La Universidad actualmente posee entre 15 Recintos, Centros y Subcentros repartidos en las tres regiones que geográficamente presenta el territorio de la Nación. Algunos de ellos nacieron a principios de los 70s, como CURNE, en San Francisco, y CURSO en Barahona, sembrando semillas como lo quiso y soñó el gran educador Eugenio María de Hostos.

Otros Centros emergieron con su vital savia en las más lejanas zonas del país, formando entre otros profesionales a profesores pueblerinos y rurales que encontraron su oportunidad en la Universidad Pública para profesionalizarse y elevar su calidad de vida. Es incontable la cantidad de egresados del Alma Mater expandida por toda esa geografía dominicana. Lo mismo que acontece con médicos, comunicadores, bioanalistas, ingenieros, arquitectos  y de toda carrera implementada en sus planes y currícula. Es un Centro de Educación Superior que en su calidad de pública facilita a los menos poseídos el espacio social y educativo para  hacer crecer la sociedad dominicana y en consecuencia la propia familia a que pertenece el egresado.

Las Leyes dominicanas amparan y protegen la enseñanza superior pública como la 5778, la de Autonomía y la última  indicada en la Constitución dominicana, sabiamente establecida en el rango constitucional para proteger la formación educativa de los pobres;  asigna un 5 por ciento del presupuesto nacional en beneficio de la UASD, que reiteradamente se le regatea  por los gobiernos, desempeñándose la Institución con un presupuesto deficitario, estacionado por más de tres años. Siendo la causa que genera disturbios y paralizaciones de su trabajo docente, al tiempo que se desenvuelve con las precariedades que para superarlas se reclaman;  falta de laboratorios, edificios de aulas, reparación y mantenimientos de la vieja estructura fundada en los 40s, falta de butacas, aulas con el doble de estudiantes ( hasta 70 u 80 estudiantes) y un registro de miles de profesores elegibles por concurso en espera de ser designados, pero no hay presupuesto para nuevas erogaciones;  y lo peor, pedido de reajuste salarial para sus servidores que reciben los mismos ingresos por más de tres años.

En esas justificaciones y otras razones se enmarca su solicitud de un mayor presupuesto para la Institución docente, cuando en cambio algunas universidades privadas además de recibir presupuesto del Estado, se les construyen edificios y laboratorios, que deben gastar de sus ingresos por matrículas muy caras que pagan las familias dominicanas; entonces de ahí que las protestas pacíficas de los uasdianos tiene un caldo de cultivo justificable y que además se ampara en la Ley,  que permite en un régimen de libertades reclamar con orden sus propósitos loables. Y esa fue la intención de la UASD al iniciar una marcha caravana con profesores, empleados y estudiantes aprobada por el honorable Consejo Universitario. Lo demás constituye una declaratoria partidaria del Ministro de Interior utilizando políticamente a su lado al Jefe de la Policía, en virtud de que el Ministro Fadul es su Superior, dañando la buena imagen de la Policía y su uso deprimente para fines estrictamente políticos. Fuera de que su fanfarronería es una práctica inveterada de sus lastimosas elocuciones estrambóticas a que nos tiene acostumbrados por temor a las movilizaciones de justas reivindicaciones.

Lanzar bombas lacrimógenas en un salón cerrado repleto de servidores es un crimen y todo indica que se hizo con fines de boicot para impedir la salida de la Marcha que se exhibía como exitosa por el orden, la motivación y la convocatoria multitudinaria de la familia universitaria, que pedía a gritos su Presupuesto de Ley. El Ministro Fadul, informan los Medios, la descalifica y mete un ingrediente político partidario desde una Misa sin todavía arrancar la caravana y explota la bomba de gases al interior de la Asamblea, tildando a gente extraña al Recinto para distraer a los receptores de noticias del caso de Joao Santana y el affaire con el Presidente Candidato. Puso en juego a servidores universitarios  al ordenar políticamente al Jefe de la Policía cercar de policías a la UASD y asfixiar con bombas de gases y perdigones a infelices estudiantes que protestan al igual que profesores por un justo presupuesto. Ahí decíamos presentes docentes que como yo se les paga con agresiones un digno trabajo de educador e investigadores de más de cuarenta años de ejercicio académico sirviéndole a la Nación, exponiéndonos a desaparecer en un instante, cuando su líder Juan Bosch (primo de mi padre) fue un noble protector de la educación, que el mismo ejerció y un icono de la honestidad  a la usanza del maestro Hostos.

Sugiero que el Presidente Medina designe una Comisión de alto nivel  para hacer una evaluación y proyección  de las urgentes tareas, programas y planes de la Universidad expandida en todo el País, que deba reunirse con una Comisión del honorable Consejo Universitario para resolver los problemas de la Institución y terminar en un Plazo corto de un mes el reconocimiento de sus necesidades presupuestarias en el marco de su Autonomía. De lo contrario, el percance seguirá y hay que evitar muertes y heridos en medio de una campaña. Así sugerir una reforma universitaria, que incluso imponga la carrera administrativa, de vuelta a los concursos de servidores administrativos  y  el correspondiente saneamiento de la Academia.

Si la sociedad dominicana quiere colocarse en estándares de calidad profesional y entrar en la sociedad del conocimiento, no de la información producto del uso superficial de la nueva tecnología y de un contenido sin cultura y ciencia, que generalmente no procesan en su cabeza los usuarios;  entonces se hace imprescindible invertir  privilegiadamente en dos trabajadores profesionales que ofrecen su labor intelectual con mucho esmero, dedicación, responsabilidad, entrega y talento. Nadie entrega calidad  profesional, sino la tiene y es por tanto de significado interés que un profesor universitario reciba unos emolumentos que ronde en los doscientos mil pesos mensuales, dado  a que de sus manos y cerebro salen todos los profesionales de una sociedad. Los servidores de la salud porque bregan cotidiana-

mente con la protección y preservación de la salud del pueblo que para rendir con calidad su oficio o trabajo han de vivir en condiciones saludables; esos dos colectivos generan movilizaciones y paros en sus exigencias sociales y de reajuste salarial conscientes de su rol sagrado en la sociedad dominicana, por encima de funcionarios gubernamentales y congresuales. No es una casualidad esta coincidencia.