Un joven , fue llamado por su nombre por dos sujetos que se apostaron frente a su casa en San Antonio, Los Mina. Al salir fue acribillado frente a los vecinos llenos de miedo. Su pobre madre declaró a la prensa que su hijo era un buen muchacho; que no le hacía daño a nadie “el lo que hacía era vender su droga”.
Este hecho ocurrió hace un lustro y causó asombro.
Hace meses una muchacha reclamó ante los medios de comunicación, para asombro de todos, que su marido estaba preso por un robo que no había cometido y que la policía se llevó todo lo que encontró de valor en su casa incluyendo setenta mil pesos. Argumentó que ese dinero no era producto del alegado robo puesto que el oficio de su consorte era vender drogas.
Cerca de la fecha en que ocurrió el hecho anterior la prensa reportó un tiroteo en el distrito municipal de El Cedro entre agentes de la DNCD y unos supuestos delincuentes sobre lo cual un lugareño expresó: “Es que la gente de la DNCD se pone a hacer negocio con esos tigres que venden drogas y terminan en eso”. Esa información llamó la atención, pues se da por supuesto que los agentes antidrogas y la policía no están para negociar con narcotraficantes y delincuentes.
Ahora,a cinco años más o menos de estos hechos, a propósito del asesinato del coronel de la policia en Baní, escuchamos a un hermano del principal acusado alegar en favor de su hermano que todo fue una estratagema de otros dueños de punto de venta de droga para dañar el punto de su hermano que es el “mejor”de Baní. Nadie se asombra. Nos han acostumbrado a la barbarie. Nada era más peligroso.