Desde hace 4 años, en el país la moda es el voto electrónico. En las elecciones del 2016 se implementó por primera vez esta modalidad de sufragio. Ahora, de nuevo los partidos se apresuran a validar un método de votación poco seguro.
En efecto, el 2 de marzo 2016 publiqué el artículo “El conteo electrónico de votos” en esta misma columna. El citado texto, alertaba sobre la posible vulnerabilidad del nuevo sistema y la escaza capacidad en operar equipos tecnológicos de primera generación.
Creo innecesario, reseñar los fallos de los equipos en mayo del 2016. Basta recordar, que en muchos colegios electorales el proceso fue suspendido y en decenas de municipios las juntas electorales fueron militarizadas.
Ahora, algo que si vale la pena resaltar es que según Julian Assange, “El voto electrónico es una locura absoluta ya que es muy fácil de manipular”. Assange es el creador de Wikileaks, los famosos cables “secretos” que delatan la servidumbre asquerosa de los políticos hacia Estados Unidos.
“En una videoconferencia organizada por la Conferencia Internacional de Software Libre (CISL), el exiliado en la Embajada de Ecuador en Londres afirmó que —como experto en seguridad, el voto electrónico es un suicidio para elecciones nacionales. La criptografía es fácilmente modificable–”.
Los políticos dominicanos, que andan “en Belén con los pastores”, ya que no aprenden de sus propias experiencias, que asuman su complejo de Guacanagarix y confíen en Assange. Según el creador de Wikileaks, en 2016 el gobierno ecuatoriano le cortó el servicio de internet “hasta que terminen las elecciones de Trump contra Clinton”. La suspensión se debió al temor de que Ecuador fuera acusado de intervención tecnológica en las elecciones gringas.
Visto desde los intereses de los votantes, el voto electrónico es del todo improcedente. Con esta modalidad, resulta imposible para el elector percatarse de que su voto se le sumará al candidato de su preferencia. “…la gente que votará en los comicios no puede saber si los controles que supuestamente existen, realmente se establecerán. Para una votación presidencial, es una locura absoluta establecer el voto electrónico”, reiteró el informático australiano.
¡Ojo!, Julian Assange descarta el voto electrónico para elecciones nacionales o presidenciales, no así, en caso de votaciones locales o municipales.
El presidente de la Junta Central Electoral “Explicó que el modelo automatizado creado por la JCE no es voto electrónico como tal, ni reúne las características y debilidades” que le atribuyen.
Castaño Guzmán afirma que “El voto automatizado se diferencia del electrónico, porque permite ser auditado. Incluye la impresión de un comprobante de la votación que se deposita en una urna y se deja así constancia física del voto de cada ciudadano”. Según él, “el sistema automatizado trabaja sin conexión mientras se está en el proceso de votación”.
En mi artículo citado arriba se explica que “los venezolanos… Con toda la experiencia acumulada implementan un sistema dual de conteo, es decir, el 50% se cuenta automático, mientras que la otra mitad se hace manual”.
En su momento, Participación Ciudadana propuso que se seleccionara una muestra aleatoria de colegios electorales para que el voto y el conteo se hagan manuales. Es inexplicable, que hoy esa misma organización aún mantiene silencio sobre el voto electrónico para el 2020. ¿Qué espera el movimiento cívico para alertar sobre el tema, qué el tiempo de aplicar correctivos se acabe?
A quienes más afecta la inseguridad del voto electrónico, es a los partidos de oposición y entre ellos a los minoritarios. De igual modo, el partido gobernante mañana puede ser opositor y lo que hoy le favorece pronto le será contrario. Por tanto, vale la pena que para beneficio de los partidos, por esta vez se piense en los electores.
¿Qué seguridad tienen los partidos políticos de que no serán víctima de la automatización del conteo de los votos? ¿Están los votantes preparados para votar bajo esta nueva modalidad? ¿Cómo se formularán las impugnaciones en los Colegios Electorales? Son algunas de las interrogantes obligatorias.
La experiencia de República Dominicana en las elecciones generales del 2016, es suficiente para que los líderes políticos ni por asomo mencionen el voto electrónico. Igualmente, hay que estar chivo con lo del voto automatizado.