No podía ser mejor escenario para tan emblemático encuentro. La ciudad estado Singapur y el famoso Hotel Shangri-La. Eran las 3 de la tarde del sábado 7 de noviembre de 2015 cuando el presidente de la República Popular China (RPCh), Xi Jinping y el presidente de Taiwán, Ma Ying-jeou, se estrecharon las manos, como máximos líderes de sus países. Es la primera vez, desde que Mao Tse-tung proclamó la RPCh el 1 de octubre de 1949 en Beijing y Chiang Kai-shek, como líder de la República de China, tuvo que retirarse a la isla de Taiwán, hace 66 años, por eso el mundo estuvo atento.
Muchas son las conjeturas y especulaciones que procuran explicar las razones por las cuales se reunieron precisamente en este momento. El argumento más recurrido es que lo hicieron para influir en las elecciones de Taiwán que son el 16 de enero de 2016. ¿Por qué? El presidente Ma, que ha sido el protagonista de un acercamiento que comenzó en 2008 cuando asumió el poder en Taiwán, ha perdido la popularidad y eso repercute en el candidato de su partido, el Kuomintang o KMT, que es el “Partido Nacionalista Chino”, que primero fue una mujer, Hung Hsiu-chu, pero como no lograba despegar en las encuestas, fue sustituida el pasado mes de octubre por Eric Chu, que tampoco ha logrado impedir que la mayoría de los taiwaneses prefieran votar por la candidata del opositor Partido Demócrata Progresista (PDP), Tsai Ing-wen.
Lo preocupante para China y para Ma, es que la favorita para ganar las elecciones, Tsai, cuenta con el apoyo de los pro independentistas y además no acepta el “Consenso de 1992”, que ha sido y sigue siendo la base de las actuales relaciones al uno y otro lado del Estrecho. Es que la potencial presidenta de Taiwán a partir de mayo de 2016, si gana las elecciones en enero, tiene un discurso difuso, además se ser contradictorio en algunos aspectos. Promete que mantendrá el “status quo” con China, pero esto no es posible sin reconocer el “Consenso de 1992”. La situación en Taiwán es compleja y el futuro político no está muy claro, por eso es que la mayoría de los analistas coinciden en que la principal razón de este histórico encuentro es esa.
Quizás no sea con el objetivo de imponer el candidato del KMT, ni de disuadir al pueblo para que vote por Eric Chu, no obstante, creo que sí para enviar un mensaje: lo aconsejable es seguir profundizando el acercamiento, porque desviarse sería una aventura no conveniente, sobre todo para los mismos taiwaneses.
23 acuerdos comerciales, vuelos directos entre Taiwán y el Continente, 8 millones de turistas, el desarrollo pacífico a través del Estrecho, entre otros avances, corren peligro si se producen cambios bruscos en la isla.
Se reunieron, como líderes de ambos lados, Xi y Ma se llamarán mutuamente “señor”, ninguno llamó presidente al otro. Expresaron sus puntos de vista y en sus discursos quedó claro el mensaje: mantenerse en el “Tao”. “Somos familia, y la sangre es más espesa que el agua”, dijo Xi Jinping. Por su lado, Ma Ying-jeou, fue más claro y dijo, venimos a “consolidar la paz y el status quo de no independencia, no unificación y no uso de la fuerza”.
Los dos están de acuerdo en seguir el camino-tao, iniciado en 2008, apoyados en el “Consenso de 1992”, para consolidar la paz y continuar la etapa de acercamiento y beneficios recíprocos entre las partes.
La Federación de América Latina y Caribe de Amistad con la República Popular China (FALCARPC), que preside el diplomático venezolano Erik Becker y que tiene en su directiva para el período 2015-2017, representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Guatemala, Costa Rica, Haití, Suriname, Perú y República Dominicana, valora de manera especial este encuentro, porque precisamente, uno de los objetivos de esta institución regional, es la procura de una mejor relación a uno y otro lado del Estrecho, es que este pueblo hermano se reencuentre y vuelva a trillar el camino de la concordia.
Mi recomendación es que desde ya demos seguimiento a las elecciones de Taiwán del 16 de enero de 2016 y a las declaraciones de la favorita para ganar, Tsai Ing-wen, porque ahí encontraremos respuestas a muchas interrogantes.