Ya han pasado unos cuantos meses desde que se proclamó a bombos y platillos, a despliegues mediáticos y a millones de pesos en costos a la tan llevada, traída y cacareada Marca País, señalando un hito nacional por lo esperado y necesitado del momento y otro por la vergonzosa profesionalidad con que se manejó a nivel oficial y privados, y por sus pobres resultados obtenidos en los que se tuvo que cambiar el diseño y variar su eslogan en su primera presentación.
Ya somos en el verbo la extraña definición retocada de la república para el mundo, que tanto puede ser un jugo de mabí, como una postalita de beisbol repetida, o uno de los chuflais aquellos de los antiguos colmados, lo que uno quiera, pues no satisface en explicaciones claras y precisas ni lo que somos a lo interno ni lo qué queremos vender a lo externo.
Y en la imagen adoptamos una línea gráfica con unos símbolos tan primos hermanos de la Marca País de Colombia, que cada vez que la vemos la palabra plagio viene a la mente como la abeja al panal de la preciosa canción de Juan Luís Guerra, la que le daban querella nomás por tener amores
Pero bien, el toyo ya está hecho y puesto en el hoyo, santificado y hasta pagado o mejor dicho mal pagado. Pero ¿Y después? Si importante es la definición correcta y certera del logotipo e imagotipo de la Marca País aún lo es igual o más su desarrollo posterior, pues las marcas no son estáticas ni están pegadas en la pared como decimos por aquí, sino que necesitan crecer y robustecerse de manera continua mediante acciones y campañas encaminadas a fortalecerla y siguiendo la dirección que indica su propuesta comunicacional expresada en el eslogan.
Así mismo debe involucrarse a los otros actores de la Marca País situados más allá del gobierno y que tienen una gran incidencia en su conocimiento y expansión, como lo son los sectores productores, comerciales y exportadores que fabrican y envían nuestros productos y servicios por el mundo con la calidad requerida y esperada, los ámbitos artísticos e intelectuales que gozan de una gran facilidad de comunicación internacional, los turísticos que juegan un rol de gran desempeño, y el más importante de todos que es la población del país la cual constituye el núcleo central de la marca y sobre la que se asienta su identidad.
Nos gustaría que nos explicaran cuales son estas acciones de marca y cómo vamos a proyectar el asunto tan aéreo de ´´república para el mundo¨. Esperemos que no sea una campañita más de corte turístico con un par de anuncios de prensa o un par de documentales de las playas, el sol, los cocos, las palmeras, las piñas coladas y otros clichés tropicales ya tan gastados.
El país es mucho más que un destino turístico que va tomando un nivel universal, es un increíble punto de posibilidades económicas y humanas, y geográficamente envidiable para miles de negocios nuevos y rentables, en agricultura avanzada, en tecnologías innovadoras, en construcción vanguardista, en nuevas energías renovables, en turismo interno y ecológico, en disfrute de una naturaleza rica y diversa, en fábricas sofisticadas, en servicios de comunicación y muchísimos rubros más. La oferta, como el deseo y el potencial de la gente dominicana, es infinita.
A ver señores marquistas del gobierno si esta vez lo hacen como se debe, que el país no es un juego y por ende se juega mucho con su marca… y si no tienen la gente necesaria para ello consulten con los que sí entienden del asunto, que los hay por el patio, y muchos.