El pasado mes de junio se inauguró el primer tramo de la ciclovía localizada en el Distrito Nacional como resultado del trabajo intergubernamental entre el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) y el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT), propuesto en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) del Gran Santo Domingo 2030.
El recorrido de nueve (9) kilómetros situado en el corazón de Santo Domingo de Guzmán transita por los barrios de Ciudad Nueva, Gazcue y La Esperilla con una superficie total de 4.74 Km² y una población estimada de 23,740 Habitantes; y se vincula al entorno inmediato compuesto por los barrios del Ensanche Naco, La Julia, Ciudad Universitaria, Centro Olímpico, Miraflores, San Juan Bosco, San Carlos y la ciudad colonial con una superficie total de 6.27 Km² y una población residente estimada de 50,989 Habitantes.
La nueva delimitación a un lado de la vía destinada a la circulación exclusiva de bicicletas es un aporte trascendental a la dinámica urbana de nuestra caótica ciudad; destinando un pequeño espacio de nuestras calles a un modo de transporte no contaminante, asequible a la población y con la capacidad de liberar el saturado parque vehicular, proporcionando opciones a un segmento de la población que hoy en día se encuentra desprovista de soluciones para movilizarse por la ciudad.
Para garantizar el éxito de este circuito se requiere algo más que un buen trazado, una correcta delimitación y el mantenimiento del carril libre de vehículos; es necesario considerar el entorno inmediato vinculado a la ciclovía lo cual contribuirá en que la misma sea algo más que un camino para desplazarse de un punto a otro de la ciudad. Este primer tramo debe ser el imán para encantar a los convencidos y convencer a los incrédulos de las bondades de contar con más espacios de este tipo y menos kilómetros dedicados a los vehículos de motor.
Para estos fines se necesita inyectar vida a la ciclovía, estimulando la conexión de las actividades que se realizan actualmente en el entorno inmediato y generando nuevas actividades que fomenten el uso de todos sus rincones, con el fin de conectar la ciudad con la gente. A partir de este principio la regulación es fundamental para obtener resultados que propicien esta conexión, entre los que destaco los siguiente.
Todo el trayecto debe ofertar parqueos para bicicletas, los cuales pueden combinarse con estacionamientos de vehículos que permitan parquearse y continuar en tu bicicleta propia o rentada por todo el circuito. De igual forma es importante conectar el trayecto con los recorridos internos de las parques y plazas, lo cual aumentará la cantidad de kilómetros disponibles. El vínculo también se debe propiciar con el sistema de transporte colectivo (metro y autobús) habilitando espacios para transportar la bicicleta, lo cual aumentará el número de personas que utilizará el espacio para el ejercicio cotidiano o para fines deportivos.
El ocio y la recreación también pueden tener cabida en el entorno de la ciclovía, fomentando acciones intergubernamentales para la apertura de emprendimientos gastronómicos, musicales, teatrales, de ventas diversas, para la lectura o simplemente la interacción con familiares o amigos.
Sin lugar a duda el uso extensivo de la ciclovía, más allá de la circulación en bicicleta, y el aumento de su ocupación será resultado de que el trayecto y la ciudad que abraza esta iniciativa fomenten una conexión directa de beneficio mutuo para el bienestar de toda la ciudadanía, ya sea que ande a pie, en carro o en bici.