Las plantas en mi jardín susurran historias de fantasmas. Cuando el viento pasa entre sus hojas, las plantas conversan acerca de los pueblos que nos han precedido.

En el verano del 2006, después de que limpiamos con tractor la propiedad de toda la vegetación invasiva, grupos de nuevos brotes comenzaron a surgir de semillas traídas por el viento  y de las raíces de las plantas que estuvieron allí. Ya entrada la primavera, mi cuñado descubrió retoños que semejaban y olían extraordinariamente a citrus. Nos preguntamos si habíamos encontrado una siembra de plantas relacionadas con las naranjas.

Un lugareño de larga data, que ha vivido en Lakeport durante muchos años nos dijo que probablemente eran naranjas agrias. Nos enteramos de que Lakeport se hace llamar la “Capital de las Naranjas Agrias” y, desde 1992 el pueblo celebra el Festival de la Naranja Agria que generalmente se celebra en febrero. En la actualidad los árboles de naranja agria pueden verse en estado silvestre creciendo en muchos de los pastizales del ganado en las viejas haciendas de las praderas de Okeechobee.

Naranjas agrias, Florida

Como veníamos de Miami, ya sabíamos de las naranjas agrias (Citrus aurantium) porque la fruta las cosechan los cubanos, el jugo lo embotellan varias compañías hispanas y, se usa como sazón en varias recetas con carne.

En Miami las naranjas agrias se parecen mucho a las naranjas dulces, solo que la piel es más áspera y cuando está madura la cáscara se torna de un color anaranjado brillante. El interior de la naranja agria tiene muchísimas semillas y una gruesa pulpa en cadena. En Lakeport existe una variedad diferente que tiene la cáscara suave y la pulpa fina.

En un par de años tuvimos nuestra pequeña cosecha de naranja agria en Ranchito, suficiente para preparar bebidas dulces tipo limonada para nuestros amigos. Servimos la bebida con ron o vodka, se le añade menta y se convierte en un mojito cubano. Después de algunos sorbos de este mejunje ya no sentía los rasguños en los brazos causados por las espinas de las ramas que miden de una a tres pulgadas de largo.

Los botánicos piensan que la naranja agria es originaria del sudeste asiático. Los mercaderes árabes la llevaron al Mediterráneo en el siglo IX. Ya al final del siglo XII la cultivaban los musulmanes en el califato de Sevilla y de allí pasó a otras zonas del Mediterráneo.

El árbol de naranja agria se conoce también con el nombre de naranja de Sevilla y lo introdujeron primero los españoles cuando fundaron la ciudad de San Agustín en 1565. A finales del siglo XVIII, la fruta ya la habían adoptado otros colonos pioneros y hasta algunos indios seminolas. Cuando las familias de blancos sureños pobres (crackers) se mudaron al condado Glades fomentaron estas naranjas en sus asentamientos. Cuando Florida estaba menos poblada los árboles de naranja agria crecían silvestres por todo el estado. En la actualidad algunas variedades crecen silvestres desde el sur del estado Georgia a lo largo de la costa hasta Argentina.

Hay que imaginar el viaje de la naranja agria que se cultiva en Lakeport cuyos antepasados han hecho una travesía a través del Mar Arábigo, hacia arriba por el Golfo Pérsico hasta el Mediterráneo y de allí, a travesar el Atlántico hasta América, es decir, a San Agustín en Florida, para bajar por el río St. John a las planicies de Okeechobee. La planta está ligada a una muy larga historia.

Estas naranjas agrias también fueron las predecesoras de las naranjas dulces que más tarde han hecho famosa a Florida. Muchas plantas de cítricos (limones, limas de los cayos, etc.) se injertan a los árboles de naranja agria porque estas son más resistentes al clima y al suelo de Florida. Sin embargo, si el árbol que se produce del injerto no se cuida y poda debidamente, puede volver a su origen de naranja agria.

En muchos lugares del Caribe y de América Latina, la naranja agria se usa para marinar carne y pescado. Cuando los deportistas en Lakeport empacaban los cerdos salvajes que cazan en los pastizales, a menudo usan naranja agria para marinar y asar la carne suavizando así el sabor fuerte de la carne de animal silvestre cazado. Mi esposo usa la naranja agria para “limpiar” la carne de pollo y de cerdo; lo hace con la naranja en la mano como quien usa una pastilla de jabón.

Cuando mi esposo comienza a exprimir una pila de naranjas, ya sé que va a preparar su cóctel favorito. Para mí, ahí comienza el problema. Me preparo; eso significa que no habrá más trabajo esa tarde. ¡Empieza la fiesta! Los fantasmas del pasado sonríen, susurran y se agitan en sus jardines. . .