El mismo día en que los presidentes de Haití y República Dominicana se reunían con el presidente Trump en Mar-a-Lago, tuvo lugar en Washington un análisis sobre un reporte preparado por el renombrado y conservador think tank el “Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS)”, financiado por la oficina de la USAID en Puerto Príncipe, titulado “Comercio entre fronteras y corrupción en la frontera dominico-haitiana”.
Un grupo de prominentes empresarios haitianos estuvo presente y llevaron la voz cantante. No asistió ningún empresario dominicano y presumimos que eso refleja su frustración ante el continuo cambio de interlocutores. Tan solo acudieron dos funcionarios del gobierno dominicano, ninguno de los cuales habla inglés. La traducción fue organizada a último minuto y resultó deficiente.
Según ese estudio nuestro comercio fronterizo opera “mayormente sin control”, lo que no solo perjudica a los ingresos tributarios haitianos, sino a su producción agrícola e industrial. Admite que “funcionarios haitianos, corrompidos o intimidados por poderosos congresistas y empresarios, permiten a los importadores traer mercancías por la frontera sin inspecciones apropiadas”. Un industrial haitiano declaró a los autores del reporte: “Estamos hablando de grandes camiones con guardias armados. Todos saben que senadores y diputados tienen el poder como para poner a su propia gente en la aduana. Envían sus carros oficiales para asegurarse de que pasan por la frontera”. También cita el trágico incidente del pasado noviembre cuando un oficial de aduana tiroteó a un contrabandista y la reacción fue incendiar la oficina de aduanas en Malpasse, matando a todos los que allí estaban y destruyendo computadoras. Pero el reporte también cita corrupción entre militares dominicanos. Haití acaba de crear una policía fronteriza, el “Polifront”.
Consecuentemente, sugiere que Haití debe dar prioridad a reformas aduaneras y los dominicanos a enfrentar la corrupción entre “sus fuerzas de seguridad” fronterizas. Plantea que las aduanas, así como las oficinas de migración y de policía de ambos países estén ubicadas en un mismo edificio en los cuatro principales puntos fronterizos. El reporte hace muchas otras sugerencias, tanto a los gobiernos haitianos y dominicanos, como a sus sectores privados y a los organismos internacionales.
Los representantes del liderazgo privado haitiano alegaron en la discusión que Haití está por devenir en un Estado fallido debido a su incapacidad de cobrar impuestos a las importaciones procedentes de Santo Domingo y a su regreso a Puerto Príncipe de inmediato sugirieron que se dé una cumbre entre los presidentes de ambos países para tratar el tema de la corrupción y el contrabando fronterizo. Allí es tema de primera página.
El año pasado Daniel Dorsainvil, ex ministro de Hacienda haitiano, confeccionó un estudio para la Asociación de Industrias de Haití donde estima que alrededor de US$259 millones en exportaciones dominicanas se registran en las aduanas dominicanas, más no en las haitianas, por lo que ese contrabando se origina en Haití. Sin embargo, agrega que otros $375 millones en exportaciones dominicanas no se registran en ninguna de las dos aduanas, lo que implicaría que las autoridades de ambos países son las responsables. Pero ese autor admite que “los valores exactos del comercio informal son extremamente difíciles de determinar”. Aunque ese estudio se entregó hace más de un año, que sepamos ni el gobierno, ni el sector privado dominicano han criticado públicamente el mismo. El gobierno haitiano estima que anualmente deja de cobrar en la aduana entre US$184 y US$440 millones, recursos con los que, según Dorsainvil, se hubiese cubierto el déficit fiscal del 2015. Los haitianos también se quejan de problemas fitosanitarios con relación a pollos y huevos. De estos últimos, según Dorsainvil, un millón pasa por la frontera, sin inspección y sin pagar impuestos.
Tenemos entendido que la Dirección General de Aduanas dominicanas envía electrónicamente a la haitiana detalles de cada embarque y hasta se ha ofrecido a cobrar y entregar los impuestos haitianos. La empresa suiza SGS hace años que certifica el grueso de la exportación dominicana. Entre 1925 y 1938 eran americanos quienes cobraban los aranceles en ambos lados de nuestra frontera. No había entonces contrabando ni subvaluación.
CSIS y el empresariado haitiano seguirán con el tema y tenemos que estar listos para defendernos mejor que como hasta ahora.