En nuestra docencia de maestría de derecho constitucional, siempre planteo a los maestrantes que el Estado social democrático y derechos es aspiracional, que su construcción solo puede ejercerse mediante una práctica democrática sistemática, que reconozca a la Constitución su valor supremo.

La democracia no se construye sin demócratas. El pensamiento liberal no ha sido dominante durante nuestra vida republicana, a la cultura del jefe (autoritarismo trujillista), le sigue el pragmatismo que cálcame la vida institucional, lo importante son los resultados, sin importar los medios.  El pragmatismo es igual al oportunismo, es un cáncer de la democracia. Son males de nuestra democracia imperfeta.

Son los mismos demócratas que fracasaron el 16 de febrero, que no han podido realizar una elecciones libres, transparentes y equitativas. Generando una crisis política que despertó la clase media alta, la ciudadanía democrática y consiente. El movimiento social que se está desarrollando en la república tiene como epicentro, su símbolo nacional La Plaza de Las Banderas, extendida en alma nacional por cada espacio del territorio y por cada corazón que internacionalmente late.

Un verdadero demócrata examinaría la competencia de su mandato a la luz del texto constitucional y de las leyes; como el juez examina su propia competencia, es lo mínimo exigible a quienes se precian de tales, ante el curso inexorable de la historia.

La constitución de la república dispone en su artículo 251 que el Consejo Económico y Social (CES) regula lo siguiente: La concertación social es un instrumento esencial para asegurar la participación organizada de empleadores, trabajadores y otras organizaciones de la sociedad en la construcción y fortalecimiento permanente de la paz social. Para promoverla habrá un Consejo Económico y Social, órgano consultivo del Poder Ejecutivo en materia económica, social y laboral, cuya conformación y funcionamiento serán establecidos por la ley.  La constitución define CES, como un órgano consultivo del Poder Ejecutivo en materia económica, social, laboral y funcionamiento serán establecidos por ley.

Ley Orgánica de la Administración Pública, número 247-12. G. O. 10691 del 14 de agosto de 2012 dispone: que por ley o decreto se podrán crear consejos consultivos, integrados por autoridades y personas representativas de la sociedad civil y los grupos minoritarios, para la consulta de las políticas públicas sectoriales que se determinen. Los consejos consultivos están adscritos a los ministerios que les competen y cuando tengan una vocación transversal, intersectorial o interterritorial estarán adscritos al Ministerio de la Presidencia de la República.

Ley No. 142-15 que instituye el Consejo Económico y Social, adscrito al Ministerio de la Presidencia, esta ley en su artículo 3 lo define en iguales términos que la constitución como un órgano consultivo y de concertación social del Poder Ejecutivo con carácter permanente y adscrito al Ministerio de la Presidencia. La Ley 142-15 que regula el CES, establece claramente que el mismo forma parte de la organización y Administración Pública.

La característica de la Administración Pública está que su estructura, la cual está formada por entes y órganos administrativos. Los entes se encuentran provistos de personalidad jurídica y los órganos son las unidades administrativas habilitadadas para ejercer en nombre de los entes las diferentes competencias.

El análisis anterior plantea que la concertación social del CES tiene límite por mandato constitucional, no por objeción medalaganaria de los partidos políticos o por los actores sociales y políticos, que pudieran objetar su involucramiento en conflictos de crisis política electoral. Al hacerlo desnaturalizan la función del órgano, entonces ahí reside la fuente de su ilegitimidad, porque no tiene mandato constitucional.

Los partidos políticos como instituciones derecho público con base asociativa de carácter privado, no pueden ser dirigidos, anulados por el CES.  Ellos tienen un manifiesto de propuestas a la nación para la solución de la crisis política electoral y su propia autodeterminación de su vida partidaria.

Una mediación política de crisis electoral, desde una instancia sin competencia, es intentar anular el sistema de partidos políticos, legítimamente consagrado, el carácter de la crisis sobrepasa la mediación misma del CES como órgano gubernamental, para derivar en una crisis   profunda de desconfianza, tal pretensión deviene en inconstitucional, por ende, es ilegitima la base de sus conclusiones careciendo de efectos vinculantes.

El movimiento social de la Plaza de Las Banderas es la verdadera fuente de la solución a la crisis postelectoral, por lo tanto, la inclusión de los jóvenes movilizados, de Participación Ciudadana, cuyo compromiso es con la constitución y las leyes.  Las iglesias que son las instituciones de mayor representación social del país, a través de sus órganos institucionales constituyen la base articuladora de la mediación legitima como amables componedores. Es que en una negociación es necesario definir que quien es parte y quien es mediador.  El mediador surge de la aceptación de las partes, y cuando las partes no aceptan la mediación del órganos, institución o persona, democráticamente deben apartarse de su mediación; debido a carecen de confianza y su mediación es inviable.

Los mayores representantes de la sociedad están fuera del diálogo-CES, de 27 partidos solo dos personifican el diálogo, y dos de los mayoritarios están fuera. Balance es el diálogo sobre la crisis es política, es un diálogo donde no reconocen los nuevos actores sociales, porque es que todavía están anclado en la vieja democracia.  A pesar del deprimente 24% de apoyo de los ciudadanos a los partidos políticos. Esto lo que plantea de cara al proceso electoral de mayo es que los dominicanos, tendremos que es coger más aun líder que a un partido político. La crisis de febrero seguirá sin solución hasta que la solución no sea un consenso de mayoría societaria, de los newpopis, al igual que Los Trinitarios de 1844, ellos encarnan lo nuevo.

Hoy para entender los cambios que se generaran desde la ciberpolítica. Hay que incluir a los jóvenes, ellos son autoconvocados, seguirán construyendo su diálogo democrático, a través de nuevas herramientas como las redes sociales. Un diálogo sin demócratas, es algo parecido a la vieja política. Vivimos en tiempo de hipertrofia crónica de la democracia.