La solución a la permanente crisis de transporte, tráfico y transito urbano, será siempre la colectivización. Hay diversas maneras de colectivizar. La gremial ha demostrado su ineficacia, la política ha fracaso en su operatividad. La institucional, que ya existió de antaño, demostró eficacia y operatividad, contribuyó a la socialización educativa de los usuarios y ahorraba combustible en tiempos en que este no era caro. 

La individualización de los transportes ha sido desde siempre un fenomenal negocio de ventas y reventas de unidades, repuestos y accesorios, y ha impedido, por parte de sus lobistas, que la colectivización sea una realidad. La renuencia a una eficaz socialización educativa pudiera estar cimentada en la carencia de una óptima colectivización del transporte.

Hace 40 años, cuando éramos menos comparones o parejeros (elija usted), las oficinas del Estado, las fábricas y los colegios transportaban a sus empleados, obreros y estudiantes en colectivos que en algunos casos tuvieron hasta dos pisos. 

¿Por qué ahora que el combustible es mucho más caro y hay mayores necesidades de transportación colectiva, hasta por seguridad, no se vuelve al sistema de antes?

Se ahorraría combustible y se aliviarían las vías del mayúsculo congestionamiento vehicular que transporta a muy pocos, en detrimento del equilibrio ecológico urbano y agravando los conflictos de transito de las mayorías.

Si cada institución del Estado se propusiera encuestar, para averiguar, y poder saber cuánto gasta su empleomanía, e intentara resolver tan solo ese problema, el de movilidad diaria hacia y desde los centros de trabajos estatales, un alto porcentaje de los trabajadores asalariados pudieran hacer pequeños ahorros y podrían hacer un mejor uso de sus dineros en beneficio personal o familiar colectivo. 

Si el sector industrial hiciera lo mismo y también lo hicieran el colegial, las calles en las horas pico fueran menos tormentosas. 

No es imposible pedir el mismo sistema para las escuelas públicas, pero tendría que hacerlo un Estado-Gobierno más responsable y no hay dudas que pudiera incursionar con éxito, tanto en las ciudades como en las zonas rurales, donde los necesitados de la enseñanza (y sus maestros y maestras) caminan kilómetros para llegar a los desvencijados planteles escolares.

Otro aspecto a considerar en las posibles soluciones de movilidad en transporte, en el tránsito y tráfico urbano, suburbano, y rural, es el de los horarios. Es inaudito que a la clarinada del himno nacional quienes hacen la fuerza laboral, obreros y empleados, funcionarios y técnicos,  estén entrando a sus respectivos centros de trabajo justo al mismo tiempo que los estudiantes entran a sus centros de estudios. 

Para colmo, a esa misma hora abre el comercio y todo lo económicamente activo, al cabo de las 8 horas reglamentarias, cierra por igual a la misma hora. Hay excepciones, por supuesto. Pero a ellas se contraponen las tozudas horas de recogidas de basura, de pintura de pavimentos, y/o de reparaciones en las vías (casos de electricidad pública, sanidad, repavimentación, telefonía, y otros) que son actividades necesarias que bien podrían practicarse en horarios nocturnos o alternativos de días no precisamente laborales.

Alguien, en algún Ministerio o desde la Municipalidad, debe ponerse a pensar seriamente sobre estas cosas que son viables y económicas, de las que se beneficiarían los gremios de transporte porque serían ellos los transportistas de empleados, obreros y estudiantes, siempre y cuando sus conductores y unidades clasifiquen en pulcritud, comodidad, decencia, comportamiento y otras…