Aprovechando que la ciudad estaba medio desierta y con la discreción que siempre le caracterizó, el miércoles santo dejó esta vida el Dr. Wellington Ramos Messina.

Cuando se escriba la historia del Derecho Bancario en la República Dominicana, se reconocerá al Dr. Wellington Ramos Messina como su padre fundador, por su aporte doctrinario y su intenso ejercicio en esta materia.

Pero además del excelente abogado que siempre fue desde el punto de vista técnico, don Wellington era una persona que sobresalía por su integridad a toda prueba. Recuerdo un encuentro con él en la entonces Dirección General de Impuesto sobre la Renta, en la que yo realizaba unas gestiones para la firma de abogados en la que trabajaba y él estaba personalmente presentando su declaración jurada de impuesto sobre la renta.  Le expliqué que yo no presentaba mi declaración pues pagaba mis impuestos a través de la retención que hacía mi empleador y me explicó la importancia para todo abogado de presentar su declaración jurada anualmente, ejemplo que seguí desde entonces.

Era y seguirá siendo una persona altamente respetada por todos los que le conocieron. Fue conmovedor observar en la funeraria este jueves santo a una persona de carácter tan recio como el Dr. Emmanuel Esquea Guerrero, parado frente al  cuerpo inerte de don Wellington, acariciar su rostro. El Dr. Esquea, quien fue testigo de primera línea de las virtudes de don Wellington pues ejerció en su oficina por varios años, sucumbió ante la partida de este gran hombre.

En una ocasión un grupo de abogados estábamos buscando a un abogado que pudiera representar a un conjunto de organizaciones de la sociedad civil que interpondrían una acción directa de inconstitucionalidad contra la Ley de Carrera Judicial, uno de cuyos artículos pretendía cercenar la inamovilidad de los jueces alcanzada en la reforma constitucional de 1994. Los hermanos Ramos Messina, don Wellington y don Emmanuel, colaboraron con entusiasmo, prestando gratuitamente su talento y el enorme respeto que se habían ganado en su práctica profesional.

Su preocupación por el Estado de derecho en nuestro país lo llevó a ser uno de los fundadores de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), de la que llegó a ser su presidente.

Su dedicación a la profesión del derecho quedó demostrada con un ejercicio que sólo se detuvo en enero de este año cuando su último quebranto lo postró en la cama. Un hombre íntegro, un profesional destacado. Descanse en paz, mi querido don Wellington.