“En algunas culturas el inicio de la adolescencia tiene lugar antes que los cambios biológicos mediante ritos asociados al ciclo vital o mediante el matrimonio infantil, pero en todas las culturas la pubertad tiene importantes repercusiones sociales. Un tema recurrente en Antropología ha sido distinguir en la adolescencia lo que está determinado por la cultura de lo que está determinado por la biología (Mead 1928)”
Estos cambios biológicos se convierten en conflictivos en nuestra sociedad por las barreras existentes entre adolescentes-familias, adolescentes-escuela. La población adolescente los vive sin orientaciones claras sobre lo que ocurre en su cuerpo y su sexualidad desde una perspectiva transparente y científica.
Desde su niñez, el/la adolescente recibe continuas sanciones y represiones que le generan barreras, miedos y vergüenza de conocer su cuerpo, explorarlo e identificar los cambios que sufre, convirtiéndose en vulnerable al acoso y al abuso, no cuenta con herramientas para protegerse.
Adolescentes de ambos sexos relatan frecuentemente en entrevistas y trabajo de campo que no conversan con sus padres y sus madres sobre sexualidad y menos aún con profesores/as y orientadores/as.
En muchos centros educativos no se imparte educación sexual en forma abierta e integral, son continuos los casos de docentes que se resisten a dar orientaciones y responder sus inquietudes desde una perspectiva educativa y científica, argumentando su adhesión religiosa.
Nuestra cultura por su herencia afrocaribeña es erótica. Este erotismo se manifiesta en el lenguaje corporal y en pautas de interrelación. En la adolescencia se exacerba mezclándose con el proceso evolutivo bio-psico-social propio de esta etapa.
Las barreras impuestas hacia el manejo de la sexualidad por las familias, comunidad y escuela combinado con los estímulos continuos hacia la misma que reciben desde las redes sociales y medios de comunicación han generado un estilo violento en nuestra adolescencia en su vínculo con su cuerpo y su sexualidad.
Las distintas expresiones musicales que bailan y cantan adolescentes hoy en nuestra sociedad muestran ese estilo de violento de relación con la sexualidad, exacerbando el machismo, la violencia de género y las expresiones populares del manejo de la sexualidad.
Nuestra adolescencia necesita urgentemente educación sexual integral abierta y transparente que le ofrezca herramientas para vivir su sexualidad desde relaciones de equidad de género y en una cultura de paz. Seguir ocultando lo que ocurre con adolescentes de ambos sexos en los distintos estratos sociales con sanciones, tabúes y restricciones agudiza su búsqueda de respuestas en forma violenta y sometiéndose a riesgos. La vulnerabilidad de la adolescencia es muy alta, la sexualidad se convierte en un factor de alto riesgo para su integridad física y emocional.