Carta abierta a Rubén Silié, algunas inquietudes sobre algunas ideas

Que te quede claro, no soy ultranacionalista ni fascista, mucho menos y creo en la solidaridad activa con Haití, pero no con el neoduvalierismo instalado que tiene sus conexiones en República Dominicana, en el vaivén de las olas pútridas de hacer dinero ante la miseria galopante de ambos pueblos.

Creo que el ultranacionalismo dominicano, se ha valido de la  famosa sentencia del Tribunal Constitucional, para pescar en su favor y crear un ambiente de xenofobia que no está esta antropológicamente en la tradición del pueblo Dominicano, que más bien es xenófilo, admiración por lo extranjero.

Puedo entender que en el país ha existido desde  Peña Batlle, pasando por Balaguer y llegando a las ideas más reciente de  Manuel Núñez, un  culto a lo hispánico desmedido que nunca debió traducirse al desconocimiento de la parte de la raíces negras de nuestro país, pero te hago contar que al margen del movimiento que hace de Lepenismo (viene de  Jean Marie Le Pen,  fundador del Frente  Nacional en Francia) en República Dominicana hay, con respecto a Haití, algunas demandas o exigencias, que no hay que ser ultranacionalista para rechazarlas, por ejemplo conozco bien a los intelectuales haitianos y sus posiciones sobre el país, el trato que dan en sus textos al país, ignorando que aquí hay un estado moribundo o no, según Wilfredo Lozano en su libro la Razón Democracita, 2013.

En tu ponencia hablas de un racismo endógeno y te quejas de que aquí no se le dé importancia a la celebración con temáticas anti esclavas, tienes razón, pero al mismo tiempo te observo:

No creo que eso no suceda por tu tesis del racismo endógeno, hay un tema de tipo colonial en el problema. Los pueblos colonizados por Francia aún, ven en esas conmemoraciones, la necesidad de reafirmar la necesidad de su independencia del tutelaje colonial, hasta ahí todo bien. Pero al mismo tiempo he notado que la concepción de esas celebraciones, que tienen razón y legitimidad de fuerza  de memoria histórica, mal entendidas, son un elemento de paralización en el pasado de modo eterno cayendo  en una espiral de lamento que no vislumbran con claridad el futuro y generan, lo he visto, el racismo inverso: del negro contra el blanco, con el que tampoco estoy de acuerdo ni comparto, por más afro descendiente que yo pueda ser: porque es odio igual, justificado por un pasado histórico hoy esgrimido por algunos, con un maldito fanatismo irrefrenable.

Este puede ser un tema de debate:

¿Dominicanas y Dominicanos, en contexto insular diferente en lengua también diferente no quiere tener memoria histórica de la esclavitud porque se siente español o porque siente desprecio por su origen negro?…

Por otro lado, observo también que el tema Dominico-Haitiano es un elemento tradicional e histórico para ese auto reconocimiento del que hablas del racismo, la visión que planteas es casi la misma mirada que tienen los haitianos más cultos sobre nosotros los dominicanos.

Leer el artículo completo: Carta abierta a Rubén Silié, algunas inquietudes sobre algunas ideas/Carlos Francisco Elías (Crónicas ciudadanas)

Información relacionada:

Embajador Rubén Silié: no somos conscientes de que somos racistas