En estos momentos se están efectuando las votaciones presidenciales de la segunda vuelta en Haití. La ex primera dama Mirlande Manigat y el cantante Michelle Martelly son los candidatos que compiten por la presidencia.
Según la encuesta Dagmar, realizada en febrero, un 60.3% de los haitianos favorece a Martelly, en cambio el 38.9% apoya a Manigat.
La sorpresiva llegada del ex dictador Duvalier y el retorno del ex presidente Aristide provocan un ambiente tenso y emotivo, que indudablemente tendrá incidencia política en los votantes.
Llama la atención que EE.UU. no se opusiera al retorno del ex dictador Duvalier, pero si al del ex presidente Aristide.
La Organización de Estados Americano (OEA) denunció serias irregularidades en los preparativos de las votaciones y declararon que aumentarán los observadores para velar por la transparencia en el proceso. En un comunicado expresaron que, "Los errores de la primera vuelta tendrán las mismas repercusiones en la segunda vuelta".
Asimismo, el candidato de Respuesta Campesina, pidió recientemente la destitución del presidente del Consejo Electoral Provisional (CEP) y de su director, debido a las irregularidades cometidas en la primera vuelta.
Un total de 23, 900 agentes velaran por la seguridad de las votaciones. La Misión de las Naciones Unidas (Minustah) ha expresado su preocupación por los actos de violencia que se pudieran generar.
Se esperan unas votaciones marcadas por violencia, irregularidades, posibles fraudes y una abstención considerable. El ganador será Martelly, pero la diferencia porcentual no será de 20%, a menos que las irregularidades lo permitan.
La República Dominicana debe estar atenta a lo que le sucede a su país vecino. Si no mejorar la crisis haitiana, se agudiza la dominicana. Un estornudo que ocurra allá repercute en nuestro país política y económicamente como si fuéramos parte del cuerpo humano de ese paciente.