Tal como están las cosas de complicadas, y como parece que estarán por todos estos tiempos con las crisis económicas, los líos políticos, la falta de asistencia social y tantas otras precariedades que arrastramos desde siempre, se nos viene a la cabeza una idea, nada disparatada aunque a primera vista pudiera parecerlo, de volver a ser colonia de algún país que fuese conveniente y nos aportara ventajas. Colonia  de España, nananina de Trespatines, ya sabemos por la historia como las gastan los conquistadores de por allí con las apetencias del oro y las riquezas ajenas, y además en estos momentos, los pobres, están más para recibir ayuda, que para ofrecerla.

De Norteamérica, tampoco, los gringos también los hemos tenido por aquí un par de veces a principios del siglo pasado, imponiendo el orden, cobrando las aduanas y jugando al beisbol, y no obstante que hay un millón de compatriotas presumiendo de dominican-york, y que la mitad de este país quiere irse en yola para allá, no nos convence la idea con todo el asunto de las drogas, los asaltos y los locos sueltos que a cada rato entran en un colegio y ratatataaaaa …matan un paquete de inocentes.

De Alemania, Dios nos libre ser dominados y amaestrados por esa potencia, con lo ordenados, cumplidores y laboriosos que son, nos harían bajar el lomo día y noche, y de eso ya hemos tenido suficiente en esta isla con la esclavitud, para el resto de nuestras vidas. Además en Dominicana hace mucho calor mientras  los germanos están a bajo cero gran parte del año, y ya se sabe que el trabajo y el sol ardiendo son polos bastante opuestos.

Así que, buscando, buscando, hemos encontrado  el Estado de los Emiratos Árabes Unidos, como país más ventajoso para ser nuestra metrópoli. Está conformado por los pequeños emiratos de Ajmán, Abu Dabi, Fuyaira, Ras, al Jaima, Sarja y  Um al-Quaywayn….. y cuya capital es la soñada y riquísima Dubai. Tiene una superficie casi dos veces la nuestra, y unos nueve millones de habitantes, uno menos que nosotros, poseen más petróleo que agua corriente sale de las llaves, más gas que puedan expeler los traseros de las vacas de todo el mundo juntas en un millón de años, y más euros que granos de arena hay en el desierto. Esta dominación nos aportaría un sinnúmero de ventajas. Veamos cuáles.

Primero, tendríamos, de entrada, una renta per cápita entre las cinco primeras del mundo, con U$ 70.000 dólares anuales, o sea, diez o doce veces más que la de triste de aquí, y por lo tanto podríamos comprar más Mercedes Benz, Maseratis, yates, mansiones en la Romana, y todo lo que quisiéramos.

Segundo, la gasolina, en lugar de pagar los precios desorbitados que nos los suben todos los viernes-viernes de dolor- llenar el tanque nos costaría apenas algunos centavos, y podríamos recorrer los pueblos los fines de semana, sin que la billetera sufra ninguna crujía o anemia.

La tercera ventaja, esta nos va a gustar mucho a los hombres, pues es totalmente machista, y es que por allí se pueden casar con varias mujeres. No es que esta costumbre, la poligamia, sea desconocida por aquí -pregúntenselo al famoso Muelú-  sino que se podría llevar a cabo de manera legal y sin ser envidiado o criticado por los demás.

La cuarta ventaja es que por el mero hecho de ser ciudadano de ese país, y nosotros lo seríamos por ser su colonia de ultramar, gozaríamos de una subvención estatal  de por vida, como se la dan a los nacidos en esos privilegiados territorios, ¿se imaginan? ¡por fin un welfear permanente! ¡lo qué tantos hemos soñado toda la vida¡ y además con muchos más cuartos que esas ridículas tarjetitas de solidaridad de nuestros gobiernos, que no dan ni para comprarse unatriste botella de whisky.

Hasta aquí todo marcharía bien, pero como nada es perfecto, a cambio de esos privilegios, tendríamos que dejar de beber alcohol, no comer cerdo, rezar cinco veces al día, nada de bailar, y taparnos las mujeres los y hombres, con esas largas batolas blancas, negras o grises, que van desde la cabeza a las puntas de los pies. Esto habría que considerarlo o negociarlo, aunque conociendo la idiosincrasia de los dominicanos, al poco tiempo de ser colonizados, es muy posible que los ciudadanos nativos de los Emiratos  Árabes Unidos se den sus petacazos de ron con hielo o se tomen una refrescante cerveza, se marquen unos merengues o  bachaticas sacando brillo a las hebillas, les encante el lechón asado a la puya, se vistan con camisetas y pantalones bermudas ellos, y straples y hot pans ellas. Y lo de rezar se quede para los domingos por la mañana,  o el día de la Altagracia.

Y es que lo nuestro, el disfrute de la vida, el carácter alegre, el sonreírle a las adversidades, es altamente contagioso. Y lo de ser colonia no pasa nada, al fin y al cabo lo hemos sido durante siglos, y hay quienes  dicen que aún lo seguimos siendo. Ya es hora de que los explotemos a ellos, en lugar de ellos a nosotros. Es justo, y sobre todo ¡necesario!