Pienso que al culminar la dictadura de Trujillo dos aspectos, no del todo positivos, se observaron en la sociedad post-trujillista: la adopción en el habla de conceptos propiamente de la dictadura y una mala interpretación de la democracia.
En primer lugar la gente asumió el término régimen como sentido de disciplina y de orto-praxis. Solo que existía una pronunciación errada del concepto y se decía régimo en vez de régimen.
¿Cuándo se utilizaba el vocablo? Por lo general, cuando un niño cometía algún hecho censurable, como entrar en un patio ajeno y sustraer algún objeto o fruta sembrada en el patio, las personas se quejaban diciendo que ese muchacho no tenía régimo.
En nuestro caso era habitual salir por fincas ajenas a marotear mangos, chinas, naranjas agrias, leña, etc., pero esto no siempre era bien visto por los propietarios de esos terrenos y solían presentar las quejas a nuestros padres aconsejando ponernos régimo.
Esto no significaba que fuésemos delincuentes ni nada por el estilo, pero sí podía guardar relación con el falso concepto de democracia.
Al durar la población treinta años bajo un régimen represivo la democracia trajo consigo muchas libertades que se tradujeron en libertinaje; muchas de esas cosas aún se viven hoy y que reflejan una fuerte falta de régimo o régimen, pero de consecuencias.
En primer lugar pervive en la sociedad una inclinada actitud hacia la ofensa personal. He observado, aunque no ha sucedido con migo, que la gente opina y comenta artículos de opinión en este o cualquier medio digital donde, si no se está de acuerdo con lo escrito, se cae en acusaciones u ofensas personales y casi se detracta la imagen de alguien y en esto también han jugado un papel importante las redes sociales donde en cuestión de segundos te pueden convertir en héroe o en el peor de los villanos, pero se debe asumir como válido porque estamos en democracia.
Pero también uno mismo como hacedor de opinión puede dejarse llevar de los impulsos de algún hecho cualquiera con que no estemos de acuerdo y formular ideas que no aporten a elevar el debate conceptual, actitud que una vez criticó el ex presidente Leonel Fernández cuando dijo que debíamos aprender a conceptualizar y se le sacó de contexto por estar en una campaña electoral.
En la ciudadanía se observan actitudes que deben llamar a nuestra reflexión y acción ante la falta de régimo y citaré un solo ejemplo. Se ha puesto de moda que jóvenes se reúnan en vías principales del país para realizar competencias en motocicletas donde se desplazan a una velocidad endiablada acostados sobre el asiento boca abajo con las piernas extendidas hacia atrás y a veces hacia adelante. Esto es una peligrosa práctica que además evidencia una irresponsabilidad muy grande porque ponen en riesgo no solo su vida, sino la de cualquier persona que se desplace por la misma carretera donde realizan su peligrosa acción y ya se conocen casos de accidentes donde han resultado lesionadas personas que nada tienen que ver con esas competencias.
Siempre he dicho que el mayor fracaso de nuestra democracia reside en que la gente añore la dictadura expresada en una frase poco agradable “aquí hace falta un Trujillo” o como recientemente se ha popularizado “Trujillo ven a ver”.
Cuando el bien es mal manejado a veces se añora el mal y pienso que estamos en una sociedad donde el libertinaje en todos los órdenes nos está haciendo tocar fondo. No se trata de que vuelva el régimen (el de Trujillo) pero sí hace falta un régimo, el de las leyes.