Veníamos refiriéndonos al voto de los militares y a nuestro parecer de factibilidad de que en la República Dominicana lleguemos a tal conquista democrática. Nuestro país debe, de una vez por todas, comenzar a abrirse a la idea de vestir nuestra democracia con pantalones largos.

Si la constitución establece que todos los dominicanos mayores de 18 años y los casados, adquieren la condición de ciudadanos; y de igual forma, ordena y establece que tal condición implica elegir y ser elegible, decidir sobre asuntos en referendo, entre otros compromisos ciudadanos; es una exageración constitucional vedarle el derecho ciudadano a los militares, de ejercer el sufragio.

Al momento de un ciudadano enlistarse al servicio militar o ingresar a una academia de cadetes, y mientras permanezcan en las filas, no pierden por ello su condición de ciudadanos, ni se justifica que los hombres de uniformes, que los caracteriza el honor, sean tratados como sub-judice.

Ya no cabe la justificación que se basaba en el peligro de la politización de militares y policías, eso ha pasado a la historia, los vestigios de intromisión e implicación del aparato militar en asuntos políticos, ya son remotos. Tampoco se puede echar mano del argumento del carácter de no deliberantes de los uniformados, pues realmente lo que residía en la intención política de otros tiempos era el temor a la coacción de superiores sobre subalternos al voto condicionado o dirigido a favorecer al tal o cual candidatura. Ya me referí a que en el cumplimiento de ninguna orden importante del poder político, habrá de estar constreñido el mando militar a no deliberar, pues toda orden se somete a un proceso de deliberación para buscar el curso de acción más conveniente a la intención estratégica y política.

No entiendo el argumento utilizado por muchos de que no estamos a la altura de la civilidad y cultura de otros países en los que tal prohibición ha sido superada o no ha existido nunca, entre los que se puede mencionar Inglaterra, Estados Unidos, España, Francia, Canadá, etc. ¿Por qué razón apocarnos? En la actualidad, somos de los pocos países en los que subsiste tal incoherencia democrática, pues no hemos entendido que una cosa es reconocer a todo el mundo el derecho ciudadano al sufragio, incluyendo a militares y policías; y otra muy distinta es que esto implique participación en propaganda política y expresión pública de simpatías por determinado bando político, o formar parte del padrón de algún partido, lo mismo que asistir a ejercer el sufragio uniformado militarmente; estas últimas condiciones sí justifican restricciones.

Pero vayamos más a nuestro entorno, en la gran mayoría de países de América Latina se permite el sufragio a militares y policías, tal es el caso de Perú, Nicaragua, Argentina, Chile, Paraguay, Venezuela, México, Uruguay, Ecuador, Panamá, El Salvador, y Bolivia, que son sólo parte del conjunto de países que conforman la gran mayoría de aquellos que han institucionalizado el voto de militares y policías. Nótese que en su mayor parte, tales países han tenido un pasado muy convulso, lo que ha sido superado.

Los militares y policías dominicanos de las últimas décadas se han institucionalizado y profesionalizado, y no existen las condiciones que se daban en otros tiempos en los cuales la falta de tales cualidades, era caldo de cultivo para que se dieran hechos reñidos con una democracia sana, por lo tanto: país, instituciones armadas, militares y policías están preparados para ejercer un derecho de toda la ciudadanía; No proponemos militancia ni proselitismo político de los uniformados activos, pues no es saludable al Estado de derechos, pero muy distinto es ejercer una facultad, pues los militares también piensan, y también tienen derecho de preferir y elegir a quien entiendan que representa lo mejor para su patria.