “ni vagos ni hijitos de papá”. Sostiene que en su organización, la mayoría son jóvenes estrato bajo, que atraviesan muchas dificultades todos los días, como la falta de agua potable y otros servicios básicos.

Rebeldes con causa

Sin duda, grandes logros han surgido a partir de las movilizaciones. Los más contundentes han sido el detenimiento de la instalación de una cementera en la comunidad de Gonzalo, Monte Plata; y la asignación dentro de Presupuesto Nacional del 4% del PIB a la educación.

En sentido general, los jóvenes militantes con los que Acento conversó, entienden que el logro general más importante ha sido despertar la criticidad en los dominicanos.

“El desamemamiento” le llama Natalia, quien expresa su optimismo ante lo que asume como un despertar de la consciencia ciudadana.

“Que la gente deje el miedo de Sali a la calle y que entienda que vale la pena defender sus derechos” corrobora María Fernanda, para quien cada esfuerzo y ataque hacia sus compañeros, ha valido la pena.

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