En general, los hombres juzgan
Mas por los ojos que por la inteligencia,
Pues todos pueden ver; pero pocos
Comprenden lo que ven.
Maquiavelo.-
Parece otoño, esa estación del año donde por lo regular a muchas personas lo cubre la melancolía luego de una bella primavera o un caluroso verano, para entonces contemplar como la naturaleza comienza a enseñarle el final de los finales, y luego iniciar de nuevo el mismo periplo, como siempre ha sido la vida, dominada por la naturaleza.
Pero así como sucede en la naturaleza ocurre en el día a día de todos los dominicanos pensantes, que sufren el vacío producido por la pérdida de sus grandes hombres, ante las realidades que a diario vivimos. Se extraña y se siente la falta de personalidades, y quizás sea una equivocación lo que por siempre nos han hecho creer de que nadie es imprescindible, con todo y que la vida por igual continúa con o sin la presencia de algunos pero, de que se siente la falta de ellos se siente, porque por donde quiera que anduvieron dejaron sus huellas, pusieron sus sellos imposibles de borrar, pese a todas las bajezas humanas.
Nos han acostumbrado a que lo importante sea aquí y ahora, porque nada más está garantizado, sin tomar en consideración de que si de algo disfrutamos en este presente, ha sido por muchos que en el ayer pensaron en el hoy. Cada uno con sus defectos y virtudes, sin ser “santos, ni dioses”, aunque con la firme convicción de que la suerte, la mayoría de las veces, es el resultado de los propósitos, y que, en este hoy, son tan confusos y en ocasiones hasta inexistentes.
Muchos de estos hombres y mujeres que adquirieron fama por una u otra causa, tuvieron –sin saberlo y quizás sin proponérselo-, un cordón umbilical virtual, que los unió en su momento y los mantiene unidos en la historia aun estando en el más allá, era, el valorar la lealtad más que nada en el mundo, muy a pesar de que todos fueron y son víctimas de traiciones y mal querencias.
No hay mayoría más grande en el infierno, que la de un fundamentalista ofendido. No obstante, como expuso Aristóteles, “la corrupción aborrece del vacío”, siendo en ese momento cuando el cerebro no encuentra respuesta para cosas que no logra explicar o no existen, y con extrema rapidez crea supersticiones y héroes que invaden y encubren con mentiras y acciones dolosas toda la verdad.
Es por eso mi único problema con los héroes designados, la mayoría de los partidos políticos, y las religiones, porque todo se circunscribe al hombre, ese ser que todo lo contagia, incluyendo hasta los endiosados y ni hablar de sus promesas y “obras” benéficas. Y en ese otoño de falta de principios y ahítos de engaños e indelicadezas, es cuando más crece la falta de los hombres a los que me he referido, y aunque no debería poner ejemplos, porque el espacio no me daría para todos y aunque los que mencione les pique a muchas personas, obligatoriamente tengo que referirme a desaparecidos como Miguel Cocco; Hamlet Herman; Rafael Trujillo; Juan Bosch; Elías Wessin; Freddy Beras Goico; Joaquín Balaguer; Francisco Peña Gómez; Francisco Caamaño y tantos otros de igual valía.
Ahora y por primera vez, estamos exportando algo genuino que hasta Presidentes vienen a copiar el modelo. Pura creación nuestra… ¡Como crear colchones de votos para las elecciones! ¡Si señor! “Lo que nunca se había hecho”. Siendo el gran problema, que árbol que crece torcido jamás sus ramas endereza, o como reza la máxima latina: Fraus Ominia Corrumpit, “El fraude lo corrompe todo”.
Han venido a copiar el desgraciado clientelismo político que día a día nos hunde más en la podredumbre de los préstamos y la onerosa carga que estamos dejando a las próximas generaciones. Y la cuestión seria, ¿para qué trabajar?, ese ha sido el fracaso de los países que se llenaron de vagos porque todo se lo daban aun fuera racionado, echando por el suelo aquello de que “vivirás con el sudor de tu frente”.
Hoy, estamos en una situación cada vez más comprometedora e insostenible en el tiempo con los “Inscritos” en “Solidaridad”; y en los “bonos”, para todos los grupos de presión; mientras que en realidad los que sudan, ya sea visible o en su interior, les hierve la sangre, porque son víctimas de la esclavitud de un trabajo para sostener su familia y además una cantidad indeterminada de políticos y aprovechados “pobres padres de familia”. ¡Que viva la Pepa! ¡Si señor!