Escuchando detenidamente las letras del merengue la varita de Aramis Camilo,me ha surgido la inquietud de si fue compuesto por un funcionario público.

Ser funcionario en este país es tener resuelto todos sus problemas inclusive de conquistas, tal como reza el merengue “Siempre he sido un vive bien bailo ahora y bebo ahorita, y todo se lo agradezco a mi famosa varita”. “yo vivo bien con mi varita, hago lo que quiera con mi varita, consigo dinero con mi varita, ando donde quiera con mi varita, consigo mujeres con mi varita, hago lo que quiera con mi varita”.

Esa tendencia de vive bien no es al azar cuando se tiene el poder en las manos pues, gozar de ello, les hace inmune a las leyes y pueden violentarlas cuando quieran porque tienen un ministerio, un congreso,  todo un partido detrás que les apoya. La justicia jamás será independiente porque quienes la administran son colocados en los puestos por los mismos funcionarios que tienen la varita.

Ahora bien, ¿se han preguntado alguna vez por qué un funcionario o político cualquiera jamás quiere desprenderse del poder? Dos cosas pueden explicar esto: la primera es que, siendo funcionario sobretodo diputado, pueden cubrir con facilidad hasta el dinero de las habichuelas con dulces, el regalo de las madres, San Valentín, día de reyes e inclusive hasta el mes del Ramadam pues, aunque no seamos musulmanes, lo importante es encontrar alguna fecha y fiesta qué celebrar para seguir repartiéndose dinero justificado por el discurso de la pobreza.

La otra razón que explica el apego a la varita la explica el mismo merengue: “ayer tuve mil problemas por andar sin la varita, caí preso y cogí golpes por andar sin la varita”.

Si se observan las desgracias que pueden sucederle por andar sin la varita son casi una pesadilla en la imagen de alguien que se ha vendido como honesto y capaz”. De ahí que justifiquen su vocación al continuismo con una expresión un tanto folclórica: “es mejor estar arriba con presión que abajo con depresión”.

Las mieles del poder no son tan fáciles de dejar porque, una vez pierdes la varita, te expones a los escándalos de corrupción, a la persecución de la justicia que, aunque se sabe que nunca les pasará nada, por lo menos se crea una percepción negativa sobre sus personas y a esto también se le huye por lo que es mejor mantenerse con la varita.

Dijo Eduardo Galeano que estamos ante una sociedad que ha ido cambiando los nombres a las cosas aunque la realidad sigue siendo la misma. Por ejemplo: se ha sustituido el concepto de hambre por el de “inseguridad alimenticia”, pero la realidad es que la gente sigue teniendo hambre.

En este sentido es fácil relacionar un cambio de concepto, pero con realidad igual y es que ahora a la varita se le ha llamado antorcha. Seguiré diciendo vivo bien con mi varita porque eso de vivo bien con mi antorcha como que no tiene mucha gracia, pero que se entienda: en el fondo es lo mismo.