Yo de política no sé y mi activismo político no va más allá en que siendo muy niña acompañé a mi papá en un carro a ir por los campos de La vega, en los cuales era conocido, a aupar a su candidato, que era nada más y nada menos que el que pedía “hermano, préstame tu voto”.

Nunca supe lo que eran los cargos públicos, puesto que mis padres siempre fueron simples maestros y de esa campaña siempre recuerdo que mi mamá nos contaba con mucha gracia, que mi papá sacó de ella un molde de hielo y un bombillo que le regalaron.

Pero a lo largo de mis años y con todo lo vivido, tengo mucha experiencia para afirmar “que el poder es bueno”

Recuerdo que en la época de Balaguer, un médico del Marión se alegraba de la pérdida del poder de éste, porque las mujeres de la “Cruzada del Amor”, se creían  las dueñas del hospital y que se paseaban por los pasillos dando órdenes, sin ser médicos, y esto, que su madre era de la elite de esa Cruzada.

En otro de los gobiernos que he visto, conocí al chofer de un funcionario que me dijo que cada vez que le mandaban a hacer un servicio a llevar a algún sitio a la  esposa de éste, él prefería que lo mandaran al infierno, porque la señora nunca le decía hacia dónde iban, sino que se pasaba todo el tiempo dirigiendo por dónde seguir y por dónde doblar. No hay  nada que incomode más a un chofer  o a cualquier persona, que no le den una dirección exacta y  poder trazar su ruta más conveniente.

Otra de las personas que en mi peregrinar conocí, un día la escuché comentar que había perdido diez mil pesos la noche anterior en el bingo, creo que antes no había visto cinco mil pesos juntos en sus manos. Esta misma persona, con la intención de retener a su marido, se sometió a todo tipo de cirugías estéticas. Creo que al final, de nada valió su exposición al quirófano.

Conocí a la hija de un funcionario que como no era buena en los estudios se amigó de una que sí lo era. A esta última le pagaban un seguro médico de los más caros destinado a los altos funcionarios y  la mandaron a un viaje por Europa acompañando a la amiga, una forma de pagar los favores por la ayuda estudiantil.

Otra señorita fue premiada con una beca para estudiar en España, para hacer su post grado, pero fue complacida con que todas las compañeras de estudio fueran también favorecidas con becas totales. Dentro de este panorama, también fueron favorecidos con cargos diplomáticos la otra hija de ese funcionario y el novio, para los cuales fueron creados consulados en donde no existían, ni hacían falta.

Conocí a los hijos de un funcionario que no iban más allá con los estudios , pero que también fueron favorecidos con becas avaladas por cargos diplomáticos, para irse a estudiar a Europa y que son los que están hoy en los puestos de mayores pagos en el país.

Conozco un caso muy especial en que una señora que estaba aspirando a un buen cargo en el gobierno, llamaba y llamaba a otra para que le ayudara haciendo bulto, ellas fueron compañeras de universidad y eran bastante amigas. Ésta última la acompañó a todas las caminatas, desayunos, ruedas de prensa, pues   creyó en la amiga quien llegó a ocupar el cargo de ministra. Ante las promesas hechas, le ofreció un puesto de baja categoría que no estaba de acuerdo a su preparación que era igual y cuidado si superior a ella y se olvidó de todas las promesas y nunca la recibió en su despacho, eso fue como “si te he visto, no me acuerdo”.

Recuerdo de un alto funcionario que cuando llegó a ocupar un cargo, lo primero que preguntó fue que dónde se movía más dinero para nombrar a su hermano. A este funcionario dos de sus mejores amigos y de más confianza le renunciaron al ver la corrupción que existía dentro de ese  despacho.

Todo lo que les he comentado se refieren  a los diferentes partidos, no a éste ni aquél. “El coronel dijo que a todas”, como dice el famoso cuento.

Debo hacer un reconocimiento al Licenciado Méjico Ángeles Suárez, con quien trabajé directamente. Siempre asistió a su trabajo, cumpliendo con su deber. Dirigió las campañas de vacunación, llegando a erradicar muchas de las enfermedades que han vuelto a reaparecer por el descuido en esa área y se involucró de tal forma en las necesidades de nuestro país, que junto al Dr. Amiro Pérez Mera, hicieron suyos los campos, creando las clínicas rurales en los rincones más apartados. 

Trabajé en el sector público, nunca marqué en rojo al llegar, no tenía tiempo que perder y a toda persona que conocí siempre las veía trabajando, si iban por un pasillo, era con un papel en la mano tratando de resolver algún problema,  no pasillando, ni “amarrando la chiva”, dicho popular dominicano aplicado a aquel que no quiere cumplir con su deber y anda perdiendo el tiempo.

En ese entonces, como lo que yo hacía era trabajar y todo el que me rodeaba estaba trabajando, no me di cuenta de las botellas. Teníamos hora de llegada, las siete y media. Había que marcar un reloj. Nadie quería que le marcara rojo, por eso todos estábamos a tiempo. Hoy puedo contarles que muchas veces necesitando alguna información en una institución pública, todavía el personal a las nueve de la mañana, no ha llegado en ningún departamento y es una vergüenza.

Hoy los sueldos están por las nubes, pero de algunos, las instituciones son patrimonios familiares y los puestos se van heredando de padre a hijos, esposas, cuñados, sobrinos y es que las mieles del poder son dulces. Las alcancías no tienen fondo y los bolsillos menos.

Por eso digo: “ES BUENO ESTAR EN EL PODER”.