El censo de población de Brasil evidenció una alta concentración de ricos y de clase media en unas regiones y de pobres en otras.
Un análisis post electoral de la segunda vuelta en ese país ahora muestra que los votos a favor de Bolsonaro, el duro conservador, el “Trump tropical”, volátil y agresivo, populista y reaccionario, amigo de Taiwán, fueron más altos en las primeras regiones y los de Fernando Haddad, el del Partido de los Trabajadores (PT) de un Lula encarcelado, fueron más altos en las segundas.
Bolsonaro logró hasta el 75% de los votos en municipios de clases medias y/o altas, pero solo un 25% en la mayoría de las localidades pobres y de los poco educados. A nivel nacional Bolsonaro ganó con diez puntos de ventaja.
El programa “Bolsa Familia” de Lula, del cual copió el PLD las tarjetas y programas de Solidaridad, estuvo concentrado en las áreas de los pobres y eso ayudó a Haddad. La mayor preocupación y el tema principal de la campaña fue el crimen, la corrupción y el robo por parte del gobierno de Lula, ejemplarizado por el escándalo “Lava Jato”, vinculado a los sobornos de la Odebrecht, que fue descubierto por el juez Moro, quien ahora suena como el procurador de Bolsonaro. El PT traicionó a los pobres
¿Qué podríamos proyectar de esa experiencia brasileña con relación a las elecciones presidenciales dominicanas del 2020? ¿Qué el PLD va a ganar en las regiones pobres, gracias a las tarjetas de Solidaridad y a los compañeritos que sobran en las nóminas? ¿Qué el PRM va a ganar en las zonas de clase media donde la gente está escandalizada por la “dictadura perfecta” de veinte años del PLD, con su incapacidad de someter a la justicia a los funcionarios y políticos corruptos, así como a la concentración de todas las decisiones en la cúspide del partido, sin una justicia y un congreso independiente?
Según estudios serios nuestra clase media llegará en el 2020 a un 37% de la población y el propio presidente Medina declaró en febrero que en nuestro país “hay más clase media que pobre”. Sin embargo, las encuestas dominicanas, asignan un 10% a los ricos, un 30% a la clase media y un alto 60% a los pobres. Si es así, el PRM de la clase media y la marcha verde perdería frente al PLD de los pobres.
¿Y los ricos por quién van a votar? Con el crecimiento más alto de América Latina durante varios años, con estabilidad de precios, poca devaluación y sin reforma tributaria o agraria, votarían por el PLD. Así tendríamos 37% para el PRM y un 63% para el PLD. Ese 37% no difiere significativamente del 36% que actualmente está sacando Abinader por el PRM.
Por supuesto, todo esto se vería influenciado por las personalidades de los candidatos, por los recursos económicos con que contarían para la contienda y por la situación económica dentro de dos años.
Pero el PLD se estaría cavando su propia tumba, si logra aumentar la proporción de la clase media entre la totalidad de la población pues es una clase hostil a todo lo que representa ese partido.
Creemos que puede ir adelantándose algo de estrategia y tácticas. Bolsonaro saturó al país con noticias falsas a través de las redes sociales, algo previsible que ocurrirá aquí, a no ser que nuestra Junta Central Electoral actúe a tiempo. Bolsonaro también atacó a periódicos que lo criticaban, como hace Trump contra CNN y el New York Times. Los evangélicos en Brasil, al igual que en Estados Unidos, apoyan a la derecha, aún a un Bolsonaro, con estructura partidista débil. En nuestro país, según encuestas, los evangélicos son más respetados que los católicos y jugarán un importante papel en el 2020.