Desde hace unas dos semanas, ha irrumpido una súbita y masiva movilización estudiantil, en el ambiente político mexicano, conocida como: “Yo soy 132”. Han realizado  grandes manifestaciones de calle, incluyendo un atronador abucheo a  Enrique Peña Nieto, candidato presidencial por el PRI, nada menos que en el estadio azteca y durante un juego internacional  de la selección nacional de footbal. En los  últimos días  se ha realizado la “Primera Asamblea General Estudiantil”, en la cual se congregaron  espontáneamente más de 7,000 representantes estudiantiles de más de 50 centros universitarios.  Procuran definir una agenda común consensuada.

Todo comenzó cuando el candidatoPRIista asistió a una actividad proselitista en la Universidad Iberoamericana, prestigioso centro privado de la ciudad capital mexicana. En esa oportunidad, según  informaciones, el candidatoPeña Nietofue interpelado por los estudiantes sobre  el “caso Atenco” y sobre la posibilidad de un juicio político al actual Presidente Calderón (PRI), por lo que consideraron fracaso de su la política anti narcotráfico, en cuyo sexenio  se ha registrado más de 60,000 muertes violentas. Ante las respuestas de Nieto,fue repudiado ruidosamente y debió retirarse. Los principales medios de comunicación del país, sobre todo televisivos, ocultaron o  reportaron  estos hechos de manera distorsionada, limitándose a la versión del candidato y calificando a los participantes de no ser estudiantes sino activistas políticos “acarreados”.

Los estudiantes involucrados, un total de 131, emitieron indignados  un comunicado público que firmaron con sus nombres, fotografías  y números de identificación estudiantil de la universidad, e iniciaron un movimiento de denuncia y protesta contra los medios televisivos,  demandando regulaciones que garanticen la democracia en la comunicación y el derecho a la información de la ciudadanía.

Estas protestas  recibieron progresivamente el respaldo de numerosos sectores estudiantiles a nivel nacional, todos los cuales se identificaron con el lema: “Yo soy 132”. Esta movilización ha continuado tomando cuerpo y eventualmente podría convertirse en un hecho político de gran envergadura, semejante al que durante el año 2011, en Chile, estremeció las bases de las políticas educativas neoliberales que, desde la dictadura pinochetista habían predominado, y detonaron con sus  demandas de democratización  educativa, un amplísimo movimiento masivo ciudadano que solo pudo ser calmado con la claudicación del gobierno derechista  de Piñera.

Para comprender mejor el significado de este movimiento estudiantil mexicano, conviene recordar algunos elementos clave del contexto.

Después de Chile, México es probablemente el país latinoamericano que  mas fiel y firmemente adoptó las recetas neoliberales, sobre todo a partir de la firma del tratado comercial conocido como NAFTA. Las consecuencias han sido realmente trágicas, desde la perspectiva social. La producción agropecuaria campesina, incluyendo el maíz, prácticamente ha desaparecido, la pobreza urbana y rural ha llegado a niveles de escandalo, y el país se ha convertido en escenario donde enseñorea el narcotráfico y otras asociaciones delictivas.

El descontento recorre como mar de fondo la dinámica social del país. Recordemos que en las pasadas elecciones  (hace 6 años) los resultados electorales fueron muy estrechos y fuertemente cuestionados  por múltiples sectores a nivel nacional e internacional.  En esa oportunidad Manuel López Obrador (PRD) y el actual presidente ( Felipe Calderón) postulado por el PAN, polarizaron los electores quedando el PRI, que anteriormente gobernó por mas de 8 décadas, relegado a un  tercer lugar.

Actualmente en México  está finalizando  una nueva campaña electoral y las votaciones serán el próximo 1 de julio 2012. Todo indica que los resultados podrían ser muy estrechos entre López Obrador (PRD) y Peña Nieto (PRI). Es difícil concluir cual podría ser el impacto de esta movilización estudiantil sobre el clima político y sobre los resultados electorales. El auge de las movilizaciones y demandas estudiantiles por la democratización de la comunicación, ha coincidido con una reducción de la amplia ventaja que disfrutaba Peña Nieto hasta hace apenas un mes, y un ascenso de la intención de voto por López Obrador, quien ha pasado al segundo lugar y se acerca al primero.

Conviene recordar que Peña Nieto era el  gobernador del estado de México, cuando en 2006, en San Salvador de Atenco, una comunidad cercana a la capital, y en el marco de la llamada “la otra campaña”, iniciativa del Frente Zapatista (EZLN), ocurrió una confrontación entre las fuerzas policiales locales y federales, con un grupo de manifestantes, que conllevó  a numerosos heridos y apresados. Posteriormente hubo fuertes denuncias nacionales e internacionales por supuesta violación de derechos humanos, incluidas violaciones sexuales.  Muchos sectores responsabilizan a Peña Nieto de estos acontecimientos.  De allí que es comprensible la sensibilidad del candidato a este tema.

Pero mas allá de las implicaciones político electorales,  es destacable que el movimiento estudiantil ha centrado sus demandas en garantías de democratización de la comunicación y del derecho a la información.  Es un tema muy sentido por muchos sectores en aquel país. En el marco de las reformas neoliberales de los últimos 12 años, ha ocurrido una acentuada tendencia a la monopolización de los medios de comunicación por parte de dos grupos económicos, quienes a su vez ejercen una fuerte influencia política, y mantienen una fuerte aunque sórdida pugna. El Sr Slim y sus empresas controlan mas del 70% de la telefonía fija, del 80% de la móvil, y mas de 30 televisoras  que, con una legalidad que muchos discuten, emiten su señal por vía internet. El grupo Televisa controla mas del 80% de la  audiencia de TV y ha impedido hasta ahora la legalización de  las televisoras del grupo Slim.

Como otro telón de fondo están las evocaciones a la llamada “matanza de Tlatelolco”. El 20 de octubre del 1968, fue reprimida una masiva manifestación estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco), en el centro de la ciudad de México, con un trágico saldo de cientos de fallecidos.

Actuaron conjuntamente un grupo paramilitar llamado Olimpia, y las Fuerzas Armadas. El escandalo empañó la gestión del Presidente Díaz Ordaz (PRI), quien recibió  numerosas condenas a nivel nacional e internacional, como principal responsable de esta acción. Las movilizaciones estudiantiles en México han tenido un historial de represiones violentas. De ocurrir en esta oportunidad,podría afectarse considerablemente la gobernabilidad, en una coyuntura política y económica delicada como la actual.

Es difícil predecir si el movimiento estudiantil desembocará en una “primavera mexicana”, como se acostumbra llamar a los masivos movimientos sociales  de “indignados” que han confrontado el estatus quo en el norte de África, sur de Europa,  y otras zonas, en el contexto de la actual crisis económica mundial.

Por lo pronto, parece renacer como uno de los ejes de resistencia al modelo neoliberal predominante y va concitando simpatías a nivel nacional e internacional. Este fin de semana fueron visitados por Camila Vallejo, la hermosa, inteligente y aguerrida  joven dirigente estudiantil chilena, quien les ha alentado con su presencia y ha llamado la atención sobre la importancia de que los movimientos sociales asuman un pensamiento estratégico orientado a construir nuevas mayorías políticas y avanzar hacia nuevos modelos de desarrollo.