Esto será lo último que escriba sobre el caso de David Ortiz. La semana pasada se realizó una rueda de prensa donde se explicó los últimos detalles del caso y, honestamente, me pareció lógica y coherente, sin embargo, para la mayoría de la población no ha sido así y los entiendo.

El problema es que la sociedad había hecho sus propias averiguaciones, había armado su propio caso, habían creado sus propios culpables y escrito su propia historia y créanme, era más emocionante que la ofrecida por el Ministerio Público y la Policía.

La historia del Ministerio público es aburrida: no incluye mujeres como manzana de discordias y esta vez no sucedió como con Figueroa Agosto cuando se convocó una rueda de prensa y al no tener nada qué decir presentaron una serie de videos donde el narco aparecía teniendo sexo con una serie de mujeres y los piratas se dieron vida vendiendo ese material ilegal y hasta ahí la sociedad estuvo feliz aunque las autoridades no tenían nada qué informar, en cambio la rueda de prensa sobre el caso David Ortiz fue prefabricada, no tuvo morbo y el único morbo que había fue fulminado.

Menos mal que un periodista de CNN hizo una pregunta que salvó el show deseado, pero aun así el pueblo no ha quedado satisfecho. La insatisfacción de la masa es el cúmulo de muchas decepciones, del descrédito de la justicia, por la inoperancia histórica y eterna de la policía al punto de que nadie les cree, aunque digan la verdad.

Pero también el pueblo dominicano adolece de lo que el psiquiatra Antonio Zaglul denominó la teoría del gancho; es un pueblo que por naturaleza ha aprendido a dudar de todo y de todos, siempre siente que les están tendiendo un gancho y que las razones no son reales si no coinciden con sus propias conclusiones, con sus propias razones y con sus propias historias que por lo general son más emocionantes por esa capacidad histriónica que tenemos para contarlas, acompañadas de una exageración gesticular que hace vibrar nuestras emociones.

Por eso nadie ha creído la historia por más verdadera que pueda ser, pero sobre todo porque el amor hacia el Big Papi no se conforma con que digan que él no era el objetivo, que su imagen ha quedado limpia, que nada de lo que se dijo de él era cierto, ¡No! la gente quiere que los culpables paguen por el disparo a David Ortiz, no contra otra persona, aunque fuera la equivocada.

Y yo me pregunto y les pregunto ¿Si no hubiese sido David Ortiz todavía estuviésemos hablando de eso aunque se haya dado por concluido el caso? Así como hoy criticamos que la justicia resuelve cuando se trata de alguien influyente, así también digo que actuamos cuando se trata de alguien influyente y lo coherente sería mantener el mismo interés y presión cuando se trate de alguien sin nombre ni apellido, sin influencia porque en el fondo padecemos lo mismo que criticamos.

Espero que a David esto le sirva de experiencia y en lo adelante seleccione mejor sus amistades y los lugares que frecuenta pues mi conclusión de esto es que él mismo no es consciente del peso de su imagen y su persona, mientras tanto creo que es hora de parar el circo pues, aunque nos quede todo el espacio para dudar lo que se tenía que decir, se dijo.

Sígueme en Instagram @aprendoconrafael