En artículos anteriores, rememoramos lo que era la zona intramuros final de los 70’.  En realidad, muchos la conocían pero pocos sabían que estábamos describiendo  la “centralidad urbana” de esos años: una centralidad bastante homogénea que se organizaba a partir de flujos y convergencias desde una plaza mayor y  varias iglesias en sus alrededores, con una segregación social marcada entre los barrios de la parte alta y los “de abajo”  y una sobre densificación de las casonas coloniales. Las relaciones  económicas se realizaban con el  puerto, las casas comerciales y la calle del Conde como eje vital de la identidad capitaleña:  ese mundo cohabitaba al ritmo de los barcos, del mar. Esas actividades variaban videntemente de dia y  de noche. Santo Domingo era una ciudad portuaria con sus barrios obreros o portuarios, sus malas noches y más vivencias en Borojol.  Tenía identidad, memoria e historia.

Ese escenario se daba entre un patrimonio monumental histórico o no en ruinas   y vimos nacer  la “otra ciudad” con la llegada de la democracia: las plazas comerciales,  las torres y los ejes viales nuevos – que desplazo durante  algunos años, la vieja centralidad, sin nunca poder recrear otra.

Hoy, es evidente, que la intervención urbanística a la cual asistimos en unas cuadras de la zona intramuros,  impulsada por el BID como lo hizo en múltiples otras ciudades de América Latina, amerita de una reflexión crítica, que no se puede detener frente al discurso oficial que asume  esa revitalización como centrada, en su primera fase,  en la rehabilitación de las redes técnicas, una parcial pavimentación nueva, un redimensionamiento de las aceras y la instalación de un mobiliario urbano que restringe los pocos parqueos de la zona.

Hasta el momento, esas acciones han provocado,- en ese largo tiempo de ejecución-, los efectos siguientes: 

  1. La conformación de una supuesta “identidad nueva’ de  nuestra parte hispánica,  a partir de prácticas que van desde, el uso de la pintura y los nuevos colores exteriores,  diferentes a lo acostumbrado, el uso del empañete en lugar de la piedra, del  hierro, de la madera y del nuevo  mobiliario urbano, que de seguir así, nos “teatralizara” o como dice F. Carrion, nos “boutiquiniza”. (miniaturización, refinamiento de lo pequeño, selectividad de la clientela)
  2. La revalorización del precio del patrimonio inmobiliario histórico o no, provoco hace muchos meses, atrás, la expulsión de los  inquilinos de la zona, el Polvorin, calle Mercedes, San Miguel, San Antón, el Conde en particular, con o sin indemnización de los dueños,
  3. El acaparamiento  de la renta de monopolio (plusvalía inmobiliaria)  sobre todo, en  las cuatro (4) cuadras de la intervención, por inversionistas extranjeros y alguna familia dominicana, anejando, parte del patrimonio nacional y  dolarizando todas las actividades,
  4. En consecuencias, esa dolarización ha uniformizado las actividades en solo actividades  lúdicas  y turísticas como bares y restaurantes, discotecas y gift shop o tiendas especiales para turismo, sacando los pequenos negocios como  las pulperías, los colmados, farmacias, de la zona,
  5. El resultado ya es visible es un proceso de gentrificación, que era inevitable dadas las relaciones de Poder e intereses que se defienden en la alianza estratégica conformada entre el Ministerio de Turismo, el Clúster empresarial, el Gobierno local  y el poco peso de las organizaciones de la sociedad civil para ser consultadas.

Asi lo reconocía el BID  hace poco a propósito de su financiamiento:

En la centralidad urbana de América Latina se están invirtiendo significativos recursos económicos y, sin embargo, la población no sólo que no crece si no que más bien está abandonando el lugar, al extremo de que se podría decir que la centralidad (en todas sus variantes) se vacía de población y, lo más grave, se vacía de sociedad….

En realidad, estamos asistiendo a una redefinición de la centralidad urbana perdida,  recreándola en la zona intra muros, en particular en base al patrimonio histórico dentro de un nuevo esquema territorial nacional y específicamente en torno al rio Ozama. Para el BID : “los centros históricos no pueden pensarse fuera de la totalidad de lo urbano, lo nacional o lo internacional, porque ellos no son contexto ni algo externo sino parte constitutiva y consustancial a su existencia. De allí que el peso y la significación del tipo de la centralidad histórica se define en el ámbito de la relación que le da sentido.

Como lo decía el BID hace poco: …”la República Dominicana tiene turismo de playa y sol, turismo de todo incluido. Hoy en día la tendencia de turismo ha cambiado mucho… Había una gran preocupación. Todo el mundo hablaba de esa parte histórica pero no tenía ninguna identidad para poder atraer a la gente. Y para proteger ese patrimonio, había que empezar por dotar la ciudad de esa personalidad que se necesita”.

Esto nos demuestra  la importancia que adquiere la centralidad urbana hoy en todas las ciudades  históricas-patrimoniales de América Latina y el interés del BID en guiar ese proceso para articularlas a nuevos procesos económicos ligados a la economía global, en particular al turismo internacional.

Hoy tenemos   una nueva coyuntura urbana, que lleva a una tendencia endógena y centrípeta, en el contexto de globalización, donde la ciudad existente cobra un peso singular y donde la centralidad se reconstituye para convertirse en la plataforma fundamental de la integración de la ciudad local, así como de ésta a la ciudad global (Castells, 1997; Sassen, 1999).

De allí,  que estemos presenciando al incremento sostenido del peso que ha adquirido la centralidad histórica en nuestro pais. Con ello se produce la revalorización de la ciudad construida y, a partir de ella, de la mayor revalorización de los tipos de centralidad existentes: la histórica y la funcional –que en algunos casos coinciden–, en un contexto de internacionalización; así como la aparición de una nueva centralidad histórica totalmente distinta a las anteriores.

Esperamos con ansia la segunda etapa que tiene que ver con viviendas, con barrios populares, con las Ruinas de San Francisco y la supuesta integración de la población a ese proceso como otros espacios a integrar  como son La Cienaga Los Guandules, los 3 Brazos, Villa Duarte, Sans Souci y ..lo que queda de la pesadilla llamada:  Isla Artificial, lo vemos no es solo, la zona historica.