Solo era asunto de tiempo que la tragedia ocurriera.

Durante años, grupos externos a la UASD penetran al recinto para convertir en actos vandálicos/delictivos/terroristas lo que debería ser un acto de civilizada protesta estudiantil. Y entran armados… y disparan y apedrean a cualquiera que en su automóvil cruce por las cercanías de la universidad. (Hay videos).

No son revolucionarios ni estudiantes. Son terroristas.

A la izquierda dominicana le sobreviven unos especímenes que se han quedado atascados en marzo de 1971, en los doce años, en la guerra fría y sus excesos a dos bandas o a tres o a cinco, pues para entonces teníamos Embajada (la gringa), pero también embajadores chinos y soviéticos, cubanos y albaneses.

Para  entonces, con el país atrapado en las redes de una dictablanda balaguerista que la Embajada nos había montado en 1966, la UASD era el oráculo de la libertad, el templo de una patria que nuestra generación prometía construir.

Pero el socialismo real replicó a Stalin y no al Che. Y el hombre, lobo del hombre, una vez más hizo de las suyas. Que la Embajada y sus listas fueran el infierno nunca significó que los embajadores rusos/chinos fueran el paraíso. Pero nosotros, arrogantes en la soberbia de la juventud y sus utopías no lo sabíamos. Algunos tuvieron que vivir en el monstruo para conocerlo. Y no hablo de los Estados Unidos de los versos de Rubén Dario o Martí.

Poco a poco, el país fue saliendo de esos años terribles.

Hoy, los problemas de nuestra democracia son otros, pero esa izquierda termocefálica y obtusa, torpe como un marino en el pico Duarte o un pastor evangélico en Lucía, ¡ay!, ni se enteró.

A esos grupúsculos, -minúsculos y pequeñitos ellos-, sólo les quedó entonces la UASD. (Aquí hubo partidos cuya militancia completa cabía en un Lada soviético.)

Y llegó la violencia. Y continuó hasta al extremo de apedrear al presidente Mejía, un presidente constitucional de nuestra democracia, papelera, corrupta y jodida, cuyo problema hoy no es la libertad sino la impunidad ante la corrupción, la ineficiencia, el parasitismo/clientelismo y la inequidad social.

Son otros tiempos, pero esa “izquierda” no se entera. Y así le va, cada día más divorciada de los pobres nacionales. No se entera esa izquierda, ni se enteran las autoridades de la UASD, estas y las anteriores… y así seguimos hasta que ayer en la tarde, llegó la parca. La tragedia llegó.

Muy posiblemente, el asesino fue un agente policial, pero los corresponsables, incitadores de esa muerte son esas bandas externas que las autoridades de la UASD no han sido capaces de expulsar de sus calles en años. Y hoy, el bíblico Jeremías nos visita a todos.

Por suerte, hay videos de lo ocurrido. Se puede identificar y someter a la justicia a quien disparó, pero también a los vándalos armados que disparan a matar a los agentes y a cualquier ciudadano durante las protestas.

Como muchas de las instituciones del Estado, también la UASD debe ser rescatada de la ineficiencia y de la falta de autoridad, de la impunidad, de las mafias que allí sobreviven en la mediocridad más celebrada.

Ahí está la muerte. La PN lo asesinó y es solo cuestión de un análisis balístico encontrar al agente responsable. Pero con los videos se deben buscar a sus cómplices, a quienes con sus actos vandálicos hacía años que andaban buscando un muerto.

Como el país y nuestra democracia, la UASD también necesita urgentemente ser rescatada.