Existirían cuatro razones para explicar por qué nuestro país no se alió con las naciones demócratas del continente en el voto en la OEA sobre la deteriorada situación política y económica provocada por el régimen de Maduro en Venezuela.
La razón ideológica. La ideología política original del PLD, inspirada por Juan Bosch, fue de izquierda, aunque cuando tomó el poder en 1996 no la puso en ejecución. De ahí que muchos del Comité Político simpatizan con el chavismo, a pesar de lo expresado en aquel Wikileak donde Leonel Fernández le admitió al embajador norteamericano que no entendía los cimientos de la revolución bolivariana. Por eso el gobierno del PLD votó en la OEA sobre el caso de Venezuela, junto con Bolivia, Ecuador y Nicaragua, gobiernos simpatizantes del chavismo y en contra de una acción intervencionista, y no junto con México, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Canadá y Estados Unidos, países demócraticos y que auspician una acción contra el régimen de Maduro.
La razón económica. Hasta hace poco el gobierno de Maduro apoyaba la balanza de pagos y el presupuesto dominicano a través de la venta a crédito muy blando del petróleo venezolano. Eso obligaba a votar a favor de Venezuela, so pena de perder el crédito. Pero ese ya no es el caso, pues desde hace un tiempo no recibimos ese financiamiento, dada la deteriorada situación petrolera venezolana. Eso explica por qué naciones que antes recibían esos créditos como Jamaica, Barbados, Bahamas, Santa Lucía, Guatemala, Honduras, Guyana y Belice votaron en la OEA en contra del régimen de Maduro, pero nuestro país, en igual condición, no lo hizo.
La razón diplomática. Se alega que votar en contra de Maduro sería ir en contra del principio de la no intervención en los asuntos internos de un país. Es el mismo argumento utilizado por Trujillo cuando criticaba a la OEA por las sanciones impuestas a nuestro país por el fallido atentado contra Rómulo Betancourt en 1960, sanciones que el pueblo dominicano, entre septiembre y diciembre de 1961, públicamente pidió, a través de la Unión Cívica Nacional (UCN) y el Catorce de Junio (1J4), que se mantuviesen hasta la salida del último Trujillo y de Balaguer. Ese alegato, lo utilizó hace pocos días nuestro Canciller, Miguel Vargas Maldonado. Es irónico, pues lo expresó el Presidente del PRD, partido que, a través de sus contactos con la Internacional Socialista, buscó la injerencia internacional en la lucha contra Balaguer. Ese argumento también lo expone un gobierno cuyo ex Presidente y miembro del mismo partido, Leonel Fernández, ante la crisis venezolana negocia una solución "injerencista", junto con un ex jefe de Estado de España y otro de Colombia. Fernández también encabezó la misión de la OEA en las recientes elecciones ecuatorianas. Pero podría ser que nuestro gobierno adopta ahora ese argumento previendo que la OEA quiera un día intervenir en el caso dominicano, si es que bajo el PLD devenimos cada día menos democráticos.
La razón haitiana. Como hemos tenido problemas en la OEA por el tema de la mano de obra haitiana, algunos podrían considerar que no deberíamos apoyar en nada a Almagro, Secretario General de la OEA.
Ninguna de las cuatro razones justifica que hayamos votado en la OEA a favor del gobierno de Maduro, junto con otros países como Haití, El Salvador, Trinidad y Tobago, San Vicente, Antigua, Dominica y Granada y junto con las tres naciones bolivarianas Ecuador, Bolivia y Nicaragua, unos once votos. Por el contrario, el voto en contra del gobierno de Maduro sumó 20.
Mal hizo el congresista norteamericano de origen cubano, Marco Rubio, al amenazarnos, junto con Haití y El Salvador, con quitarnos la ayuda externa americana si no cambiábamos el voto, pues si ahora lo hacemos daría la impresión de que claudicamos ante esa presión. Pero las razones para cambiar el voto están claras.