Michael M. Grynbaum/ Especial para Acento.com.do
Traducción: Iván Pérez Carrión
NUEVA YORK, Estados Unidos.- A medida en que se cierra la competencia por obtener el escaño del distrito 13 de Harlem en la Cámara de Representantes en Washington, se agudiza la competencia entre los aspirantes Charles B. Rangel, quien busca su reelección y el senador estatal Adriano Espaillat, nativo de República Dominicana, para obtener el favor de los votantes blancos.
En un asiento en el que históricamente, los votantes blancos rara vez han tenido mucha influencia, que se convirtió en un reducto del poder político negro bajo el control de Adam Clayton Powell hijo, primer afroamericano en la ciudad de Nueva York que fue elegido al Congreso, se ha mantenido invariable por décadas.
Según informaciones recogidas, se espera que por lo menos el 25 por ciento de los electores que se presenten el martes a votar sean blancos, una parte más pequeña que los hispanos y los negros, pero suficiente para influir en los resultados de una carrera que se decidió por menos de 1,100 votos hace dos años.
“El mayor porcentaje de votantes indecisos en el distrito está entre los blancos”, dijo Bruce N. Gyory, un consultor político que no trabaja para ninguna de las campañas. “Si hay un cambio tardío entre los votantes blancos, esa podría ser la diferencia entre ganar y perder para quien se los lleve”.
Cada candidato sigue centrado en aprovechar al máximo la participación entre su base. Para Rangel, eso significan los votantes negros que han ayudado a impulsarlo durante 22 períodos en la Cámara; para Espaillat, es la población hispana que ahora representa el 55 por ciento del distrito, superior al 46 por ciento anterior a un reajuste para reflejar el censo de 2010.
En el caso de Espaillat, quien estuvo cerca de derrotar a Rangel hace dos años, percibió una apertura. El mes pasado, cuando los encuestadores políticos de Siena College esbozaron un fondo de votantes probables para el distrito, incluyeron casi tantos votantes blancos (24 por ciento) como votantes negros (28 por ciento). Y los blancos, más que los hispanos y los negros, dijeron que preferirían que Rangel perdiera en su intento de reelección.
Sin embargo, un problema para Espaillat es que casi cuatro de cada 10 blancos dijeron que no habían oído lo suficiente sobre él para formarse una opinión. Por eso el senador estatal ha convocado a los aliados blancos en el Bronx y Manhattan para que lo ayuden a hacer las presentaciones.
Cambios en Harlem.
Siendo una figura destacada en Nueva York y en los círculos políticos nacionales, Powell fue derrotado en 1970, por Rangel, en la época en que la porción de la población negra de Harlem alcanzó su pico.
A lo largo de la administración de Rangel, la mayor parte de Harlem ha cambiado significativamente. Para 1990, los negros constituían más de la mitad de la población de la zona; en 2012, esa parte se había reducido a 38 por ciento, y la población blanca se había casi duplicado, en la medida en que los condominios de lujo y las áreas de minoristas renovados comenzaron a atraer a residentes más ricos, muchos de ellos blancos.
Por otra parte, el distrito de Rangel fue ampliado en el Bronx antes de las elecciones de 2012, cambiando su centro de Harlem a una franja de la ciudad con un electorado predominantemente latino, y grandes poblaciones dominicanas y puertorriqueñas. Espaillat ganó por poco margen la parte del Bronx del distrito en 2012.
Los asesores de Rangel dicen que ellos esperan que muchos de los residentes blancos de toda la vida en su distrito se coloquen del lado del titular, mientras que los residentes recién llegados a Harlem y al Bronx son menos propensos a convertirse en votantes registrados e involucrarse en la política local.
“A las personas que se mudan a barrios nuevos, incluso si se registran, les toma algunos años convertirse en votantes estables y consistentes”, dijo Neal Kwatra, consultor político que trabaja con la campaña de Rangel. “Una comunidad y vecindario aburguesado, cambiante, suele ser un indicador rezagado del electorado real”, enfatizó.