El siglo XX trajo grandes virtuosos del violín y cada uno con un sonido particular. Cada vez más o mejor dicho, producto de las grabaciones, ya son conocidos a nivel mundial e invitados regularmente a tocar de solistas con las grandes orquestas. A partir de ahora se separa el virtuoso del compositor, aunque muchos hayan compuesto o arreglado algunas obras, ya no es como en siglos anteriores que conocemos a los grandes virtuosos del violín por sus composiciones.

Ya se tiene documentación auditiva y/o audiovisual, sumado a la publicidad, comienza a mercadearse. A partir de este momento son cada vez más los virtuosos que aparecen y sería casi imposible mencionarlos sin que falten unos cuantos que alguna persona considere deba estar en la lista.

Pero en lo que sí estarán de acuerdo todos los lectores, es que este siglo XX comenzó con el nacimiento de Jascha Heifetz. UNO ASÍ NACE CADA MIL AÑOS.

Jascha Heifetz (1901-1987) Violinista americano nacido en Lituania en una familia de origen judío. Son muchos los elogios que se escuchan procedentes de otros violinistas al referirse a éste que para muchos ha sido el más grande de todos. Su extraordinario y monumental talento natural hicieron posible que a los siete años debutara con el concierto para violín y orquesta de Félix Mendelssohn y a los doce, al ser escuchado por Kreisler, asombrado exclamara: “ Deberíamos romper nuestros violines contra las rodillas”.

El nombre de Jascha Heifetz es sinónimo de perfección. Todo quien lo vio se quedaba asombrado del dominio técnico, exactitud al tocar cada una de las notas, con su matiz y carácter, un bello y elegante sonido y control absoluto casi inhumano, llegando a parecer una máquina.

El maestro Félix Castillo Lachapelle, ex concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional, dijo en una ocasión, cito:  “Si Paganini resucita y escucha a Heifetz, le dan cinco infartos al mismo tiempo”.

Desde muy joven apareció como solista invitado, acompañado por las grandes orquestas y grandes directores de la época, dejando a todos impresionados. En 1914 debutó con la Filarmónica de Berlín. En 1917 se presentó por primera vez en los Estados Unidos. En 1925 se convirtió en ciudadano norteamericano. Comenzó a grabar desde 1911 y pasó toda su vida grabando. En 1989 fue galardonado con un Grammy póstumo en reconocimiento de toda su carrera.

Tocó a la perfección hasta los setenta y dos años de edad, producto de una operación en el hombro derecho.

Poseía varios violines:

  • Stradivarius Dolphin, de 1714
  • Stradivarius Hocstein, de 1715
  • Stradivarius “Piel” de 1731
  • Carlo Tononi 1736

Pero su preferido fue el Guarneri del Gesù 1742, ex David, el mismo que utilizó Ferdinand David para estrenar el concierto de Mendelssohn en 1845.

“Si no practico un día, yo lo noto; dos días, lo nota el crítico; tres días y lo nota el público”

 Jascha Heifetz.