Si de entrada me preguntaran ¿está usted de acuerdo con el aborto? Simplemente diría que no, pero no por religión, sino por convicción.
Tengo amigas que han abortado en más de una ocasión y la razón no ha sido por deformación congénita, incesto, embarazo ectópico ni causa terapéutica, la razón ha sido alguna relación de infidelidad e impulso de la pareja y ya.
No estoy de acuerdo con el aborto porque se mezcla la irresponsabilidad con la realidad y eso no es bueno. En un país con instituciones tan débiles cualquier aborto que se quiera realizar encontraría una excusa y las maneras de justificarlas.
Pero el hecho de que no comparta el aborto no me ciega ante la realidad de que en este país se realizan decenas de abortos a diario, las estadísticas dicen que más de 15 mil al mes y que muchas mujeres mueren por mala práctica en un aborto. Y vayamos más lejos: también están los abortos que se realizan tomando cualquier remedio casero y esos no quedan documentados ni registrados ni penalizados en ninguna parte, de manera que, aunque se penalice el aborto no van a desaparecer.
Pero también reconozco que esta decisión no debe ser tomada por presión religiosa ni de ningún credo. En el país viven más personas que no responden al cristianismo y me parece que una decisión de salud totalmente trascendental no debe realizarse por el populismo de congresistas amedrentados por grupos religiosos.
Creo que en los Estados las religiones deben tener límites pues nadie puede obligar a que se asuman directrices doctrinales en un país que es democrático, no teocrático. Aunque soy católico no estoy de acuerdo con el concordato ni con las secuelas de privilegios que de él se derivan en detrimento de otras confesiones del mismo cristianismo u otras religiones cuando existe una constitución que establece la libertad de cultos.
De igual manera confieso que me gustaría ver las Iglesias cristianas accionar con tanta diligencia en otros temas que también ponen en riesgo la vida, especialmente del país como la corrupción, por ejemplo. Pero a veces se prefiere pactar con los corruptos porque generan ciertas ayudas poniendo en entredicho su dimensión profética de anunciar y denunciar. ¿Se imaginan el país que tendríamos si las Iglesias se involucraran de lleno en las luchas del pueblo? Pero solo lo hacen en algunos temas, en otros lo dejan pasar por cuestiones de amiguismos con el poder.
Si bien el cristianismo está a favor de la vida, visión que también comparto como cristiano, también tiene un sistema de valores que actúa en consecuencias. ¿por qué no imponer su visión de la ética para que haya menos corrupción? ¿Por qué desapareció la teología de la liberación que cuestiona el poder y la desigualdad social?
Existen otros abortos que son un problema, la misma clase política que hoy aprueban o desaprueban proyectos dependiendo de la presión que ustedes ejerzan, la misma clase política con quienes se reúnen e invitan a almuerzos y cenas benéficas, la misma clase política que realiza donaciones a sus iglesias son un problema tan serio como el que hoy ustedes defienden.
¿Acaso no tienen esos políticos queridas y amantes a quienes, posiblemente, mandan a abortar si se embarazan? Pero ante esos hechos, también abominables, o ante la corrupción enmudecemos o se remiten a una carta pastoral que será comentada por varios días en los medios de comunicación y después pasará sin pena ni gloria.
Ojalá también contra eso (s) decidan luchar un día.