Uno no tiene explicación a ciertas cuestiones políticas y económicas. A ciertos desbarajustes cíclicos, hay que añadir la percepción de políticos y analistas. 

Me preguntaban que cuál era mi opinión sobre lo que sucedía aquí, como si se tratara de hallar la explicación de Arquímedes, que como se sabe dijo Eureka! Las opiniones, –dije– están en todas partes. Navegan como si se tratara de las naos de Colón que, como todo el mundo sabe, no eran garantía especial de no naufragio. 

Como saben todos, una de las naos de Colon naufragó y con ella se hizo el “Fuerte de la Navidad”, mejor no podemos citarlo ya que en tres días tendremos la Navidad en todos los pueblos habidos y por haber. Como se sabe, Colón tenía interés en el oro: era una gran fascinación de reyes y reinas y de él mismo, él que debía adentrarse en esta nueva isla descubierta. Ese fuerte debió haber servido para algo: le pusieron el “Fuerte de la Navidad”, habrá sido en estas fechas. 

Mírese bien lo que sucede: un grupo de marineros viene a América. Tienen la impresión de que llegan a otra parte. Una de las naves encalla, se hunde y todos salen a flote para llegar a una costa poblada de nativos. No es el viejo cuento de Caperucita, sino más bien una de las más importantes historias del hombre. Esos primeros segundos en la tierra americana, resultan como una soda carbonatada: el principio de una larga historia. Con los restos de la nave harán ‘Villa Navidad’, ya que estamos.  

Lo cierto es que tenemos un “Fuerte de la Navidad”, y tenemos un montón de marinos que tiene claro que deben pasarla bien. Para eso tendrán que comer casabe, porque el avituallamiento hace rato que terminó en las naos. Las naos, me gusta decirle así y no tanto naves. Me preguntó alguien si hacemos excursiones a ese sitio antiquísimo del Fuerte y tengo para mí que en Puerto Plata lo tienen claro: vienen turistas que van a ‘La Isabela’, pero no es tan consumido como las viandas de los hoteles. 

Y luego tenemos la historia de Santa Claus, pero más que todo la práctica antigua de celebrar el nacimiento del niño Jesús que si vamos a eso según explican algunos protestantes no nació en esta fecha sino en otra. 

El Congreso de la República –debo referirme a ello–, tiene un asunto digno de una película de Sir Arthur Conan Doyle, el gran Sir Arthur Conan Doyle que tenía una vena absoluta para el misterio. Me dicen que a quién leo en misterios y debo confesar que James Patterson es bueno, pero también la norteamericana Anne Rice, ya ida. Pero en ese Congreso –que es a lo que iba–, se hizo una investigación para determinar si se debía construir una alcantarilla o no en Puerto Plata. 

Hicieron una comisión o mejor dicho estuvo en agenda, un documento que puede ser hallado en la mismísima página web de la augusta institución. Pues bien, ese asunto no se sabe en qué paró pero me costaría simplemente preguntarle al síndico de Puerto Plata sobre la famosa alcantarilla. Uno se pregunta si la construyeron porque ya se sabe el lío mayúsculo que significa una población sin alcantarilla. 

Otros temas corren por los lados de la democracia, ese sistema que tenemos y que nos permite decir lo que decimos en toda América Latina. Algunos ponen en entredicho que tenemos democracia en todos los países de América Latina, y es cierto. Hay que hilar fino para entender lo que ocurre en nuestros países. Enumerarlos sería una tarea incómoda ahora, pero el lector sabe bien qué países tienen sistemas antidemocráticos y cuáles tienen democracias en camino de convertirse en simples burocracias para sistemas fuertes, de dominio total de unos cuantos presidentes. 

La alcantarilla construida o no tiene que ser tomada en serio. Hago un cuento: hace muchos años, íbamos a la discoteca de Puerto Plata llamada Neptuno, para luego ir a la barrica, una discoteca menor. Pero lo cierto es que una ciudad no puede vivir sin drenaje pluvial. Alguien me dirá: denúncialo con alguien! Y lo más lindo de todo es que ciertamente se puede denunciar, sobre todo cuando ya se sabe que en nuestro país el asunto de la burocracia se ha comprendido. 

En esa discoteca había mucha gente extranjera que no sabemos si se quedaba en el país, lo cierto es que estaba allí y bailaban –alemanas, y canadienses–, con los nativos. Era otra especie de conquista, ahora de las norteamericanas. La situación de la alcantarilla no la teníamos vista en ese momento, como cambia uno de enfoque!

Alguien me dirá que las vacaciones son mejores en Puerto Plata y acabo de ver una foto de una influencer de las redes, donde se pone a la novia del Atlántico con todo su esplendor. “Renacer en Puerto Plata”, sería muy buen tema para un brochure que tuviera como interés que la gente descubra ese pedacito de tierra que conocieron los conquistadores hace cientos de años. 

Como dije, le pusieron el nombre de “Fuerte de la Navidad”, muy a tono con lo que vivimos hoy. La alcantarilla fue construida, es lo que pensamos pero no tenemos el dato y en el Congreso no nos lo darán si no decimos en qué fecha fue esto. Preguntarles entonces cuándo tenían la necesidad de una alcantarilla a un ex síndico sería cuesta arriba, algo que no conduciría sino al monólogo de los burócratas.  

El “Fuerte de la Navidad” esta allí, es lo que uno puede intuir aunque uno no haya ido: buscaré alguna foto en internet que de seguro tendrá finalidad promocional. 

La gente va en manada a Puerto Plata como van a otros enclaves turísticos nacionales. Y con razón: tenemos el paraíso en las playas. Hemos construido una red de magníficos hoteles que debemos visitar al menos una vez al año. Y surge entonces el asunto que nos habla de la cantidad de días –ese dato sí lo tienen en migración–, que duran los que vienen a nuestro país, dato que quizás consideren enigmático. La alcantarilla que estaba en esa comisión del Congreso tiene que ser entendida como una misión que no todo el mundo comprende: se trata de una ciudad que a estas alturas de juego debería ser un “monstruo” en construcciones y diseños. 

Me parece bien lo de una amiga del WhatsApp que tiene todas las ofertas turísticas del país en su estado. Es la manera más sencilla para ella de vender estos lugares. He visto que tiene todos los lugares: todos los hoteles y todas las ofertas. 

Estos ojos han visto cómo vende a Punta Cana y como vende a Puerto Plata con el mismo énfasis. En el hotel, bajo a desayunar con toda la intención de pasar una mañana bastante chévere: he descubierto la biblioteca del hotel que tiene libros no solo de Ann Rice sino de toda la caterva de escritores de misterios que lee, ¿cómo no?, la chica que está en la orilla de la piscina y que se parece a Sharon Stone. 

Me pareció que la vi cuando me vio pero sé bien que se trata de que ella ha visto cómo he entrado a esta zona. Ya la alcantarilla será un tema para preguntarle al síndico, si es que vamos a ir a ese augusto monumento oficial.