El expresidente Bill Clinton pasó hoy de puntillas por Puerto Rico para hacer campaña por su esposa, sin pronunciarse tan claramente como lo hizo la víspera su rival Bernie Sanders sobre las principales cuestiones pendientes de la actualidad puertorriqueña.
De hecho, durante este martes no dijo nada que no se supiera ya: Que la exsecretaria de Estado apoya que Puerto Rico reestructure su deuda bajo el amparo de las leyes federales, que los puertorriqueños deberían recibir el mismo trato que el resto de los estadounidenses en cuanto a cobertura sanitaria, y que habrían de poder votar en las elecciones presidenciales.
El estatus de Estado Libre Asociado a EE.UU. hace que, entre otras diferencias, los puertorriqueños residentes en la isla no puedan votar en las elecciones generales, pero sí en las primarias. Las demócratas tendrán lugar en la isla el 5 de junio y están en juego 67 delegados.
La visita de Clinton a Puerto Rico tiene lugar un día después de que el rival de su esposa por la candidatura demócrata a la Casa Blanca, Bernie Sanders, viajara por primera vez a la isla para hacer campaña y propusiera que sea la Reserva Federal la que "rescate" a Puerto Rico.
La visita de ambos se anunciaron la semana pasada con minutos de diferencia, pero mientras Sanders eligió lugares cercanos a la capital y cargados de guiños a la educación pública, la exsecretaria de Estado delegó en su esposo y optó por actividades repartidas por la isla.
La gran diferencia fue el grado de profundidad de sus intervenciones. Así, Sanders propuso ideas nuevas y entró al trapo de las cuestiones más espinosas, para referirse sin tapujos al trato "colonial" de EE.UU. hacia Puerto Rico, y reclamar a Obama que libere al "preso político" Oscar López Rivera.
También abogó por elevar el salario mínimo y se mostró a favor de despenalizar la marihuana, un proyecto que lleva meses estancado en el Legislativo puertorriqueño.
Por contra, Clinton se limitó a discursos cortos con alusiones al trabajo pasado de su esposa en favor de los intereses puertorriqueños y a declaraciones más generales, como que "EE.UU. ha fallado en dar un trato verdaderamente igual a los puertorriqueños" o que "este país debería trabajar para todos, incluidos los puertorriqueños".
En la cuestión del estatus, Sanders se comprometió a impulsar un referéndum en su primer año de mandato, mientras que Clinton dijo que "es hora de solucionar esta cuestión de una vez por todas y sin ambigüedad".
El lunes, Hillary Clinton ya había emitido un comunicado diciendo que "trabajaré tan fuerte como me sea posible con el pueblo de Puerto Rico y los defensores de todas las ideologías para contestar la pregunta fundamental de su estatus político".
Después de visitar la Hacienda San Pedro, una moderna cafetería en el barrio sanjuanero de Santurce, el expresidente estadounidense compareció en su primer acto público: un discurso de seis minutos ante más de 500 estudiantes del National University College, en Bayamón, municipio aledaño a San Juan, que llevaban horas esperando.
Allí recordó también que en septiembre pasado su esposa ya defendió la necesidad de garantizar "que cada niño tenga la oportunidad de educarse e ir a una universidad como esta".
Tras su visita al centro universitario privado, Clinton se dejó ver comiendo en el restaurante Hecho en Casa del barrio sanjuanero de Hato Rey un plato combinado típico puertorriqueño, en el que no faltó el arroz con habichuelas.
Luego viajó a la localidad de Cayey, en el centro de la isla, y ofreció también un discurso en el Teatro de la Escuela de Bellas Artes de esa localidad, donde fue recibido por una banda de música local que le hizo recordar, dijo, sus años de saxofonista en una banda similar.
En su intervención, de unos doce minutos, insistió en que los puertorriqueños deberían poder elegir su relación política con EE.UU. y expresó el compromiso de su esposa a respetar el resultado de un referéndum en ese sentido.
"Para nosotros esto no es solo una campaña, es un profundo sentimiento de obligación personal y una gran fe bien fundamentada en las posibilidades de vuestro brillante futuro", dijo, tras afirmar que las elecciones de noviembre podrían ser las que más impacto tengan en el futuro de la isla.
Igualmente, y en referencia a la crisis económica y humanitaria que atraviesa la isla, defendió que "cada vez que vengo (a Puerto Rico) no veo problemas sino posibilidades; veo gente con muchas posibilidades".
La tercera y última aparición pública de Clinton este martes será en el Complejo Ferial de Ponce, la principal urbe del sur, a última hora de la tarde antes de regresar a territorio continental. EFE