SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El Diputado Carlos Gabriel García presentó su renuncia irrevocable del Partido Revolucionario Dominicano por no estar de acuerdo con el curso que han tomado las diferencias públicas entre los principales dirigentes de esa organización política.

Manifestó que el PRD de los principios y valores enarbolados por  Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez ha desaparecido para ser sustituido por otro donde imperan los intereses particulares sobre los intereses de la nación.

“El compromiso del PRD con las legitimas aspiraciones del pueblo dominicano estaba tan bien definido en su plataforma programática, en la conciencia de sus líderes y en la práctica de sus militantes, que los gobiernos perredeistas podían sucumbir ante la lucha de intereses que se arremolinan alrededor de los despachos oficiales, pero el partido se mantenía inalterable defendiendo los principios que le dieron origen en el exilio.” Destacó el legislador.

En una carta dirigida al Presidente del PRD, Miguel Vargas, expresó que esa institución política ha ofrecido al país un  deprimente espectáculo después de las pasadas elecciones presidenciales, con una lucha personal entre sus principales dirigentes.

Agregó que esos agravios y descalificaciones personales entre los principales dirigentes del PRD constituye un testimonio vivo de que esa organización ha extraviado su compromiso con la sociedad dominicana para privilegiar una agenda donde prevalence el individualismo y desaparece el sentimiento patriótico de sus fundadores.

 

A continuación el contenido de la carta de renuncia

Santo Domingo, D.N.

21 de enero del 2013

Ingeniero

Miguel Vargas Maldonado

Presidente del Partido Revolucionario Dominicano

Distinguido compañero presidente:

El Partido Revolucionario Dominicano desde su fundación, el 21 de enero de 1939, en la comunidad de El Cano, La Habana, Cuba, se convirtió en la escuela democrática donde el pueblo dominicano modeló sus primeras ideas libertarias después de la caída de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina.  A partir del 5 de julio de 1961, cuando llegan al país los primeros líderes del PRD, esta organización empezó a escribir las mejores páginas de nuestra historia democrática en una sociedad que estaba paralizada por el miedo, porque todavía se mantenía intacta la maquinaria de terror del hombre que durante 30 años gobernó  la nación con manos de hierro.

El pueblo dominicano respondió con tanto entusiasmo a la caravana de la libertad que recorrió todo el territorio nacional para sembrar la semilla de la democracia que le tributó un homenaje electoral el 20 de diciembre de 1962, votando masivamente por el profesor Juan Bosch, candidato presidencial del PRD en esas primeras elecciones libres celebradas en el país después de la dictadura.   Bosch, coherente con los  principios fundamentales del partido, inspiró su gobierno  en la divisa de la Soberanía Nacional, Libertad, Democracia y Justicia Social.

Defendiendo esos principios nuestro partido movilizó la conciencia nacional para  restaurar la democracia marchitada con el derrocamiento del gobierno del profesor Juan Bosch, siete meses después de su juramentación.  Levantando esa bandera  de lucha fuimos capaces de enfrentar a las fuerzas más conservadoras  del país, para defender los derechos del pueblo dominicano frente a  los excesos de poder en el denominado “Gobierno de los Doce Años”.

En ese periodo de nuestra historia cientos de hombres y mujeres del PRD abonaron con su sangre el pensamiento democrático dominicano, aportando su vida para materializar el sueño  de una sociedad más justa, sin privilegios y con igualdad de oportunidades para todos.

El compromiso del PRD con las legitimas aspiraciones del pueblo dominicano estaba tan bien definido en su plataforma programática, en la conciencia de sus líderes y en la práctica de sus militantes, que los gobiernos perredeistas podían sucumbir ante la lucha de intereses que se arremolinan alrededor de los despachos oficiales, pero el partido se mantenía inalterable defendiendo los principios que le dieron origen en el exilio.  Esa era la conducta del partido de la esperanza nacional, siempre junto al pueblo dominicano.

Lamentablemente, ese Partido Revolucionario Dominicano de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez ha desaparecido para dar paso a otro donde imperan los intereses personales y sectoriales sobre los intereses permanentes de la república.

El deprimente espectáculo que hemos ofrecido al país después de las pasadas elecciones presidenciales, con una sordida lucha personal entre los principales dirigentes de nuestro partido, es un testimonio vivo de que estamos frente a una organización que ha extraviado su compromiso con el pueblo dominicano para privilegiar una agenda donde prevalece el individualismo y desaparece el acrisolado sentimiento patriótico de nuestros fundadores. El juicio de la historia será implacable con los responsables de  promover con sus acciones esa decadencia política  del PRD.

En mi condición de miembro del Comité Ejecutivo Nacional, miembro de la Comisión Política y vicepresidente nacional del PRD he participado en varias comisiones especiales designadas para explorar las posibilidades de superar éste conflicto partidario que tiene a la población cansada, pero todas las iniciativas han fracasado porque los argumentos políticos han sido insuficientes para resolver una diferencia de carácter personal entre los principales protagonistas de la crisis que tiene al  partido blanco al borde del abismo.

Por los motivos expuestos anteriormente y habiendo desaparecido las razones que me llevaron a permanecer en las filas del Partido Revolucionario Dominicano en los últimos 33 años de mi vida, le presento mi renuncia irrevocable como militante y dirigente del PRD.  Pienso con Simón Bolívar que “El que abandona todo por ser útil a su país, no pierde nada, y gana cuanto le consagra”

Sin otro particular, le saluda,

Dr. Carlos Gabriel García