La zanahoria y la cebolla han estado en recientes semanas con noticias relacionadas al Ministerio de Agricultura. Camiones de zanahorias fueron descargados en la oficina de esa entidad en Constanza como forma de protestar porque han otorgado permisos de importación que impiden tener beneficios en su cosecha. Los productores de cebolla, en cambio, sí han manifestado que podrán cerrar con ganancias por haber logrado un precio por quintal con las autoridades de agricultura. A 5,200 pesos el quintal los agricultores manifiestan que tendrán ganancias y han sido liberados del trauma de la comercialización porque ese es un precio “bastante sustentable”.  En este caso, la noticia no ofrece información sobre permisos de importación, dejando la interrogante si es que se otorgaron o se emitieron para cantidades que no deprimen el precio al punto de tener que botarlas.

¿Por qué con la zanahoria no se pudo lograr este precio sustentable para el productor? ¿Por qué se prefirió en ese caso aumentar la oferta vía las importaciones, de acuerdo con la versión de los productores? ¿No sufren ellos también un trauma en la comercialización? ¿Cuál es el costo fiscal ahora del monopsonio en la cebolla? ¿Cuál ha sido la evolución del precio final de estos dos productos?

La historia que cuentan sus precios finales al consumidor, utilizando la información de los índices de precios del Banco Central, es que estos tienen altas fluctuaciones. En enero del 2015, por ejemplo, la cebolla se compraba por casi un 40% más que en diciembre del 2010. Cuatro meses después, el consumidor pudo adquirirlo aproximadamente en un 40% menos con referencia a esa misma fecha.

En septiembre 2020, último mes en que estuvo vigente la anterior canasta para medir la inflación, por la cantidad de cebolla que se adquiría con 100 pesos en diciembre 2010 había que pagar 178.10. Ese es un aumento mucho mayor al cambio en el IPC General de toda la canasta básica, que pasa de 100 a 139.4, una variación que coloca la cebolla en el lugar número 31 en el ranking de los 305 productos que terminaron con el mayor aumento de precio.

Zanahoria, línea roja.

En la gráfica se observa que la zanahoria ha tenido fluctuaciones menos agudas, termina subiendo de precio en un 25% desde diciembre 2010 a septiembre 2020 y está muy lejos de estar en el tope de los diez productos que más subieron de precio, porque ocupa el lugar 225 en ese ranking.

Ahora bien, en la gráfica del recuadro más pequeño que presenta el índice de estos dos productos para la nueva canasta básica, que ahora es de 364 bienes y servicios, vemos que al consumidor le ha ido mejor con la cebolla que con la zanahoria.  En efecto, el índice de la cebolla presenta una caída en forma de tobogán infantil que pasa de manera pronunciada por debajo del que representa la zanahoria. Este producto que alcanzó notoriedad con el raso que la mencionó en aquella perogrullada del sueldo cebolla, tiene varios meses con tasas de variación mensual negativa superiores a las de la zanahoria. Para la variación acumulada a febrero 2021, la cebolla se está comprando en un 25% menos que su precio en diciembre contra un 9% de la zanahoria.

¿Es esto lo que lleva auxiliar al producto con la mayor caída en los precios? ¿La intervención es para asegurar rentabilidad al cebollero manteniendo precios actuales al consumidor o favorecer las ganancias del productor con compras usando fondos presupuestarios que se van a recuperar con mayor precio al consumidor? ¿Puede el gobierno ser la excepción a la advertencia bíblica que no se puede servir a dos señores, que en este caso es dejar contentos al mismo tiempo a tres amos: al consumidor, al productor y al contribuyente?

Las dos noticias nos dan una pista de algo bastante alentador: No hay recursos presupuestarios suficientes para asegurar precios sustentación a todos los productos agrícolas. No alcanzó para comprar las zanahorias. Con la de la cebolla toca construir un escenario como éste donde teóricamente sería posible la felicidad del trío en el supuesto que la producción nueva está lista para entrar al mercado:

  1. a) PCcf, es el precio de la cebolla al consumidor en febrero, uno que el Banco Central ha informado sobre su efecto positivo a que la inflación general no fuera mayor porque ha bajado en un 25% con respecto a diciembre, siendo ahora el objetivo que baje a un nivel donde se mantenga estable durante el resto del año;
  2. b) PCpm, es el precio “bastante sustentable” que se pagó ahora en marzo a los productores con fondos presupuestarios asignados al Ministerio Agricultura;
  3. c) Si a PCcf restamos PCpm tenemos el margen al que esa entidad tendrá que distribuir las cebollas al consumidor final para que el precio final se reduzca y provoque la satisfacción al que produce, consume y paga impuestos, algo posible si son ciertas las siguientes imputaciones sobre el precio final al consumidor: 1) está compuesto por el precio “injustamente bajo” que el intermediario privado paga productor, que ahora mejora para ser “bastante sustentable” el gobierno; 2) un exceso de ganancias en el servicio de intermediación, que ahora hará el Ministerio de una forma más barata, humana, higiénica y segura; y 3) el beneficio exagerado en la venta al detalle, para lo que se tiene una red de distribución pública sin el afán de lucro desmedido de los colmados, supermercados y vendedores ambulantes en plataneras o camiones con altoparlantes.

De cumplirse ese plan a la perfección, el consumidor pagará la cebolla a un precio menor al reportado a febrero en las encuestas de precios del Banco Central, el productor está feliz con un precio mayor y el ministerio estará recuperando el monto nominal erogado en la compra, distribución y venta con su exitoso desplazamiento del sector privado en servicios que no están ofreciendo al “precio justo” calculado por las autoridades.

Si esto funciona para la cebolla, se tendrán los argumentos para solicitar mayores recursos presupuestarios para clonar el plan para los 129 productos del grupo Alimentos y Bebidas No Alcohólicas de la canasta básica. En febrero, 100 de estos, con una ponderación de 16.9 del 23.8 del total que representa el grupo, aumentaron de precio, pero su incidencia de 0.275 en la inflación del mes fue contrarrestada casi totalmente por los 29 que tuvieron reducciones provocan una incidencia negativa de -0.244.

¿Notan el “peje’e jabón”? ¿Arranco con los 29 que están cayendo de precio y provocando daños al productor para estabilizar la caída o paso a ver lo que está pasando con 100 que suben de precio para resolver situación deteniendo escalada con el menú de precios sustentables, la sustitución intermediarios y detallistas agiotistas o la emisión óptima de permisos de importación? ¿Es que se tendrá que hacer una cadena nacional de radio y televisión como aquella cuando el Huracán David, pero ahora sin la insufrible letanía de Bruno Pimentel, en la que se pase el video y la narración de “Yo, el lápiz” de Leonard Read? Es el mejor antídoto que se me ocurre para ajustar a la realidad las buenas intenciones inspiran el deseo de complacer a todos. Mientras, deseo la mejor de las suertes y para ver los datos citados éste enlace.