El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva arremetió hoy contra la "cuadrilla" de legisladores que "han implantado la agenda del caos" en Brasil y alertó sobre el "retroceso" democrático que vive América Latina.

Lula participó en Sao Paulo en un seminario con representantes de formaciones de izquierda y en el que también estuvo presente el ex primer ministro italiano Massimo D’Alema, presidente de la Fundación de Estudios Progresistas Europeos.

El ex jefe de Estado alertó de que el juicio político que busca la destitución de la presidenta Dilma Rousseff "está comandado por políticos corruptos que no se conforman con el resultado de las urnas".

Lula, blanco de dos investigaciones por supuesta corrupción, aseguró que la oposición no se conformó con perder cuatro elecciones y ahora, dijo, quiere implantar su agenda "neoliberal" a través de un "golpe" de Estado.

El 62 % de los brasileños apuesta por una nuevas elecciones presidenciales para superar la crisis política en el país, según un sondeo divulgado hoy.

A su juicio, el "golpe" está respaldado por la elite del país y por los medios de comunicación brasileños, a los que volvió a criticar.

El exmandatario cargó también contra el jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, a quien acusó de comandar el proceso para acortar el mandato de Rousseff a pesar de ser "reo en dos procesos de corrupción".

Lula, quien sufre de una fuerte ronquera, advirtió de que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) "resistirá" en las calles y "luchará" si avanza en el Senado el proceso de destitución contra Rousseff.

"En el PT vamos a resistir, vamos a luchar, porque con la democracia no se juega. Mucha gente murió para conquistarla", aseveró.

El presidente del PT, Rui Falaco, señaló que si la oposición consigue la salida de Rousseff "no habrá tregua ni respeto a un gobierno usurpador", que consideró que será "ilegitimo e ilegal".

En caso de ser destituida, Rousseff sería sucedida por el vicepresidente Michel Temer, quien ha roto todos los lazos con la mandataria y ha comenzado a reunirse con políticos de cara a comandar un eventual gobierno.

Fuera del hotel donde fue realizado el seminario se reunieron detractores y simpatizantes de Lula, quienes se enzarzaron en una guerra de coros a favor y en contra del expresidente, acompañados de cerca por la policía.

La división de los dos grupos fue un reflejo más de la intensa polarización social que vive el país, que en las últimas semanas sigue de cerca el proceso contra Rousseff.

La Cámara de los Diputados aprobó que continúen los trámites para un juicio contra la presidenta brasileña y la última palabra la tendrá ahora el Senado, quien podría tomar la decisión a mediados de mayo. EFE

Mayoría quiere nuevas elecciones

El 62 % de los brasileños apuesta por una nuevas elecciones presidenciales para superar la crisis política en el país, según un sondeo divulgado hoy.

De acuerdo con el estudio, realizado por el Instituto Ibope, más de la mitad de los encuestados quiere que tanto la mandataria Dilma Rousseff como el vicepresidente Michel Temer renuncien y que se celebren unos nuevos comicios.

Por el contrario, el 25 % de las respuestas fue a favor de que la jefa de Estado permanezca en el cargo, pero a cambio de que el Ejecutivo llegue a un nuevo pacto con la oposición.

Sólo el 8 % de los encuestados contestó que la mejor vía para resolver la crisis política es la destitución de Rousseff a favor de Temer.

El sondeo de Ibope también reveló que el 15 % de los brasileños considera que un sistema de gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático, mientras que el 40 % aseguró que la democracia es la mejor opción.

La presidenta de Brasil se encuentra amenazada con la posible apertura de un juicio político destituyente, cuyos trámites fueron aprobados hace una semana por la Cámara de Diputados y están ahora bajo la jurisdicción del Senado.

Una comisión especial en la Cámara alta, cuyos 21 miembros serán formalmente elegidos esta tarde, analizará la documentación remitida por el pleno de los diputados y, después, tendrá que ser votada por todos los senadores.

Es necesaria una mayoría simple de 41 legisladores para dar luz verde al juicio contra la presidenta lo que, de producirse, separaría a Rousseff del poder durante 180 días, los mismos que tendría el Senado para resolver el proceso y durante los cuales gobernaría Temer.

La encuesta, que cuenta con un margen de error de dos puntos porcentuales, fue realizada entre el 14 y 18 de abril, cuando se entrevistaron a 2.022 personas de 142 municipios brasileños. EFE