El 12 de abril de 2013 el presidente Danilo Medina promulgó la Ley No. 61-13 del Voluntariado en República Dominicana. Fue el resultado de un esfuerzo por parte de un comité de organizaciones que realizó encuentros de participación con diversas organizaciones en 4 provincias del territorio nacional, y recogió además interesantes experiencias legislativas regionales de países como Argentina, Bolivia y Nicaragua.
El artículo 15 literal g) de la Ley 61-13 del Voluntariado, estableció un plazo de dos (2) años para la elaboración del reglamento de aplicación de la ley, que estaría a cargo del Centro Nacional de Fomento y Promoción de las Asociaciones Sin Fines de Lucro en coordinación con las instituciones que desarrollan el servicio voluntario.
En mayo del 2015, el Centro Nacional de Fomento y Promoción de las Asociaciones Sin Fines de Lucro publicó un llamado a las organizaciones voluntarias para conocer y enviar sus perspectivas respecto a su propuesta de lineamientos del reglamento de la Ley de Voluntariado. Un mes después las organizaciones remitieron sus recomendaciones, aún están pendientes de que éste órgano paritario concluya con una propuesta definitiva.
Existe la necesidad que se cumpla con ese mandato legal, pues deben iniciarse las acciones institucionales que reglamentarán el valioso servicio voluntario.
La Estrategia Nacional de Desarrollo (END) en su línea de acción 1.31.3 establece: “Promover el voluntariado como un mecanismo de participación en el proceso de desarrollo y la solidaridad como valor”.
El voluntariado es una valiosa herramienta de desarrollo social, las organizaciones comunitarias necesitan concluir su implementación por ser un importante componente para la realización de sus proyectos. República Dominicana tiene un elevado índice de jóvenes en edad productiva con limitadas opciones de participación, muchos de éstos jóvenes poseen destrezas que pueden ser aprovechadas por las organizaciones de la sociedad civil dominicanas (O.S.C) y a la vez eleva y expande las capacidades profesionales y valores de la población juvenil.
Fomentar la cultura del voluntariado en una sociedad que exhibe una penosa manifestación de individualismo, que a la vez desconoce conoce muchas veces los mecanismos para canalizar las manifestaciones de solidaridad y altruismo, es una tarea urgente por el Estado y las propias organizaciones.